En Asturias está teniendo lugar un repunte de los conflictos obreros: Vauste (antigua Tenneco), Duro Felguera, Burger King, etc. No son simples explosiones puntuales contra la precariedad. Van más allá. Estas luchas están siendo protagonizadas por una nueva capa de luchadores que traen consigo otros métodos sindicales, lo que abre la posibilidad de una reactivación de la lucha obrera.

Una parte importante de estos trabajadores y delegados, hastiados de las prácticas burocráticas de CCOO y UGT, están abandonando estas centrales e intentan dotarse de una dirección combativa, buscando otros referentes para poder organizar una respuesta sindical general a los ataques patronales. En este contexto, algunos se están orientando a la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), pero también la experiencia ha demostrado que es necesario dotarse de instrumentos que faciliten la participación de los trabajadores en la lucha y en la toma de decisiones. Así, han creado sus propias plataformas, asambleas, comités, para que sean éstos los que estén al frente de la lucha. El sindicato es necesario pero las decisiones las toma la asamblea de trabajadores.

Los patronos también son conscientes de este cambio y han incrementado la represión contra esta nueva capa de sindicalistas. En Vauste la dirección de la empresa ha sancionado a siete trabajadores. A cinco de ellos con siete días de empleo y sueldo, mientras que los otros dos se enfrentan a acusaciones más graves: Fernando, delegado sindical por CSI, y Nacho, secretario general de CSI y miembro del comité de empresa, están acusados de revelación de secreto empresarial, delito penado con 5 años de cárcel. Su “crimen”, denunciar el incumplimiento de la empresa de los acuerdos alcanzados con el Gobierno asturiano para mantener los puestos de trabajo. En Duro Felguera, en Esmena, en Burger King o en Alsa, por ejemplo, hay siete trabajadores expedientados; uno de ellos por circular a 52km/h. donde debería ir a 50km/h, y otro por morder una manzana.

No es ninguna coincidencia que en todas estas empresas las secciones sindicales sean de reciente creación. Es el caso de Susana, portavoz de la Asamblea de Trabajadores de Duro Felguera, que abandonó CCOO. Su tenaz denuncia del intento de desmantelar la empresa le costó el despido. Pero esta feroz represión lo que demuestra es el miedo de los empresarios a la propia autoorganización de los obreros. El statu quo se resquebraja. La autoridad de los dirigentes de CCOO y UGT está cada vez más socavada y tienen más dificultades para frenar las luchas.

Una nueva capa de sindicalistas está recuperando los métodos tradicionales de lucha: la movilización continuada, sacar el conflicto a la calle y ganar la solidaridad de la población, la creación de órganos asamblearios donde tomar las decisiones democráticamente y la coordinación con todos los colectivos en lucha. Conseguir que estos métodos vuelvan a dominar la acción sindical, en Asturias y en todo el Estado, debe ser el objetivo central de los que defendemos un sindicalismo de clase, democrático, combativo y asambleario.

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