En estos tiempos de crisis en los que hay EREs por doquier, en que los empresarios intentan bajar los salarios para mantener sus beneficios y los dirigentes sindicales aceptan esto como un mal menor, es muy positivo leer libros como Salario, Precio y Ganancia, en el que Marx responde a las ideas de Weston, miembro del Consejo de la Internacional, que defendía cosas tales como que el aumento de los salarios no mejoraba la situación de los obreros y que las actividades de las tradeunions (primeras formaciones del movimiento obrero inglés) eran perniciosas. Armado con las teorías también errónea de que el volumen de la producción nacional de un país es una cosa fija y que la suma de los salarios reales medido por la cantidad de mercancías que puede ser comprado con ellos también lo es, además de decir que hay un volumen fijo de los medios de pago en cada país, Weston argumentaba que la subida de los salarios implicaba siempre una subida del precio de las mercancías y que al final los obreros no aumentaban su poder adquisitivo.
En la actualidad la patronal dice que la lucha por la subida de los salarios en tiempos de crisis también es perniciosa e incluso en algunas tertulias de los medios de comunicación se pone en duda la necesidad de que los trabajadores nos organicemos en sindicatos para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera. Como se puede ver, habrán pasado más de 140 años desde que Marx pronunciara esta conferencia, que fue la forma en la que se dio a conocer el texto, pero los argumentos a rebatir son más o menos los mismos.
Uno tras otro Marx va respondiendo a todos los argumentos que eran presentados por Weston que, a fin de cuentas, no eran otros que los argumentos de la burguesía por muy radicales que los presentara. Uno se sorprende, al leer este libro, de su actualidad, puesto que como Marx explica: "el capitalista pugna constantemente por reducir los salarios a su mínimo físico y prolongar la jornada de trabajo a su máximo físico, mientras que el obrero presiona siempre en el sentido contrario". ¿No es esto lo que ocurre en todas las empresas, en todos los trabajos? Y esto es así debido a la idea desarrollada también por Marx de que la fuerza de trabajo de cada obrero, (el trabajo de cada obrero en su fábrica), es también una mercancía que el propio obrero vende sobre la base de las mismas leyes de la oferta y la demanda. Sin embargo, es una mercancía especial porque el trabajador debido a su capacidad para organizarse y luchar, puede conseguir que le paguen más por ella. Y si la burguesía acepta la ley de la oferta y la demanda como única ley del capitalismo, la clase obrera no tiene porqué acatar la reducción salarial y menos en tiempos de crisis como la actual: no estamos todos en el mismo barco, la clase obrera es el gasoil que lo mueve y la burguesía es el lastre que lo frena.
En definitiva, este trabajo escrito hace tanto tiempo, lo que hace es armarnos de argumentos contra el actual chantaje patronal y su falsa disyuntiva: "reducción salarial o despidos" y al hacerlo, nos ayuda a comprender los fundamentos del sistema capitalista y por lo tanto la necesidad de derrocarlo.
En la actualidad la patronal dice que la lucha por la subida de los salarios en tiempos de crisis también es perniciosa e incluso en algunas tertulias de los medios de comunicación se pone en duda la necesidad de que los trabajadores nos organicemos en sindicatos para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera. Como se puede ver, habrán pasado más de 140 años desde que Marx pronunciara esta conferencia, que fue la forma en la que se dio a conocer el texto, pero los argumentos a rebatir son más o menos los mismos.
Uno tras otro Marx va respondiendo a todos los argumentos que eran presentados por Weston que, a fin de cuentas, no eran otros que los argumentos de la burguesía por muy radicales que los presentara. Uno se sorprende, al leer este libro, de su actualidad, puesto que como Marx explica: "el capitalista pugna constantemente por reducir los salarios a su mínimo físico y prolongar la jornada de trabajo a su máximo físico, mientras que el obrero presiona siempre en el sentido contrario". ¿No es esto lo que ocurre en todas las empresas, en todos los trabajos? Y esto es así debido a la idea desarrollada también por Marx de que la fuerza de trabajo de cada obrero, (el trabajo de cada obrero en su fábrica), es también una mercancía que el propio obrero vende sobre la base de las mismas leyes de la oferta y la demanda. Sin embargo, es una mercancía especial porque el trabajador debido a su capacidad para organizarse y luchar, puede conseguir que le paguen más por ella. Y si la burguesía acepta la ley de la oferta y la demanda como única ley del capitalismo, la clase obrera no tiene porqué acatar la reducción salarial y menos en tiempos de crisis como la actual: no estamos todos en el mismo barco, la clase obrera es el gasoil que lo mueve y la burguesía es el lastre que lo frena.
En definitiva, este trabajo escrito hace tanto tiempo, lo que hace es armarnos de argumentos contra el actual chantaje patronal y su falsa disyuntiva: "reducción salarial o despidos" y al hacerlo, nos ayuda a comprender los fundamentos del sistema capitalista y por lo tanto la necesidad de derrocarlo.