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• La Transición. ¿Qué ocurrió realmente?
• Vitoria, 3 de Marzo · 1976 - 2001. La lucha obrera continúa
• ¡Nosotros no olvidamos! Obreros muertos, el pueblo os vengará
Con motivo del 25º aniversario de la llamada Transición hemos asistido a una persistente campaña que ha ocupado no poco espacio en la prensa, la radio y la televisión.
En esta campaña no han faltado las voces de historiadores, políticos, periodistas, diplomáticos y funcionarios de la dictadura franquista, que de una manera u otra han tratado de dar su particular visión de aquellos acontecimientos. Para estos caballeros, la Transición fue obra del Rey, de la capacidad negociadora de los políticos aperturistas del viejo régimen y de la “responsabilidad” de los dirigentes de la izquierda, especialmente de Santiago Carrillo y Felipe González.
Esta visión de aquellos años, totalmente interesada, intenta ocultar conscientemente el papel de la auténtica protagonista en la lucha contra la dictadura: la clase obrera.
Exactamente igual que con otros hechos de la historia, como la Revolución Española de los años treinta, la burguesía y sus medios culturales e ideológicos tratan de rescribir el pasado para mutilar y tergiversar los acontecimientos. El objetivo es cambiar el contenido de las luchas para que las jóvenes generaciones no comprendan su auténtica naturaleza.
En todo el debate sobre la Transición que ha trascendido a los medios públicos, apenas se ha señalado que el Rey fue impuesto por Franco y que jamás tuvo problema en respaldar las decisiones criminales de éste mientras el dictador vivió. Jamás la Casa Real se pronunció contra la represión, torturas y asesinatos a los activistas de izquierda o la falta de libertades democráticas.
Tampoco se menciona en los debates públicos el hecho de que la burguesía española apoyara incondicionalmente a la dictadura, que le garantizaba una tasa de beneficios alta y la libertad de explotar a los trabajadores con absoluta impunidad.
Mucho menos se señala el papel del aparato del Estado —jueces, militares y policía, muchos de los cuales ganaron sus cargos y sus galones en la guerra civil y la represión posterior—, y cómo este aparato se empleó con saña en contra del movimiento obrero y de la juventud cuando estos combatían por sus derechos.
El fin de la dictadura no fue producto de las concesiones de la clase dominante. Fue la consecuencia directa de la lucha heroica de millones de personas hombres, mujeres, jóvenes, en fábricas, tajos, en el campo, las universidades y los barrios. Y esta magnífica lucha abrió el camino, no sólo al restablecimiento de las libertades, sino a la posibilidad de derribar el capitalismo y empezar a construir una sociedad socialista.
Esta realidad sigue siendo negada por la historiografía burguesa y por sus aliados reformistas y socialdemócratas en el movimiento obrero. Pero desde un punto de vista materialista, la lucha de clases había alcanzado tal nivel en aquella época, la correlación de fuerzas era tan favorable a los trabajadores, que de haber existido un partido marxista de masas la victoria del socialismo hubiera sido perfectamente posible.
Con esta nueva edición de Marxismo Hoy, la Fundación Federico Engels quiere dar su opinión de tales acontecimientos, aportando el punto de vista marxista. Para cumplir esta tarea reeditamos el artículo sobre la Transición, escrito por David Rey, publicado en el número 2 de la revista (mayo 1996) que se encuentra agotado. Completa la revista un trabajo sobre los acontecimientos de marzo de 1976 en Vitoria, que culminaron con el asesinato de cinco trabajadores por la policía, que refleja perfectamente la auténtica naturaleza de la época.
Confiamos en que esta nueva edición contribuya a arrojar luz desde la barricada de los trabajadores sobre aquel proceso en que el movimiento de millones de personas acabó con la dictadura, conquistó las libertades democráticas y demostró la posibilidad de la transformación socialista de la sociedad.