Las catastróficas consecuencias provocadas por la reciente borrasca 'Gloria' son una perfecta confirmación de que el impacto del cambio climático hace tiempo que abandonó el terreno de la predicción y la especulación y se ha convertido en una absoluta realidad a ojos de toda la población.
Cada nuevo desastre supera al anterior
A fines de este mes el ministro del Interior presentó al Gobierno un informe elaborado por el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) sobre los miles y miles de siniestros provocados por la borrasca `Gloria´ y que fija en una cuantía total de 71 millones de euros. Si bien muchísimos ayuntamientos de las zonas afectadas no han acabado la valoración de los daños producidos.
Al fallecimiento de 14 personas, 83 heridos y dos desaparecidos hay que sumar un desastre sin precedentes en las zonas afectadas.
El CCS señala a Catalunya como la zona que ha sufrido los daños más importantes previendo indemnizaciones de 51,1 millones de euros.
En la Comunidad Valenciana la estimación es de 4100 siniestros, de los que 3800 corresponden a viviendas, comercios, industrias y obra civil, así como 3000 automóviles. El coste total se estima en 15,3 millones de euros.
Les seguiría Andalucía con 1200 siniestros con un coste total de 6,6 millones de euros. Murcia con 1,3 millones de euros al igual que las Islas Baleares y Aragón y Galicia quedarían como las zonas “menos afectadas” con 230 siniestros y 670.000 euros de coste.
Cifras todas ellas provisionales ya que los ayuntamientos continúan la labor de peritar los incidentes (en Catalunya más de la mitad de ayuntamientos sufrieron daños).
Como pruebas claras del terrible grado de destrucción provocado por esta esta catástrofe señalamos dos ejemplos. En el Maresme se confirma la absoluta devastación de la zona agrícola del Pla de Grau “donde se cultivaba el máximo volumen de producción agrícola de huerta de Catalunya” lamentaba el alcalde de Palafolls. Y el Delta del Ebro sencillamente está a punto de desaparecer; aquí los científicos ya han puesto cifras y fechas. En torno a 2050 casi el 50% del territorio, que ronda los 320 Km cuadrados podrían quedar sumergidos.
El delta del Ebro: un claro ejemplo de lo que le espera al planeta
Esta zona refleja perfectamente el futuro medioambiental que nos espera a la humanidad de seguir por este camino.
Los campos de arroz han sido inundados por el agua de mar y las playas devoradas por el oleaje. Este delta, el mayor del Estado español es uno de los tres más importantes del mediterráneo junto al del Nilo y el del Ródano.
A pesar de su tamaño es un sistema extremadamente débil. El temporal 'Gloria' provocó un oleaje que acabó inundando más de 3000 hectáreas de arrozales y penetró 3 Km. tierra adentro.
La devastación sufrida no tiene precedentes. El delta está en retroceso desde hace años y cada temporal se come un trozo más.
El retroceso de este delta comienza a fines de los 60 con la construcción de los pantanos Mequinenza y Ribarroja. A partir de ese momento la mayor parte de los sedimentos que transportaba el río se empezaron a quedar retenidos en los embalses. El alcalde de Amposta afirma que “aquello que pensábamos que podría pasar en cien años ahora sabemos que pasará en veinte”.
El tremendo peligro de la situación actual es que si la tierra sigue cediendo, a corto plazo desaparecerá toda actividad económica en la zona (agricultura, pesca y turismo). A medio plazo al ser engullido por el agua marina, el delta puede provocar el primer “éxodo climático de España”. La mayoría está ocupado por arrozales hasta el 65% de su terreno y sus habitantes podrían ser los primeros refugiados climáticos de Europa. Si extrapolamos esta situación a otras partes del planeta, auténticos graneros del mundo, seremos conscientes del desastre que se avecina.
Los científicos son muy claros en este sentido afirmando que el cambio climático y el impacto negativo del ser humano sobre la naturaleza son los causantes.
La ecuación es sencilla. La ausencia de sedimento y el cambio climático provocan el aumento de borrascas, menos precipitaciones y el crecimiento del nivel del mar. 'Gloria' según los científicos es el principio de lo que tiene que venir.
Además, las tormentas que vienen serán aún más dañinas en cuanto que se dan en una estación en la que no deberían ocurrir.
Por si esto fuese poco, investigadores como García Orellana, demuestra con sus estudios la inutilidad de las intervenciones por parte de la Administración para mitigar el problema. La aportación de sedimentos de los embalses al delta sería otra manipulación que descompensaría igualmente el ecosistema natural.
García Orellana es muy elocuente: “Vamos hacia un cambio climático que si todo se cumple según lo previsto, acabará con este entorno. Ya sea dentro de 50 o de 100 años, pero es muy difícil pararlo. Todas las posibles intervenciones humanas se tornan imposibles para solucionar el problema. No hay intervención del hombre en un punto concreto que modifique el brutal y ascendente impacto del cambio climático”. Con este sencillo y a la vez demoledor testimonio este científico califica de inútiles los planes de intervención que la Administración está preparando. “Al mar no se le pueden poner muros”.
La propia AEMET confirma la catástrofe que se avecina
La AEMET, organismo dependiente de la Administración, el área del Mediterráneo a lo largo de estos últimos nueve meses, ha sufrido, incluyendo a [Gloria, tres temporales históricos sin precedentes, cada uno de ellos por separado.
Resumiendo el extenso informe, 'Gloria' ha batido récords de todo tipo: de espesor de nieve, de altura de olas en el Mediterráneo Occidental, de `precipitación máxima recogida en 24 horas durante el mes de enero y de rayos caídos en un mismo día en el mismo mes.
Según la AEMET lo vivido en los últimos años en el área mediterránea es coherente con los distintos escenarios de cambio climático que se vienen realizando desde hace décadas, que avisan de fenómenos adversos cada vez más frecuentes e intensos y todo indica que el proceso de cambio climático y sus consecuencias avanza con la mayor regularidad y velocidad de las peores previsiones.
Si existe la manera de parar la catástrofe: señalando sistema capitalista como el al verdadero culpable y luchando contra él
Hace unos días el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, en una de sus visitas a los lugares devastados para dar “apoyo” a los trabajadores que luchan por paliar el dramático panorama afirmaba: “En los próximos cien días el Gobierno se ha comprometido a sacar una ley contra el Cambio Climático” y “va a ser una magnífica ley”.
Presentar como una posible solución dictar leyes de emergencia climática, que no cuestionen la lógica del capitalismo, la propiedad privada de los medios de producción, que no rompan con la ley de la mínima inversión posible para la obtención del máximo beneficio es cuando menos una absoluta ingenuidad.
Es la inexorable lógica del sistema capitalista la que impide establecer una planificación racional y sostenible sobre el modo de producción de mercancías. La obsolescencia programada, la quema de combustibles fósiles, etc; siempre estarán por delante de los intereses de la mayoría de la humanidad porque el fin último del puñado de magnates que ostentan el poder real siempre será la de conseguir más beneficios.
Tanto los diferentes Gobiernos como las instituciones internacionales siempre frenarán cualquier medida que vaya contra los intereses de los grandes monopolios capitalistas que son los que detentan el poder real.
La única solución pasa por enfrentarse a ellos, expropiando y nacionalizando estas grandes empresas, y poniéndolas bajo el control democrático de la inmensa mayoría de la población. Así se podría producir lo realmente necesario para vivir de una manera ecológica y sostenible. La ausencia en esta última cumbre de los grandes países contaminantes habla por sí solo de las intenciones de esta minoría social.
La justicia social, la ecología, son valores ajenos a la clase dirigente capitalista; su sistema está creado y sustentado sobre los valores del puro individualismo y enriquecimiento sobre la base de la explotación, la pobreza, el hambre y las guerras. La gran contradicción en una sociedad basada en clases sigue siendo hoy más que nunca socialismo o barbarie.