Tribuna de Coral Latorre para Público.es 

En una nueva escalada de totalitarismo y ataques a la libertad de expresión y manifestación, el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco –que también es secretario general del PSOE madrileño– ha decidido prohibir todas las concentraciones y manifestaciones comunicadas para el 8 de marzo. Se trata, sin lugar a dudas, de una brutal agresión al movimiento feminista y las libertades públicas en tiempos de pandemia, y muestra la lamentable sintonía que existe en la Comunidad de Madrid entre el PSOE y el discurso del PP y de Vox.

Una vez más nos quieren tomar por imbéciles. El argumento utilizado por el delegado del Gobierno es que así se protege la "salud pública". ¿De verdad se piensan que nos chupamos el dedo? En Madrid, el PP, Cs y Vox se han estado riendo del Gobierno central todo lo que han podido y más, sin que nadie les ponga freno. La líder de extrema derecha que preside la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha adoptado una política criminal dejando claro que la salud pública le importa un bledo: los centros de mayores privatizados se convirtieron en mataderos durante la primera ola, no ha invertido un euro en la sanidad pública y mantiene la actividad comercial y económica a pleno rendimiento. Y el PSOE en lugar de confrontar con esta actuación, deja vía libre a la derecha.

Cuando el delegado de Gobierno en Madrid justifica la prohibición de las manifestaciones del 8M con la excusa de evitar daños a la salud pública, está mintiendo descaradamente. ¿Acaso no ve cada día como el metro está abarrotado cuando nos desplazamos a nuestros puestos de trabajo? ¿Cómo los bares y las terrazas están llenas de gente sin que se cumplan las medidas de seguridad? ¿Cómo El Corte Inglés y muchos otros centros comerciales están hasta arriba y aquí no pasa nada?

El PSOE de Madrid, y el delegado del Gobierno, han comprado los argumentos de la extrema derecha y se han sumado a la criminalización del movimiento feminista, como antes lo hicieron criminalizando a los jóvenes que nos manifestamos pacíficamente en Sol por la libertad de expresión y del rapero Pablo Hasél.

En premio a todo ello, Díaz Ayuso ya les ha dicho que todo estará abierto en Semana Santa y que las largas colas sin distancia para venerar al Cristo de Medinaceli las preside el alcalde Almeida y punto. Y es que el PP y Vox están encantados con este delegado de Gobierno. Hasta los nazis se han podido manifestar protegidos por la policía y exaltar el Holocausto contra el pueblo judío. Pero claro, los nazis son gente razonable atendiendo al trato exquisito que les otorga el delegado del PSOE. El problema real somos las feministas que luchamos por los derechos de la mujer, que organizamos manifestaciones respetando las medidas sanitarias y con mascarillas, e incluso limitando el aforo de asistencia.

Este delegado del Gobierno de Madrid tiene que dimitir ya. Su decisión totalitaria, además de sentar un precedente por el que se colarán nuevas agresiones a las libertades, tiene también otros objetivos evidentes. Y esos objetivos no los pone él, sino la dirección del PSOE.

Justo en el momento en que la crisis de la monarquía se hace más insostenible, la corrupción del rey emérito muestra que ni la justicia ni hacienda son iguales para todos, cuando las infantas se vacunan en sus viajes a Abu Dabi, y el descontento de la juventud y de amplios sectores de la población es mayúsculo, se pretende imponernos una mordaza y se nos castiga con la represión.

Se trata de que la crítica no aflore. Que el rechazo a las cerca de 100.000 muertes por la pandemia, a los cientos de miles de despidos y al paro masivo, a las decisiones machistas y autoritarias del Consejo General del Poder Judicial, a la precariedad extrema, los desahucios y la pobreza creciente… se contengan y oculten.

Con esta política se coloca una alfombra roja a Vox y al Partido Popular, permitiéndoles seguir envalentonados y a la ofensiva. Desde el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas llamamos a Unidas Podemos, a Irene Montero y Pablo Iglesias a que no avalen este atropello antidemocrático. Tienen que rechazar públicamente esta agresión. Los sindicatos de clase, los movimientos sociales, la izquierda que lucha… tenemos que levantar nuestra voz y no permitir que estas medidas reaccionarias se impongan. Si no lo paramos, mañana se darán nuevos pasos y se prohibirán huelgas o cualquier movilización bajo la excusa de la "emergencia económica" y la "paz social".

Lo decimos alto y claro. No nos vamos a quedar de brazos cruzados. Vamos a defender la democracia, la libertad de expresión y manifestación. El 8 de marzo a las 12h estaremos en la Puerta del Sol y en muchas otras plazas y calles del Estado, respetando todas las medidas sanitarias, para protestar contra la violencia machista, la represión y defendiendo nuestros derechos como mujeres.

Nos querían calladas, nos tendrán libres y combativas.

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