¡Feminismo no es transfobia, es luchar por los derechos de las y los oprimidos!
El próximo 29 de junio el Consejo de Ministros aprobará por fin la tramitación de la Ley Trans, después de que el PSOE haya hecho todo lo posible por boicotearla y alentar un debate lleno de falsedades en el movimiento feminista.
La Ley consagra el derecho a que las personas trans puedan ser reconocidas legalmente como lo que son, sin necesidad de pasar años de hormonación, ni requerir del permiso ni el examen de ningún psiquiatra.
Por primera vez, se dejará de considerar a millones de personas como “enfermas” como condición sine qua non para poder iniciar la transición a una vida con derechos y dignidad.
Sin embargo, está ley ha sufrido recortes importantes desde el borrador inicial presentado por el Ministerio de Igualdad. Entre los retrocesos más importantes, como denuncian los colectivos y asociaciones familiares trans, está imponer un límite de edad legal de 14 años para poder ejercer este derecho sin ninguna cortapisa, lo que constituye una discriminación inaceptable para miles de jóvenes.
Una Ley Trans arrancada gracias a la lucha.
Desde Libres y Combativas consideramos que además de abrir camino legal para que una injusticia histórica y que ha provocado tanto sufrimiento empiece a repararse, la lucha de la comunidad trans, igual que el movimiento feminista y LGTBI, ha asestado un mazazo tremendo a la derecha, a la extrema derecha y a la Iglesia, a todos los que se han dedicado a diseminar su ideología machista, homófoba y tránsfoba durante décadas de opresión.
El ejemplo de determinación y compromiso con los derechos de las mujeres y contra la violencia machista, ha sido siempre seña de identidad del colectivo trans. Su perseverancia para acabar con la discriminación y la violencia que sufren cada día es la única razón por la que esta ley va a ser aprobada, y eso debe ser motivo de orgullo y felicitación de todas las que construimos un feminismo consecuente, no institucionalizado ni asimilado por el sistema.
No basta con escribir nuestros derechos ¡Queremos que se cumplan!
Pero alegrarnos de este paso adelante, no nos impide ver que la aprobación de esta ley no es ninguna panacea que vaya a terminar de un plumazo con la discriminación que sufren las personas trans en su vida cotidiana.
Sabemos muy bien de las limitaciones que las leyes tienen. Muchas, supuestamente, nos protegen del maltrato, de la explotación, de la violencia y la trata, pero la realidad demuestra que esto no ocurre en la práctica.
Para que nuestros derechos se hagan efectivos necesitamos en primer lugar recursos que los hagan posibles: una sanidad pública con medios suficientes, sin recortes y sin listas de espera interminables; una educación pública digna que cuente con psicólogos y profesionales que puedan ayudar y acompañar en la transición; una asignatura de educación sexual que eduque en la diversidad y el respeto; necesitamos salarios y subsidios de desempleo dignos; que se castigue ejemplarmente a los empresarios que nos discriminan por nuestro género o por nuestra orientación sexual y se enriquecen en base a nuestra explotación.
¡Feminismo no es transfobia!
En el curso de la batalla que libramos contra la opresión a la comunidad trans, el PP, Vox y la Iglesia católica no han sido los únicos que se han opuesto de manera mezquina a que derechos básicos puedan ser reconocidos. Colectivos que se denominan a sí mismos "feministas, abolicionistas y de izquierdas" han llevado a cabo una campaña de mentiras repugnante, haciendo el juego a las fuerzas más retrógradas.
Estos sectores procedentes del feminismo institucional tratan de esconder, tras su supuesta posición contra la prostitución y los vientres de alquiler, una profunda y reaccionaria transfobia que no tiene nada que ver con una posición de izquierdas comprometida. Defender la opresión no es un rasgo de progreso.
La deriva de estas organizaciones, algunas de las cuales han protagonizado actos públicos con plataformas de extrema derecha como Hazte Oír, y cuyo discurso ha sido patrocinado por la prensa más casposa y franquista, han convocado protestas contra el supuesto “borrado de mujeres” que, según ellas, significa la ley.
Desde Libres y Combativas rechazamos rotundamente la argumentación de que reconocer sus legítimos derechos a las personas trans sea sinónimo de robar derechos a las mujeres. Rechazamos con todas nuestras fuerzas argumentos del tipo “los hombres que nos maltratan pedirán ser reconocidos como mujeres para poder ejercer la violencia contra nosotras y beneficiarse de todos los derechos que hemos conquistado a través de la lucha feminista”.
Esta argumentación es un completo disparate y muestra una frivolidad y un desprecio terrible por la opresión que sufre este colectivo, y también por la violencia machista y la justicia patriarcal que padecemos las mujeres. La comunidad trans no es el problema, no es la fuente de nuestra opresión. Al contrario, están en nuestra misma barricada.
Nos declaramos anticapitalistas, abolicionistas, feministas revolucionarias. Entendemos que legalizar la prostitución o cualquier forma de explotación sexual es una aberración que da carta blanca a una de las violencias machistas más extremas, y que el colectivo trans ha sufrido de manera permanente. Exactamente igual ocurre con los vientres de alquiler, un negocio que se beneficia de la situación límite que sufren muchas mujeres pobres.
Pero ¿qué tiene que ver la lucha contra estas lacras con negar los derechos del colectivo trans? Nosotras lo decimos claro ¡Absolutamente nada!
La lucha por los derechos de las mujeres y por la igualdad es hermana de la lucha por los derechos trans. Somos víctimas de un mismo sistema capitalista, clasista, machista y patriarcal. De su moral podrida, de su Iglesia, de su judicatura plagada de franquistas con toga.
Como feministas revolucionarias, estamos del lado de las y los que batallan contra la opresión que este sistema ejerce contra millones de personas. ¡Adelante compañeras y compañeros trans! ¡La lucha sirve y la lucha sigue!