Por su interés reproducimos este artículo de Natalia Torrente publicada en la web de Relevo. Queda claro el nivel de violencia, chantaje y machismo del presidente de Real Federación de Fútbol, Luis Rubiales y de su mamporrero, el seleccionador Jorge Vilda, que presionó a los familiares de Jenni Hermoso para que la convenciesen de quitar hierro al asunto. Finalmente la jugadora y los familiares no aceptaron el chantaje, y ahora se ha descubierto que las supuestas declaraciones de Jenny minimizando la agresión de Rubiales son falsas. Se las inventó el gabinete de comunicación de la Federación de Fútbol.
Es un escándalo bestial, pero todavía ninguna dimisión de estos machistas corruptos.
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El vídeo en el que Luis Rubiales claudicaba ante el Gobierno y escenificaba con la boca pequeña sus disculpas por su beso y los insultos en varios medios, sobre quienes cuestionaron su comportamiento inadecuado, finalmente se grabó en la escala de Doha. Pero, lejos de su intención, sólo aparecía él. Después, tras subir de nuevo al avión con dirección Madrid la tensión, fue disminuyendo. Habían cumplido las exigencias del Ministro de Cultura y Deportes y pensaron que así podrían olvidarse lo ocurrido. Entonces la fiesta tomó el relevo del ambiente enrarecido del pasaje en el primer vuelo y las jugadoras retomaron la celebración con las familias involucradas en los sucesivos cánticos de las campeonas.
Las declaraciones difundidas por la RFEF no son de Jenni Hermoso
Además, según ha podido saber Relevo por otra fuente, las declaraciones difundidas por la RFEF la tarde del domingo, después de la consecución del título, tampoco pertenecen a la jugadora. El entrecomillado atribuido a la futbolista decía: "Ha sido un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial. El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento. No se puede dar más vueltas a un gesto de amistad y gratitud, hemos ganado un Mundial y no vamos a desviarnos de lo importante". Fueron escritas por el departamento de comunicación de la Federación y difundidas a los medios de comunicación con celeridad, pero ella no se había pronunciado en ese sentido.
Precisamente al discurso creado por la RFEF, y que ponía en boca de Jenni esas palabras, es a lo que se han acogido algunas autoridades para no tener que opinar ante lo sucedido. La delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, se ha remitido a las palabras de la jugadora de la Selección española de fútbol: "Yo a partir de que ella diga eso, creo que ya no tengo que decir nada", concluyó la edil. Declaraciones que no salieron de Jenni Hermoso, que ha declinado referirse a esta situación.
La familia de la futbolista madrileña cerró filas en torno a su decisión. Su madre, Marisol, apareció en TVE y Antena 3 para comentar la alegría de tener una hija campeona del mundo. Y fue preguntada por el comportamiento inadecuado del presidente de la RFEF: "Hay que mirar que son campeonas del mundo, lo demás no tiene importancia", dijo. Pero después de esas declaraciones, ningún familiar quiso pronunciarse más ante los medios. Quisieron atender a la prensa pero, al igual que la jugadora y a pesar de la insistencia de Relevo, no iban a compartir ni una palabra más sobre lo ocurrido. Tienen una campeona del mundo en casa y es lo único que quieren comentar.
Silencio absoluto del Director de Integridad de la RFEF
Ya en el aeropuerto, las jugadoras bajaron del avión, con Rubiales a la cabeza, y posaron ante los múltiples periodistas que se acercaron a Barajas. Sin embargo, se dirigieron directamente al bus que la RFEF que habían preparado vinilado con el título conseguido. Dejaron con la miel en los labios al centenar de personas que se acercó a recibirlas. Conscientes de ello, cuando salían de las instalaciones del aeropuerto, pidieron al conductor que parara para saludar a los fans desde dentro del bus. El presidente no se dejó ver en Príncipe Pío.
El resto de familiares y pasajeros del vuelo se fueron distribuyendo en cinco autobuses que esperaban fuera para dirigirse a la Explanada del Rey, donde tendría lugar la celebración. Algunos de ellos, como Emilio Butragueño, directores de medios o ejecutivos de la RFEF, se marcharon directamente a casa. No fue el caso de Miguel María García Caba, responsable de Integridad de la RFEF que llegó a estar apartado en su día, que siguió la estela de los que buscaban el autocar. Preguntado por lo ocurrido, pasó de largo y no quiso pronunciarse. Un cargo que, en el día que sus explicaciones eran más relevantes que nunca, se quedó callado. Tampoco quiso hablar públicamente nadie de la Federación a pesar de los múltiples empleados que se acercaron a la celebración y a los que intentó preguntar Relevo.
Las imágenes han dado la vuelta al mundo. Ahora será el Gobierno al que le toque mover ficha. De momento, Yolanda Díaz, vicepresidenta en funciones ha asegurado que no le sirven las excusas, y que se debe cumplir la ley del deporte y los protocolos de la propia Federación. Por eso ha pedido su dimisión.