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Durante décadas los defensores del sistema capitalista intentaron convencernos de que era posible un "capitalismo de rostro humano", dónde la prosperidad económica fuera de la mano de las "libertades y derechos democráticos". La cruda realidad ha desmentido por completo estas ideas. En las últimas dos décadas la opresión imperialista y el militarismo se han incrementado en el mundo. Con la excusa de la lucha "contra el terrorismo", el imperialismo norteamericano ha desatado una ofensiva sin cuartel contra los derechos democráticos, y ha lanzado una guerra contra Iraq en la que han muerto más de 150.000 personas inocentes, destrozando las infraestructuras básicas del país y hundiendo a la población en la ciénaga del desempleo y la miseria. Una guerra dónde la sangre de miles de hombres, mujeres y niños ha corrido para beneficio de los grandes monopolios del petróleo. En Oriente Medio el gobierno sionista de Israel, con el respaldo norteamericano, sigue reprimiendo con brutalidad al pueblo palestino negándole sus derechos más elementales. En África, en el último decenio más de tres millones de personas han muerto en guerras libradas por los imperialistas franceses y norteamericanos que se disputan las riquezas naturales del continente.

Hoy día el capitalismo está atacando despiadadamente las conquistas sociales que hicieron posible algo aproximado a una vida digna en los países más avanzados. En EEUU, la muerte de miles de pobres y trabajadores en los Estados sureños tras el paso del huracán Katrina, ha puesto en evidencia como los recortes salvajes en los gastos sociales han dejado completamente desamparados a millones de personas.

Lo más grave de este tremendo cuadro es que es completamente innecesario. El desarrollo tecnológico y la capacidad de producción alcanzada bajo el propio sistema capitalista sientan las bases para que la humanidad pueda disfrutar de una prosperidad sin precedentes. Pero para que esa perspectiva sea posible es imprescindible acabar con el sistema capitalista y reemplazarlo por otro en el que las palancas fundamentales de la economía estén en manos de los trabajadores y al servicio de la inmensa mayoría de la sociedad.

La Revolución Socialista es posible

El periodo de relativa estabilidad social, económica, política y militar surgido después de la Segunda Guerra Mundial se ha terminado. En esta nueva época histórica, el capitalismo salvaje está provocando un ascenso de la lucha de clases. En toda Europa hemos visto en los últimos años movilizaciones de millones contra la guerra imperialista, huelgas generales contra las políticas de recortes en Francia, Portugal, Italia, Austria, Bélgica, el Estado Español... La negativa de la clase obrera a aceptar más sacrificios cuando los beneficios de los capitalistas se disparan, se ha traducido en importantes derrotas políticas para la clase dominante como ocurrió con el triunfo del no en los referendums de la constitución europea en Francia y Holanda. En base a su experiencia millones de personas están cambiando sus puntos de vista entendiendo la necesidad de transformar radicalmente la sociedad.

Esta nueva época será también la de la revolución, como se ve claramente en los tremendos acontecimientos que están sucediendo en América Latina y particularmente en Venezuela, cuyo proceso revolucionario es hoy por hoy la punta de lanza de la lucha contra el capitalismo a escala mundial. La revolución venezolana es una demostración contundente de la vigencia de las ideas del marxismo revolucionario, de la lucha por la transformación socialista de la sociedad. Es también un golpe contra todos los escépticos que desde posiciones, supuestamente de izquierdas, no se han cansado de repetir en los últimos años que "la clase obrera no se mueve", contra los que se atrevieron a afirmar incluso que ¡había dejado de existir! Lo que está sucediendo en América Latina y en Venezuela es un anticipo de lo que va a suceder en Europa, EEUU y en el llamado mundo desarrollado.

Evidentemente existe una alternativa a la barbarie del capitalismo: la nacionalización de las grandes empresas, los monopolios y la banca, bajo control democrático de los trabajadores, como primer paso para la puesta en marcha de una economía planificada y racional, orientada a satisfacer las necesidades sociales y no a una minoría privilegiada. De esta manera todas las lacras del sistema se convertirían en un mal recuerdo del pasado. Pero para lograrlo es necesario construir una organización marxista revolucionaria con un apoyo masivo entre la clase obrera y la juventud. Esta es la tarea en la que los marxistas de El Militante estamos implicados y a la que te llamamos a participar.

Por una alternativa marxista

La mayoría de los grandes partidos de la izquierda que hoy conocemos, se declararon marxistas o revolucionarios en sus inicios. Sin embargo, estas organizaciones no viven en el vacío. La sociedad capitalista ejerce una enorme presión sobre ellas, teniendo un efecto sobre todo en sus direcciones. En la mayoría de los casos, los dirigentes de las organizaciones sindicales y políticas de la clase trabajadora no tienen ni la más remota perspectiva de la transformación socialista de la sociedad. Eso ha llevado a una lógica inevitable, la aceptación del capitalismo como lo único posible, con todo lo que ello implica en la práctica política y sindical. Por ejemplo, apenas hay diferencias entre la política económica de gobiernos de derechas y socialdemócratas. Los dirigentes sindicales, salvo cuando hay una fuerte presión por abajo, tienden a aceptar todos los ajustes como "lógicos" dado que son "necesarios" para mantener los beneficios empresariales.

Pese a todo, son inevitables grandes convulsiones en el futuro. Necesariamente nuevas capas de trabajadores y de la juventud despertarán a la actividad y a la búsqueda de ideas con las que dar un sentido y una perspectiva a la lucha. Lo normal es que los trabajadores se orienten hacia las organizaciones y los movimientos más conocidos y con más tradición, lo que provocará enormes tensiones con todos aquellos sectores de la dirección que se empeñen en sus hábitos y mentalidad conservadora, dando lugar a crisis y nuevos reagrupamientos en el movimiento obrero y sus organizaciones. Los partidos y sindicatos de la clase obrera no son propiedad de sus dirigentes. Los trabajadores y la juventud intentarán recuperar estos instrumentos para lo que realmente fueron creados: para luchar contra la explotación capitalista y por una sociedad mejor. En ese empeño las ideas del genuino marxismo, las ideas verdaderamente revolucionarias, tendrán la posibilidad de jugar un papel determinante en el movimiento obrero y sus organizaciones.

La defensa de las ideas revolucionarias, lógicamente, implica tareas prácticas, implica intervención en el movimiento real, en las luchas, en el debate allí donde se produzca. Y esa lucha hay que llevarla adelante ahora mismo. Los trabajadores y jóvenes agrupados en El Militante tenemos una historia de treinta años construyendo una alternativa marxista revolucionaria en el movimiento obrero del Estado español. Somos parte de una corriente internacional que defiende el mismo programa en todo el mundo, un programa basado en las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trostky.

¡Organízate con nosotros!

El Militante desarrolla su actividad política en todos los frentes de la lucha de clases. En el terreno sindical, en el político, en el combate ideológico contra las ideas de la clase dominante, entre la juventud.

Con el fin de levantar la bandera del marxismo frente al marasmo de confusión en la que estaba enterrada por la burguesía, el reformismo y el estalinismo, desde El Militante impulsamos la Fundación Federico Engels, desde la que hemos puesto a disposición de las jóvenes generaciones de luchadores el tesoro de las obras de Marx, Engels, Lenin, Trotsky, o Rosa Luxemburgo. Editamos semestralmente la revista Marxismo Hoy y también hemos publicado textos de teóricos marxistas como Ted Grant y Alan Woods, que constituyen un verdadero punto de inflexión en la divulgación del marxismo y su aplicación en el periódico histórico que estamos viviendo. La Fundación Federico Engels dispone del fondo editorial de obras marxistas más importante del país.

En el frente político, nuestra corriente publica mensualmente el periódico El Militante y la web www.elmilitante.org con una renovación prácticamente diaria. En ellos se defiende una posición de clase y una visión marxista de todos los aspectos fundamentales de la actualidad política, tanto en el plano internacional como estatal: la guerra de Iraq, situación económica mundial, las medidas del gobierno Zapatero, la cuestión nacional... Asimismo, El Militante constituye uno de los órganos de divulgación más destacados de las luchas sindicales y de la juventud que se producen en el Estado español. Levantando la prensa obrera, combatimos las mentiras de los medios de comunicación de la burguesía y armamos políticamente a los activistas de la clase obrera y la juventud.

En los sindicatos luchamos por un cambio drástico en la política de pactos sociales practicada por los dirigentes sindicales y que sólo ha cosechado retrocesos en las condiciones de vida de los trabajadores. Defendemos la necesidad de un sindicalismo de clase, combativo y democrático, basado en la democracia obrera, en la unificación de los conflictos, y en la necesidad de vincular las demandas reivindicativas parciales (salariales, de jornada, estabilidad en el empleo...) a la lucha política por el socialismo.

Entre la juventud, los marxistas de El Militante impulsamos la creación del Sindicato de Estudiantes, la organización que más movilizaciones ha convocado entre la juventud contra la derecha y contra las medidas regresivas que el gobierno PSOE ha tratado de poner en práctica tanto en el pasado como ahora. El Sindicato de Estudiantes, con veinte años de existencia, se ha convertido por derecho propio en el referente de lucha más importante para la juventud en el Estado español, manteniéndose siempre firme a presiones de todo tipo, tanto del aparato represivo del Estado como de aquellos que han intentado desprestigiarlo por "meterse en política". La existencia de una organización como el SE, con una orientación marxista revolucionaria a lo largo de las últimas dos décadas, es una prueba clara de la viabilidad de las ideas del marxismo.

La lucha por el socialismo no puede ser en un solo país. Los problemas que afrontan los trabajadores y jóvenes son similares en todas las partes del mundo. Además, el propio capitalismo ha unificado todos los procesos sociales, económicos y políticos en un solo cuerpo internacional. La salida a la barbarie capitalista sólo puede ser revolucionaria e internacionalista, uniendo a los trabajadores por encima de cualquier diferencia nacional.

En el plano internacional nuestra corriente está interviniendo intensamente en los acontecimientos revolucionarios de Venezuela y de otras partes del mundo. Trabajadores y jóvenes marxistas de más de treinta países en los cinco continentes, estamos forjando una corriente marxista internacional con el objetivo de levantar las auténticas ideas del socialismo en las filas del movimiento obrero y juvenil. Nuestra corriente ha sido también la organizadora de la campaña internacional "Manos Fuera de Venezuela", cuya labor de defensa de la revolución bolivariana desarrollada en decenas de países ha tenido el reconocimiento del propio presidente Chávez.

Si podemos hacer cosas así después de años tan difíciles, de tanta confusión ideológica, de una ofensiva ideológica tan intensa por parte de la burguesía y del imperialismo, ¿qué no vamos a poder hacer ahora que la situación ya ha empezado a cambiar y en el futuro, en un contexto donde la lucha de clases y el despertar político de amplios sectores de la juventud y de los trabajadores será inevitable? Participa con nosotros en la construcción de las fuerzas del marxismo revolucionario. No hay tiempo que perder.

Únete a la corriente marxista agrupada en el periódico obrero El Militante y lucha con nosotros por una alternativa socialista:

Reducción de la jornada laboral a 35 horas sin reducción salarial.

Jubilación a los 60 años con el 100% del salario con contratos de relevo, manteniendo la estabilidad en el empleo.

No a la precariedad laboral. Fijo a los quince días. Por trabajo periódico, contratos de fijos discontinuos.

Salario Mínimo de 900 euros al mes a partir de los 16 años.

No a la contrarreforma laboral.

Defensa de la empresa pública. No a las privatizaciones. Planes de inversión y renovación tecnológica que garanticen todos los puestos de trabajo.

No a la discriminación de la mujer trabajadora. A igual trabajo, igual salario.

Defensa de la sanidad pública. No a la privatización.

Por una red educativa pública, única, laica, gratuita, científica y de calidad. 7% del PIB para la educación pública.

No a los recortes en el subsidio de desempleo.

Un puesto de trabajo o subsidio de desempleo indefinido igual al SMI hasta encontrar trabajo.

Vivienda digna. Nacionalización de las grandes empresas constructoras y municipalización del suelo urbano para acometer la construcción de un millón de viviendas sociales en los próximos cuatro años.

Ninguna restricción en nuestros derechos de expresión, reunión y huelga. No a la Ley de Partidos.

Por el derecho de autodeterminación de las nacionalidades históricas. Por una Federación Socialista de Nacionalidades Ibéricas.

Juicio y castigo a los culpables de la trama GAL. Depuración de los elementos reaccionarios del aparato del Estado. Control por parte de los sindicatos obreros de las academias militares y de policía.

Ninguna discriminación en el empleo por edad, sexo o raza. Derogación de la Ley de Extranjería. Plenos derechos laborales y ciudadanos para los inmigrantes.

Nacionalización de la banca, la tierra y los monopolios sin indemnización, salvo en casos de necesidad comprobada, y bajo control obrero. De esta forma se podría planificar democráticamente la economía en beneficio de la mayoría de la sociedad.


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