En la mañana de ayer, 11 de diciembre, numerosos vecinos comenzamos a ver cómo las motosierras y algunas camionetas empezaban a trabajar a pleno rendimiento en nuestros parques. A pesar de ser un día laborable, decenas de vecinas y vecinos, al enterarse de lo que estaba sucediendo, fueron avisándose con llamadas y mensajes de texto para acercarse lo antes posible a los parques y tratar de frenar este despropósito. Algunos consiguieron irrumpir en las zonas de la tala y pudieron frenar durante unas horas el proceso de destrucción capitaneado por Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida.

Durante meses ha habido movilizaciones vecinales, en las que miles de personas hemos participado llenando las calles de Arganzuela, Carabanchel y el centro de la ciudad en defensa de nuestros parques. Aunque expertos en movilidad, ingeniería y medio ambiente han alzado la voz explicando el sin sentido de la política arboricida y de movilidad de la Comunidad de Madrid, la derecha negacionista de Ayuso y Almeida ha decidido hacer oídos sordos y seguir adelante con sus planes para llevarse por delante 162 árboles en el entorno del río Manzanares y 199 más en el único parque del barrio de Comillas (Carabanchel). Por si fuera poco, a estos 363 ejemplares -algunos de ellos con más de 60 años de edad-, hay que sumarle otros 313 árboles que también serán talados en otros puntos de la ciudad debido al proyecto de ampliación de la línea 11 del Metro de Madrid.

La tala de la vergüenza: un despropósito basado en el negacionismo del cambio climático y la especulación

La violencia con la que algunas vecinas fueron tratadas por la policía quedó registrada en numerosos vídeos que comenzaron a circular por las redes sociales desde primeras horas de la mañana. Ese es el lenguaje de la derecha madrileña. Ningún argumento para defender unas obras que se podrían ejecutar de una manera infinitamente más respetuosa con el medio ambiente y con las vecinas y vecinos de nuestros barrios; únicamente cerrazón y violencia contra quienes protestan.

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Tras más de diez meses de protesta vecinal y a pesar de que la tala ha dado comienzo en el día de ayer, las vecinas y vecinos no nos rendimos. Con la lucha hemos logrado que pasemos de una tala programada de 1027 ejemplares a 676. 

La sombra de la especulación inmobiliaria, junto con el negacionismo del cambio climático del que hace gala el Partido Popular, parecen ser los grandes motores que impulsan este atropello. Y es que, claro que los vecinos de Arganzuela y de Comillas queremos poder tener acceso al suburbano, pero lo que no aceptamos es que sea a costa de destruir las ya de por sí exiguas zonas verdes con las que contamos. Por eso el lema de "Metro sí, pero no así" ha sido el que ha abierto todas nuestras movilizaciones y por eso toda nuestra reivindicación es que se vuelva a los planes de ejecución de obras de 2020, donde en lugar de acometer una tala indiscriminada de 1.027 árboles, sólo se veían afectados 79 de ellos en todo el recorrido de la ampliación de la futura línea 11.

Tras más de diez meses de protesta vecinal y a pesar de que la tala ha dado comienzo en el día de ayer, las vecinas y vecinos no nos rendimos. Ayer mismo las madres y padres del colegio Perú, pegado al parque de Comillas y donde más de 500 niños llenan a diario sus aulas, se reunían también en la zona de la tala para presionar y lograr el freno definitivo de la destrucción del parque. Y es que en este plan de obras todo está mal. El colegio público Perú es un centro educativo de referencia y cuenta con algunos alumnos diagnosticados con TEA (trastorno del espectro autista) que durante los próximos 5 años van a tener que soportar los ruidos, el polvo en suspensión y las vibraciones constantes que durante 16 horas al día decenas de camiones van a producir por el empeño del Partido Popular en que la tuneladora entre justo por nuestro parque y no por un lateral de la Autopista A3, como estaba programado inicialmente.

A pesar del shock inicial por el inicio de las obras no podemos olvidar que gracias a todas las movilizaciones de estos meses hemos salvado hasta el momento cerca de 150 árboles que ya no serán talados y otros 203 que serán trasplantados. En total la lucha vecinal ha logrado que pasemos de una tala programada de 1027 ejemplares a 676. A pesar de celebrar el éxito de la movilización los vecinos no nos conformamos y seguiremos peleando hasta el último momento.

¡NO A LA TALA! ¡Metro sí, pero no así!

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