El sábado 29 de Febrero más de 200.000 personas llenamos el Parque de las Exposiciones de Perpinyà. De hecho, se llegó rápidamente al aforo máximo y decenas de miles se concentraron a sus alrededores. Además, miles de personas no pudieron llegar a tiempo aunque el inicio del acto se atrasó una hora, puesto que se quedaron colapsados cerca de la frontera con el Estado francés a raíz de los controles de la Policía Nacional española en La Jonquera. En un día previsto de máxima afluencia a las carreteras dirección Perpinyà, las fuerzas policiales españolas redujeron a un único carril la circulación e impidieron en la práctica el ejercicio del derecho democrático a reunión y manifestación de miles de personas.

Después de meses sin ninguna oportunidad para movilizarse y con los dirigentes de derechas y socialdemócratas catalanistas haciendo todo lo posible para meter la República catalana en el congelador, el movimiento de liberación nacional ha aprovechado el acto del Consejo por la República y el retorno de Puigdemont para realizar una gran demostración de fuerza y dejar patente su clara voluntad de no dar ni un paso atrás en la lucha por la República catalana.

La ira de la derecha españolista

Después de semanas ignorando la celebración del acto en Perpinyà e implorando al cielo su fracaso, la masiva movilización del movimiento republicano ha hecho salir un buen sarpullido a los representantes de la derecha españolista. El presidente de Cs en el Parlamento, Carlos Carrizosa, pedía el día siguiente de forma desesperada una reforma del mecanismo de las euroórdenes para que la busca y captura de Puigdemont decretada por los tribunales franquistas del Estado español sean aplicables en otros países. La marquesa y portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, escribía una carta a la Asamblea Nacional francesa exigiendo que esta exprese públicamente su rechazo a Puigdemont. Tampoco los medios de comunicación españolistas querían faltar a la cita, hablando del “aquelarre de reivindicación puigdemonista” y el “ambiente de hostilidad” existente entre “la masa separatista”.

La reacción desató su ira después de ver impotente como el movimiento de liberación nacional catalana mantiene con creces su fuerza y que la lucha por la República catalana está muy viva. Las declaraciones de sus portavoces respecto al acto de Perpinyà expresan con claridad el miedo y la rabia hacia este movimiento. La celebración de este acto, además, demuestra las taras autoritarias del Estado español, que desoye las sentencias judiciales a nivel internacional (incluyendo el TJUE) e impide el retorno de los exiliados y exiliadas. Durísimas penas de prisión por organizar un referéndum, detenciones arbitrarias, multas y represión por manifestarse pacíficamente, destitución de un presidente escogido democráticamente... Sin duda actuaciones más propias de un régimen dictatorial.

¿Mesa de diálogo sin derecho a la autodeterminación?

Las referencias de los oradores del acto de Perpinyà más aplaudidas por las decenas de miles de personas que inundaban el Parque de las Exposiciones fueron las de la lucha en las calles del pasado octubre y la de continuar la batalla por la República catalana. En cambio, las alabanzas que los dirigentes de ERC proclamaron en los videos proyectados en el acto, fueron recibidas por pitadas y protestas. Y es que efectivamente el gobierno PSOE-UP ha negado desde el principio el ejercicio del derecho a la autodeterminación.

La abstención de los dirigentes de ERC para facilitar la investidura de Pedro Sánchez ha ido mucho más allá de frenar la posibilidad de un gobierno de derechas del PP, Vox y Cs. Ciertamente, se están implicando a fondo para frenar la lucha en las calles y posponer para un futuro indeterminado la consecución de la república. Afirman que el apoyo a la República catalana no es mayoritario y que por eso hay que “ensanchar la base”, y mientras tanto llegar a acuerdos con el Estado para conseguir la reducción de las penas y mejoras penitenciarias para los presos políticos. Los dirigentes de ERC están enormemente equivocados y su práctica política no coincide con la voluntad mayoritaria de sus votantes y del conjunto del movimiento: el 1-O del 2017 realizamos un referéndum de autodeterminación, en el cual participamos más de dos millones a pesar de la represión salvaje del Estado, y que mostró aplastantemente el apoyo a la República catalana. Además, ¿es que una República catalana que acabe con los recortes y los desahucios, que asegure un puesto de trabajo y ponga fin a la precariedad laboral, que proporcione unas pensiones dignas y ponga fin a la lacra del machismo no recibiría el apoyo mayoritario de la población? ¡Por supuesto que sí!

¿Cómo conseguir la República?

El debate actual para los luchadores y luchadoras que nutren de forma mayoritaria el movimiento de liberación nacional es: ¿qué estrategia necesitamos para tumbar el régimen del 78 y conquistar una República catalana al servicio de los trabajadores y trabajadoras?

Las palabras de Puigdemont en el mitin sobre “preparar la lucha definitiva” contrastan enormemente con las declaraciones de Junqueras diciendo que “necesitamos ser más”. Estas afirmaciones de Puigdemont son vistas con simpatía por una parte importante de las masas y son sin duda producto de la presión de estas. Pero ciertamente el expresidente al exilio carece de una alternativa consecuente; es un político burgués que intenta conectar con los anchísimos sectores que no están dispuestos a poner fin a la rebelión social y asegurarse unos buenos resultados en las próximas elecciones catalanas. De hecho, el análisis de la práctica política de los dirigentes de JxCat desde el 1-O del 2017 muestra que también han jugado un papel de freno en la lucha por la república, incluyendo la represión de manifestantes. Además, el Gobierno de JxCat y ERC ha estado continuador de las políticas de recortes y privatizaciones de los anteriores gobiernos convergentes, profundizando el empobrecimiento y el deterioro de las condiciones de vida de la clase trabajadora y el pueblo de Cataluña.

Las centenares de miles de personas que asistieron al acto de Perpinyà no lo hicieron porque estuvieran de acuerdo con las políticas capitalistas y de austeridad aplicadas por JxCat, sino porque se les presentaba la primera oportunidad en meses para expresar su deseo de continuar ya -y no de aquí a un tiempo incierto- la lucha por la república. Fue un error que los dirigentes de la CUP declinaran intervenir en esta movilización y que afirmen ahora que estamos en un proceso de “acumulación de fuerzas” y que “ahora no es el momento de la resolución”.

¡La correlación de fuerzas actual es enormemente favorable para vencer al Estado y conseguir la República catalana! Para hacerlo, es necesario que la dirección del movimiento de liberación nacional esté en manos de los trabajadores y trabajadoras, y que basándose en la lucha en las calles adopte la defensa de una República catalana socialista que permita unificar el conjunto de los oprimidos y oprimidas y tumbar el régimen capitalista del 78. ¡Ni un paso atrás en la lucha por la república!

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