Sentencia del sumario 18/98
Esta frase, insertada en el comunicado de la Plataforma 18/98 que valora la sentencia de la Audiencia Nacional del pasado 19 de diciembre, resume brevemente lo que está ocurriendo con la izquierda abertzale: ¡Todo es ETA! Y lo es aunque no haya pruebas que lo demuestren. La sentencia de este sumario ha metido en la cárcel a 47 personas condenándolas en conjunto a 525 años de prisión por "integración en organización terrorista" o "colaboración con organización terrorista", resumiendo: forman parte de "las entrañas de ETA".
Sentencia del sumario 18/98
Esta frase, insertada en el comunicado de la Plataforma 18/98 que valora la sentencia de la Audiencia Nacional del pasado 19 de diciembre, resume brevemente lo que está ocurriendo con la izquierda abertzale: ¡Todo es ETA! Y lo es aunque no haya pruebas que lo demuestren. La sentencia de este sumario ha metido en la cárcel a 47 personas condenándolas en conjunto a 525 años de prisión por "integración en organización terrorista" o "colaboración con organización terrorista", resumiendo: forman parte de "las entrañas de ETA".
Pero las irregularidades, por llamarlo de una forma suave, que han acompañado a los diez años de este proceso demuestran que la justicia burguesa de lo que forma parte es de las entrañas de un sistema que, incapaz de garantizar ni los más elementales derechos democráticos como el de autodeterminación, asociación o expresión, sólo le queda la represión y criminalización. Este proceso ha sido tan escandaloso que incluso en la rueda de prensa donde se presentó este comunicado por parte de la Plataforma 18/98, a las organizaciones de la izquierda abertzale se unieron representantes de CCOO, ELA, Izquierda Unida, PNV, EA, Aralar, etc.
Este sumario empezó entre mayo y julio de 1998 con la intervención judicial de empresas comerciales que llevaron al cierre del periódico Egin. Esto sacó a la luz que el juez Garzón había iniciado ya desde 1989 diligencias, o sea investigaciones, a empresas y personas de la izquierda abertzale. Al concluir esas diligencias en 2003 eran más de 250 las personas imputadas en más de una decena de sumarios. El más importante fue el 18/98.
Como critica el comunicado de la Plataforma, se han violado todos y cada uno de los derechos y libertades fundamentales que la Constitución dice reconocer: "principio de legalidad, igualdad ante la ley, integridad física, libertad ideológica, seguridad, derecho al honor, inviolabilidad del domicilio, secreto de las comunicaciones, libertades de expresión, asociación y reunión, tutela judicial efectiva, derecho de defensa, juez ordinario, presunción de inocencia... ".
Por si no fuera suficiente, a estas personas se las condenó mucho antes de la sentencia "a un auténtico calvario vital: legislación ad hoc, interpretación expansiva que fuerza los tipos penales y los indicios, detenciones con alarde mediático, incomunicación, violaciones a su integridad física y moral, acusaciones sin pruebas, prisión preventiva, fianzas desorbitadas, incertidumbre en libertad condicional, cuantioso coste económico (personal y colectivo). Salen cifras de asustar si sumamos el número de personas detenidas, años de cárcel, el volumen de las fianzas, pérdidas, problemas laborales y de salud".
Las pruebas de la Audiencia
Según la Audiencia Nacional la documentación intervenida a ETA en 1993, en Bidart, prueba que la estrategia de la organización apuesta por la "acumulación de fuerzas" y que esto llevaría a que personas sin necesidad de emplear armas fueran integrantes de la organización a través del denominado "frente de masas" y "frente mediático". A los condenados en este sumario se les ha considerado como parte del entramado de ETA, como colaboradores o pertenecientes a ETA pero no han podido ser acusados ni tan siquiera por un solo hecho objetivo que pueda ser calificado de actividad terrorista. La Plataforma 18/98 vuelve a afirmar: "en este proceso no se ha hablado de armas, explosivos, impuesto revolucionario, amenazas, apoyo a comandos, etc."; los acusados han sido condenados "por interpretar que su dedicación a organismos políticos, movimientos populares, empresas comerciales, medios de comunicación, iniciativas culturales estaban al servicio de los objetivos de ETA".
Para ver cómo han atado cabos que era imposible anudar nos puede ilustrar el ejemplo de la Fundación Joxemi Zumalabe, de la que se dice que no está integrada en ETA pero entienden que sus miembros "colaboraron en la actividad de la organización terrorista ETA dirigida a potenciar la insumisión civil". ¿Cuál es la prueba en la que basan esta acusación? Pues la sentencia hace referencia a que una guía de movimientos sociales elaborada por la Fundación Joxemi Zumalabe, que por cierto tiene amplia difusión, apareció en unos papeles de ETA.
A los implicados en el proceso por su relación con el periódico Egin, Jabier Salutregi y Teresa Toda, se les condena por aceptar, en el caso del primero, la dirección de Egin "tras una entrevista realizada con la cúpula de ETA". Y así se da por hecho, sin ninguna evidencia que desdiga a los acusados, que Jabier Salutregi y Teresa Toda no se entrevistaron con un dirigente de ETA para hacerle una entrevista periodística -como aseguran- sino para ser nombrados al frente de Egin.
La tortura
Además, los abogados de los acusados no van a salir como si no hubiera pasado nada: a José María Elosua y Jone Goirizelaia se les acusa de haber imputado "a funcionarios públicos la comisión de delitos dolorosos y graves en el ejercicio de sus funciones". En concreto, a Goirizelaia, de que en la sesión del 13 de marzo de 2007 "manifestó de forma expresa que la Guardia Civil utilizó la tortura y malos tratos". Estas declaraciones han sido remitidas a la Audiencia Nacional, "para que dé a los mismos el trámite que corresponda".
El Estado esconde sus métodos terroristas, como la tortura, los niega, desmiente sin empacho, pero la realidad tarde o temprano sale. La propia Amnistía Internacional, que nada tiene que ver con la Izquierda Abertzale, ha denunciado que en las cárceles del Estado español la tortura es una práctica. Después de las imágenes que se vieron de los Mossos d'Esquadra en las comisarías de Barcelona quizás no parezca tan alejado de la realidad.
Pues bien, ésta se ceba sobre algunos de los detenidos, como fue el caso del joven Gorka Lupinañez, detenido durante las semanas finales del proceso 18/98 aunque él no pertenecía a dicho sumario. Por cierto, semanas en las que las detenciones y las torturas iban en la misma proporción que la campaña mediática contra toda la Izquierda Abertzale. Según Gara, a Gorka le hicieron la bolsa 50-60 veces al día, le ataron el pene y los testículos con una cuerda y le tiraron, le pegaron con un bate en la cabeza, le metieron por el culo un palo, le hicieron la bañera, le metieron una manguera por la boca hasta que se le hinchaba el estomago... Cuando los familiares le visitaron por primera vez no tuvo fuerzas ni de hablar y un tic en su cabeza era una de las pruebas de la locura a la que le habían sometido.
El Estado se fortalece
Desde estas páginas llevamos años explicando cómo el Estado burgués se estaba fortaleciendo con leyes cada vez más represivas y que éstas no sólo se iban a aplicar a los miembros de ETA, sino que se extenderían al movimiento obrero y juvenil de todo el Estado. En el mes de noviembre, los medios de comunicación mostraron el desalojo de la casa de cultura ocupada "Casas Viejas" en Sevilla, y cómo por el hecho de tener en su interior panfletos en euskera y haber hecho un agujero para poder encerrarse y retrasar el desalojo se les acusó de que podrían tener algo que ver con ETA. Si sentencias como la de 18/98 condenan la desobediencia civil entonces todas aquellas organizaciones, incluidas los sindicatos, podrían ser castigadas. Ya vimos lo que les sucedió a los sindicalistas Cándido y Morala en Asturias: cárcel por defender los derechos de los trabajadores. Que por quemar unas fotos del Rey te lleven a la Audiencia Nacional. Que prohíban manifestaciones estudiantiles a la vez que permiten las de los fascistas...
No hay espacio suficiente en este artículo para enumerar la brutal represión que en los últimos años ha crecido como la espuma en todo el Estado. Pero Euskal Herria está siendo el banco de pruebas de todas ellas, justificándose en los métodos de ETA, que no ayudan a que el resto de trabajadores y jóvenes del Estado entiendan la lucha por los derechos democráticos nacionales que se reclaman, y son contraproducentes ya que aislan a la Izquierda Abertzale.
Los jóvenes y trabajadores más conscientes del Estado deben solidarizarse con los acusados en este macroproceso político 18/98 y quizás una primera forma serían enviando mensajes a su correo: