Patxi López ha decidido, con el apoyo del PSE y del PSOE en Madrid, presentar su candidatura a lehendakari con el apoyo del PP, con el que ha llegado a un pacto de legislatura. Dicho acuerdo permite al PSE-EE y al PP echar al PNV del gobierno vasco después de haber estado treinta años al frente.
Patxi López ha decidido, con el apoyo del PSE y del PSOE en Madrid, presentar su candidatura a lehendakari con el apoyo del PP, con el que ha llegado a un pacto de legislatura. Dicho acuerdo permite al PSE-EE y al PP echar al PNV del gobierno vasco después de haber estado treinta años al frente.

Sin embargo, ¿qué "cambio" se puede esperar de la mano del PP? En todos los temas, de los que se habla (estatuto, política lingüística, educación, política antiterrorista) y de los que no se habla, pero que están en la mesa de negociación, como reducción de impuestos a las empresas, apoyo presupuestario a la patronal, apoyo a los EREs, etc., la postura del PP representa la del ultraliberalismo y el nacionalismo español más retrógrado, reaccionario y represivo.
Patxi López dice no querer el frentismo pero la alianza con los populares representará ataques y recortes a los derechos democráticos y una agudización de la polarización en líneas nacionales que tan magníficamente sirve, sobre todo en esta situación de crisis, a los intereses de la derecha española y vasca. Al PP le viene de maravilla utilizar a Patxi López y al PSE-EE para sus propios fines; saben que de esta alianza será el PSE quien saldrá mucho más desprestigiado.

El gobierno, secuestrado esde el primer día

La ilegalización de la izquierda abertzale (que obtuvo algo más de 104.000 votos nulos y que habría obtenido hasta 7 diputados) ha escorado el parlamento vasco hacia la derecha de forma drástica. La izquierda tiene una representación de sólo 30 diputados (25 el PSE-EE, 1 EB y 4 Aralar). Mientras que la derecha tiene 45 diputados (30 el PNV, 13 el PP, 1 EA y 1 UPD). Cuando Patxi López sea elegido lehendakari y forme gobierno, no podrá dictar ni una sola ley sin llegar a acuerdos con la derecha.
La ceguera del cretinismo parlamentario, asociada a la falta de confianza en la clase trabajadora como motor del cambio, hace creer a los dirigentes del PSE que con ellos en el gobierno las cosas serán distintas: acabarán con la crisis y habrá progreso y armonía social. ¡Qué equivocados están! La crisis está golpeando la economía vasca de forma aún más virulenta que en el resto del Estado, como demuestra el crecimiento del paro en el mes de febrero de un 5,05% en la comunidad autónoma, frente a un 4,63% en el conjunto del Estado. El BBVA habla de una recesión de la economía española del 2,8%, el mayor retroceso desde la Guerra Civil. La recesión se está profundizando a pesar de la tremenda cantidad de "estímulos" (dinero público regalado a espuertas a empresarios y banqueros) a la economía. No será una recesión corta, ya se apunta a finales del 2010 o 2011 el inicio de una recuperación que, en cualquier caso, con estos lastres será raquítica. En estas circunstancias los dirigentes del PSE se ofrecen voluntarios para "gobernar" el ejecutivo del capitalismo en el País Vasco. En el horizonte de los dirigentes del PSE sólo está contemplado el seguidismo hacia el PP o si fracasa, echarse a los brazos del PNV.

Movilizaciones de la clase obrera

Cualquier ley o medida que el PSE-EE quiera aplicar en los próximos cuatro años estará supeditada a los intereses de la derecha, por lo que es previsible esperar una época de grandes movilizaciones. Ya antes de entrar al gobierno hay cada día más manifestaciones contra los EREs (trabajadores de Cegasa, de Recticel Ibérica...). El 26 de marzo se manifestaron los prejubilados en Vitoria-Gasteiz (500.000 personas mayores y 135.000 viudas cobrando salarios miserables). En el orden del día está la convocatoria de una huelga general por parte de ELA y LAB en defensa de una política social y de los derechos democráticos.
¿Qué hará en estas circunstancias Patxi López? La única alternativa para frenar ataques como privatizaciones, recortes sociales y de los derechos democráticos para la clase trabajadora vasca y la juventud será tomar la calle. En vez de aliarse con el PP o el PNV el PSE debería girar a la izquierda y defender un programa auténticamente socialista desde la oposición, apoyándose en las luchas obreras.
Un gobierno de la derecha vasca en Vitoria sería igualmente un gobierno en crisis desde el primer día. No podrían satisfacer las necesidades sociales, que crecen con el deterioro de la situación económica.
Entramos en una etapa de enorme efervescencia que se dejará sentir en absolutamente todos los estratos de la sociedad. De los sectores más activos de la clase obrera y de la juventud, que se inspiren y profundicen en el conocimiento del marxismo, surgirá la dirección capaz de dar una alternativa y encabezar la lucha por la transformación de la sociedad.

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