El verano del 2009 se va a recordar como uno de los más duros en Euskal Herria en los últimos años por la represión que se ha sufrido. El gobierno de Patxi López, lejos de diferenciarse del gobierno represor de Ibarretxe y de la burguesía vasca, ha profundizado aún más la represión contra los derechos democráticos.
El verano del 2009 se va a recordar como uno de los más duros en Euskal Herria en los últimos años por la represión que se ha sufrido. El gobierno de Patxi López, lejos de diferenciarse del gobierno represor de Ibarretxe y de la burguesía vasca, ha profundizado aún más la represión contra los derechos democráticos.

Prueba de ello han sido las ilegalizaciones de diferentes actos y manifestaciones que todos los años se organizan, desde hace décadas, coincidiendo con las fiestas populares. Esto ha llegado hasta el punto que de no ser por su gravedad sería ridículo: el pasado 5 de septiembre fueron prohibidos en Hernani un campeonato de fútbol y otro de mus con el argumento de que estaban organizados por ETA, porque estos actos los habían preparado para reivindicar los derechos democráticos de los presos. Pero el caso más grave ha sido el de Remi Ayestarán, teniente de alcalde de Villabona por ANV. Este concejal que estaba en un concierto de las fiestas de su pueblo, fue provocado una y otra vez por los ertzainas que se le acercaron, llegando al punto de que uno de ellos le hizo insinuaciones como "tú me gustas mucho". Al final Remi se encaró con los policías invitándoles a salir del pueblo. Pocos minutos después tuvo un infarto que acabó con su vida al cabo de unas horas. Por si fuera poco, al día siguiente la Ertzaintza se rió e insultó públicamente su novia. Todo esto demuestra la brutalidad de la policía vasca, el acoso constante al que castigan a toda la izquierda abertzale y sus simpatizantes. Como respuesta a este ataque, Villabona se paralizó en una huelga total de un día, cerrando tanto empresas como comercios, y hubo una huelga de una hora en la comarca de Tolosaldea.
Otro de los sectores más castigados en el último período son los familiares de los presos (algunos de ETA y otros no, como los encausados por sumarios como el 18/98). Sus manifestaciones han sido perseguidas y reprimidas continuamente, acabando con decenas de heridos, algunos de los cuales son gente de edad avanzada. El gobierno justifica estas ilegalizaciones bajo el argumento de que estos actos hacen apología del terrorismo. Pero lo que estos familiares reclaman son los mismos derechos que tienen el resto de presos en el Estado español: que estén en cárceles cercanas a sus localidades, que si han cumplido sus condenas puedan salir y que si están con enfermedades graves (hay presos con cáncer, etc.) también puedan quedar libres.

Impunidad para los fascistas

Uno de los hechos más relevantes que se ha repetido en pocos meses es el de los secuestros. En mayo secuestraron al bilbaíno Lander Fernández. El pasado julio, Alain Berastegi fue secuestrado durante siete horas en un bosque por unas diez personas que decían ser policías. Le presionaron para que colaborara con ellos, le torturaron, golpeándole y asfixiándole, con la práctica de la bolsa, varias veces. Salvo un pequeño canal de Pamplona, Apurtu Telebista, ninguna otra televisión, ni pública ni privada, cubrió la rueda de prensa ofrecida por Alain para denunciar los hechos. Todos estos sucesos tan graves están siendo ocultados por los medios de comunicación burgueses.
Pero el caso de Jon Anza es el más terrible. Su desaparición durante más de cinco meses trae a la memoria los episodios de la guerra sucia. Hasta Egibar, presidente del PNV de Gipuzkoa, hace pocos días, ha tenido que hacer declaraciones públicas diciendo que "sería bueno que Rubalcaba explicara si la policía española detuvo a Jon Anza". Lo curioso del tema es que la gran mayoría de los medios no recogió su pregunta. Es evidente la importancia de este hecho que quieren ocultar.
Mientras que todo esto ocurre, bandas fascistas que firman con nombres de organizaciones que se presentan libremente a las elecciones como La Falange, atacan herriko tabernas, tumbas de republicanos luchadores de la guerra civil (algunos socialistas) y campan a sus anchas por las ciudades intentando amedrentar.
El gobierno de Patxi López, lejos de atajar todo esto, de dar una alternativa a la falta de derechos democráticos (concediendo el derecho de autodeterminación) y de castigar a los fascistas, será incapaz de solucionar los problemas de Euskal Herria a través de la represión, y menos de la mano del PP el cual le obligará a ser cada vez más duro si quiere sus votos para mantenerse en el gobierno vasco. Pero esta brutal represión sólo conseguirá lanzar a más jóvenes a las filas de ETA y de la lucha callejera, utilizando métodos que no sirven para conseguir los derechos democrático-nacionales del pueblo vasco, ni para defender los intereses de la clase trabajadora vasca y del resto del Estado.

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