Puntual a su cita, EL MILITANTE ha reflejado las aspiraciones de los oprimidos a través de miles de artículos y crónicas, trasladando la actividad militante de la vanguardia obrera y actuando como memoria colectiva de nuestra clase. Nuestras ideas han sido puestas a prueba, en la teoría y en los acontecimientos. Hemos construido instrumentos valiosos para la lucha, como el Sindicato de Estudiantes, la mayor organización estudiantil y con más capacidad de movilización de la juventud. También hemos batallado en el frente ideológico, desarrollando la Fundación Federico Engels, la principal editorial de literatura marxista en lengua castellana. Y nuestra intervención sistemática y tenaz en el frente sindical está dando frutos importantes, entre los que cabe destacar la creación de GanemosCCOO.
En nuestro 40º aniversario preguntamos a nuestros compañeros y compañeras, simpatizantes, sindicalistas y activistas juveniles cómo valoran la existencia de un periódico como EL MILITANTE, y qué papel ha jugado en su militancia.
EL MILITANTE no es solamente la voz por la transformación social y la lucha por el socialismo, sino también referencia indiscutible y necesaria de la Izquierda que lucha. Ante las etapas más feroces de desarme ideológico y desmovilización, EL MILITANTE ha atacado al sistema capitalista y propuesto alternativas revolucionarias. Para mí supuso siempre la resistencia desde posiciones marxistas, después de una Transición política cerrada en falso y que nos degolló las aspiraciones por un mundo mejor.
Es la prueba fehaciente de que el comunismo no ha sido derrotado del todo y que tiene aún mucho que decirle a la historia. Aunque en los años noventa se intentase levantar un discurso en torno “al fin de la historia”, la propia historia ha demostrado que los oprimidos no se dejan aplastar: esa es la clave del resurgimiento de las luchas desde el 15-M; que la lucha de clases mueve la historia y mientras existan explotadores, existirán explotados para darles batalla. En mi militancia ha jugado un papel fundamental a la hora de encontrar una referencia respecto al significado de los acontecimientos contemporáneos, al margen de la propaganda burguesa y encontrar en él una perspectiva marxista, combativa y de clase.
Cuando me leí por primera vez EL MILITANTE me sorprendió que no presumía de la supuesta “imparcialidad” de otros periódicos, sino que explicaba desde el lado de los trabajadores lo que estaba ocurriendo tanto a nivel internacional como en el Estado español y tenía ¡una sección de juventud! y ¡otra sindical! Lo leí antes de que estallase la crisis económica y ya entonces explicaba que era inminente, que estallaría, que la burguesía se enfrentaría a la clase trabajadora, pero que la clase trabajadora tenía alternativa. Así que desde entonces es mi herramienta para comprender y mi alternativa para luchar. Su existencia es una necesidad.
EL MILITANTE ha sido en estos 40 años de vida la crónica fiel de la historia de nuestra clase y de una realidad, la que vivimos la inmensa mayoría, que se nos niega constantemente a través de los grandes medios de comunicación: la de la explotación, la injusticia y la necesidad a la que nos vemos sometidos la mayoría por culpa de un sistema podrido. También ha levantado una alternativa de lucha revolucionaria y anticapitalista en la que poder organizarnos. EL MILITANTE recoge las mejores y más valiosas conclusiones que los trabajadores y la juventud han sacado a través de su historia: no tenemos otra alternativa que organizarnos y levantarnos para luchar contra quienes nos someten, para luchar por un sistema socialista, democrático y que genere un mundo donde la vida merezca la pena ser vivida.
En un mundo como el actual, en el que la mayoría de los medios de comunicación está en manos del neoliberalismo y al servicio de las élites económicas, todas las herramientas de las que nos dotemos serán pocas y EL MILITANTE sin duda es un soplo de aire fresco y de libertad, que ayuda a mantener la bandera de la combatividad ante el capitalismo más voraz y salvaje.
En nuestra organización y para nuestra militancia, considero EL MILITANTE como una herramienta más de información, formación y movilización.
El sistema no domina a través de la represión, sino a través del control ideológico, haciendo creer a la gente que las cosas no pueden cambiar. Y si se parte de la base de que las cosas no pueden cambiar, no vas a intentar cambiarlas y, efectivamente, nunca cambiarán. Por eso es imprescindible que los trabajadores dispongamos de medios de comunicación propios que cuenten las cosas desde el punto de vista de nuestra clase, en vez de repetir la visión del sistema. En este sentido, creo que EL MILITANTE es el mejor periódico obrero de este país y juega un papel fundamental para difundir una alternativa revolucionaria al capitalismo.
Llevo leyendo EL MILITANTE desde que comenzó mi vida laboral hace más de 15 años. Como militante político y persona con conocimiento del mundo capitalista en el que vivimos, creo que su labor es esencial, es un referente desde el punto de vista de la información real y como creador de opiniones alternativas a la supuesta verdad del funcionamiento del mundo burgués, sacando a la luz opiniones silenciadas desde los medios tradicionales. Las luchas en las fábricas, los conflictos internacionales, las luchas en las aulas son temas de los que sólo nos informa este medio.
Mi valoración es claramente positiva, seguiré leyendo el periódico e informándome a través de sus páginas, y confío en que su buena salud dure muchos años. Salud y República.
En 1992, cuando conocí EL MILITANTE, el estado de ánimo predominante en las filas del movimiento obrero era de derrota y confusión por la reciente caída de la URSS. En sus páginas encontré la explicación, el porqué se había producido este fenómeno, anticipado brillantemente por León Trotsky en 1936 en su libro La revolución traicionada.
Para aquellos que nunca habíamos leído nada de Trotsky, los artículos de EL MILITANTE fueron una revelación, como posteriormente lo serían aquellos que vaticinaban —fruto del análisis marxista— la crisis económica actual, cuando predominaba la euforia económica basada en la errónea creencia, propagada por la burguesía, de que la economía capitalista había superado los ciclos de boom-recesión.
EL MILITANTE ha jugado un papel muy importante de orientación política en unos años en los que las ideas reaccionarias fueron hegemónicas. Confío en que siga haciéndolo, ahora cuando se avecinan momentos trascendentales para nuestra clase.
En medio de todas las mentiras y manipulaciones de la burguesía, EL MILITANTE nos demuestra continuamente que la verdad es inevitable, aunque “ellos” intenten destruirla.
Gracias a él he desarrollado mi militancia de manera coherente con mis ideas, las del marxismo, elevando mi nivel político y dándome la orientación correcta para intervenir directamente en las luchas por la defensa de los derechos de la clase obrera en las que vengo participando los últimos años.
En mi militancia creo que ha sido crucial para desarrollarme en el terreno personal, comprender el mundo que nos rodea mucho mejor y desear adquirir más conocimientos sobre materialismo histórico y científico, el cambio climático, etc. En resumidas cuentas, para mí ha supuesto dar sentido a mi vida.