Este 28 de junio se celebra una vez más el día del Orgullo LGTB. Pero en esta ocasión, la movilización en defensa de los derechos de la comunidad y las personas LGTB ha estado marcada por la matanza perpetrada hace unas semanas en Orlando (EEUU). Esta cruel masacre ha vuelto a poner encima de la mesa, de una forma más descarnada que nunca, la situación de opresión y persecución que sufren millones de personas por el único delito de su orientación sexual. Nuevamente sale a la superficie una lacra más de éste sistema injusto, criminal, opresor y machista que nos gobierna: el capitalismo. En Orlando, el ataque homófobo acabó con la vida de 49 personas e hirió gravemente a muchas más: las víctimas eran en su mayoría jóvenes homosexuales latinos de clase obrera que pretendían divertirse y vivir sin trabas su sexualidad en un local que consideraban seguro.
La reacción solidaria de la juventud y la clase trabajadora del Estado español e internacional no se hizo esperar. A las pocas horas, en todo el mundo miles de personas se manifestaban en apoyo de las víctimas y sus familias, en algunos casos con demostraciones masivas como ocurrió en Londres, y haciendo acciones de denuncia en países en los que la persecución de los homosexuales es ley, como en Marruecos, dónde los activistas desafiaron la represión desplegando la bandera arcoíris frente al Parlamento en Rabat.
La doble moral de los defensores de este sistema opresor
Nada más conocerse los terribles atentados de Orlando, los gobiernos que nos oprimen y nos reprimen inundaron las redes sociales con sus lágrimas de cocodrilo. Estos campeones del cinismo y la hipocresía, que no tienen el menor reparo en pisotear todos los días los derechos de la mayoría de la población en todo el mundo, quieren comprar su conciencia con un discurso “políticamente correcto”. Pero no nos engañan.
Todos ellos, desde Barack Obama a Merkel, pasando por Cameron, Hollande o Rajoy, no tienen escrúpulos a la hora de promover guerras imperialistas que arrasan países y provocan el éxodo de millones de refugiados que luego son tratados de manera infame. Que no nos hablen de derechos de la comunidad LGTB, pues estos gobiernos son los que sostienen regimenes bárbaros, como el turco, el saudí, el marroquí, el egipcio, donde la persecución legal y las ejecuciones sumarísimas contra homosexuales están en el orden del día. La política de los gobiernos capitalistas de occidente también es de fraternal apoyo a la extrema derecha en países de Europa del Este o en Ucrania, donde los fascistas actúan con total impunidad en sus pogromos asesinando homosexuales. Por supuesto, en esta tarea de perseguir a la comunidad LGTB de manera despiadada, los gobiernos de Rusia y China están en la vanguardia, reflejando las nefastas consecuencias de lo que fue en su momento el estalinismo, y lo que ahora significa la restauración del capitalismo.
En el Estado español, el Partido Popular y sus dirigentes, igual que el aparato policial y judicial, son los mismos que permiten manifestaciones fascistas y los amparan en los tribunales cuando atacan a jóvenes LGTB. Los ataques homófobos se han multiplicado por todo el Estado español (según el Ministerio del Interior fueron más de 169 en 2015). Pero en la estadística solo se incluyen aquellos que han sido puestos en conocimiento de la policía, y hay miles que quedan sin denunciar por miedo a represalias o la vergüenza social que significa comprometerse en juicios públicos sin contar con ningún apoyo y respaldo institucional. Exactamente igual que en el caso de la violencia contra las mujeres, los golpes de pecho del PP, de las instituciones, de la policía y los jueces, contrasta con la realidad de una opresión machista que es tolerada y fomentada cotidianamente desde el poder.
Es el caso de las reformas educativas promovidas por el PP, como la LOMCE, que refuerza la injerencia de la Iglesia Católica en los centros de enseñanza pública, la misma Iglesia que, a través de sus arzobispos y jerarcas, carga de la manera más miserable contra los derechos LGTB atizando la campaña de criminalización permanente. Estos elementos, que sostuvieron la dictadura franquista y están señalados por miles de casos de abusos sexuales a menores, nos quieren dar lecciones de moral. ¡Que hipocresía más despreciable!
El origen del Día del Orgullo y la tradición de lucha del colectivo LGTB
Que dos personas de su mismo sexo quieran mantener relaciones sentimentales y sexuales no es ninguna enfermedad ni ningún delito, al igual que haya personas que sienten que su cuerpo y su género no se corresponden. Durante décadas estos hechos propiciaron que las personas LGTB fueran perseguidas y marginadas, y se crearan guetos como Castro en San Francisco o el propio barrio de Chueca en Madrid. La lacra del machismo y la homofobia que alimenta el capitalismo ha propiciado que millones de jóvenes tengan que vivir una vida de mentira, exponiéndose a la marginalidad e incluso a la violencia alentada por aquellos que crean un ambiente de criminalización contra el colectivo LGTB.
Como todos los movimientos que han logrado conquistas y avances sociales, fueron los más oprimidos quienes se levantaron contra el orden y la moral que los condenaba. El 28 de junio de 1969, en el Stonewall Inn, un bar de un barrio marginal de Nueva York controlado por la mafia y que explotaba de diferentes maneras a su clientela LGTB, estalló una de muchas revueltas del colectivo. El motivo fue el hartazgo acumulado por las constantes redadas policiales y el desprecio al que se veían sometidos día tras día. Esta experiencia de lucha, que se prolongó durante días en los que tuvieron que hacer frente a una dura represión, llevó a miles de jóvenes a la necesidad de organizarse para defender sus derechos. El 28 de junio de 1970 en Nueva York se celebró el aniversario de Stonewall Inn y se empezó a forjar como un día de la comunidad LGTB luchadora, organizada y comprometida, que se ha ido repitiendo año tras año ampliando el número de participantes.
Fueron las capas más golpeadas y humildes, provenientes de la clase obrera, quienes levantaron la bandera de la lucha LGTB, al igual que ocurrió en las primeras manifestaciones celebradas en los años setenta en Madrid o Barcelona, o en aquellos iniciales Orgullos en Madrid, menos vistosos, obligados a transcurrir en las inmediaciones del Templo de Debod y sometidos al hostigamiento de las bandas fascistas. Como la experiencia demuestra largamente, cualquier derecho de la juventud y la clase trabajadora, incluidos los derechos LGTB, se conquistan con la unidad, la lucha y la organización.
¡Contra la opresión LGTB, lucha anticapitalista y organización revolucionaria!
En los últimos años también se ha producido una campaña para tratar de acabar con la memoria de lucha del colectivo LGTB. Este intento de desideologizar las reivindicaciones, la memoria y la movilización de las personas LGTB, pretende que no nos levantemos ahora que con la crisis las lacras del sistema capitalista se recrudecen, y buscan separarnos a las personas LGTB del resto que sufrimos la opresión de este sistema. Además han tratado de convertir las manifestaciones que conmemoran la movilización incansable LGTB en un lucrativo negocio para la élite empresarial, que como AEGA (la principal asociación empresarial gay de Madrid que gestiona el día del orgullo en la ciudad) se erigen demagógicamente en defensores de nuestros derechos pero no tienen ningún escrúpulo a la hora de explotar laboralmente a cientos de jóvenes y trabajadores, mantienen excelentes relaciones con el PP y defienden un ocio inaccesible económicamente para los que venimos de barrios humildes.
Los jóvenes, y los sectores avanzados del movimiento obrero, tenemos que trabajar por recuperar el carácter de clase y combativo con el que el Orgullo nació. Sólo así se puede convertir en un ariete de lucha contra un sistema que sólo nos ofrece opresión. Sí, la lucha por los derechos de la comunidad LGTB forma parte de otra más amplia, del combate de millones de hombres y mujeres en todo el mundo por alcanzar una sociedad que no pisotee la dignidad y la vida de las personas ¡Una sociedad socialista!
