El 28 de agosto escuchábamos a la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, decir en rueda de prensa que “este país vive una primavera” refiriéndose al empleo, y que no sólo vivimos una recuperación económica, sino que es “sólida, sana y social”. Sin embargo, ejemplos como la impresionante movilización de más de la mitad de la población de Linares (Jaén) exigiendo empleo desmienten estas ridículas y ofensivas declaraciones.
Linares es una ciudad industrial, cuya mayor empresa, Santana Motor, ocupaba a 2.000 trabajadores entre la empresa principal y las auxiliares. En 2011, Santana Motor cerró tras la firma de un pobre acuerdo entre la Junta de Andalucía y CCOO y UGT que sólo contemplaba 800 prejubilaciones, ofreciendo a otros 300 trabajadores un plan formativo o una indemnización. Este acuerdo ni siquiera se ha cumplido. Así, Linares se ha convertido en la ciudad con más paro de todo el Estado, un 44,5%, según el Instituto Nacional de Estadística.
Esta situación insostenible ha desembocado en la enorme manifestación de 40.000 personas el pasado 14 de septiembre. Convocada por una plataforma ciudadana, que en tan sólo mes y medio ha conseguido más de 25.000 seguidores en facebook, la protesta ha dado expresión al tremendo malestar social que se vive en esta ciudad (como en tantas otras). En un ambiente combativo se podían escuchar gritos como “Linares en lucha”, “Susana alerta, Linares despierta”, o “Rajoy escucha, Linares en lucha”, señalando claramente a los responsables de la situación: tanto el Gobierno central de Rajoy como el de Susana Díaz en la Junta andaluza. Junto a esto, el grito unánime que recorrió las calles fue la exigencia de reindustrialización.
Después de haber firmado la pérdida de la mayor fuente de puestos de trabajo de la comarca con el cierre de Santana Motor, CCOO, con el respaldo ahora de IU, justificaban no participar en la movilización diciendo que la plataforma ciudadana que la convoca es ambigua en sus peticiones, no tiene un programa acordado entre todo el pueblo y no les deja llevar banderas propias. Una nueva demostración del desprecio de la dirección de CCOO e IU a la movilización social y su renuncia a una lucha consecuente y organizada por el empleo.
Más allá de la propaganda sobre la recuperación, lo que vivimos cotidianamente jóvenes y trabajadores son recortes en sanidad, educación y servicios sociales, pérdida de poder adquisitivo y paro crónico…, y que llevan a que en Andalucía el 42% de la población esté en riesgo de exclusión social. Este es el alimento para que haya no uno, sino más Linares. La única forma de mantener los puestos de trabajo y frenar los recortes pasa por la lucha organizada y la movilización masiva.