Este 31 de marzo, decenas de miles de habitantes de ciudades y pueblos de la conocida como “España vaciada”, hemos tomado las calles de Madrid. La convocatoria, impulsada por las plataformas “Soria ¡YA!” y “Teruel Existe”, ha contado con el apoyo de 90 asociaciones, organizaciones y colectivos de 23 provincias distintas que llevamos años luchando por mantener vivos los territorios vaciados por las políticas de concentración económica e industrial.
La despoblación es una realidad que afecta de forma sangrante a las provincias como Soria, Zamora, Guadalajara, Teruel o Segovia, que han visto como en los últimos años más del 80% de sus municipios están en riesgo de extinción porque a día de hoy viven menos de mil personas. Según datos del INE, los territorios rurales del Estado Español pierden cinco habitantes por hora (45.000 al año), cada quince días hay un pueblo más en riesgo extremo de despoblación y aunque estas zonas ocupan el 90% del territorio sólo concentran el 20,7% de la población total del país.
La despoblación: un lucrativo negocio para la derecha
Todo esto tiene causas muy concretas: la falta de un presente y futuro para los jóvenes y los trabajadores que se ven obligados a marcharse de sus casas. Es la consecuencia directa de la destrucción de industrias y puestos de trabajo, de la infraexplotación de las tierras, de deficientes infraestructuras de transporte, comunicación y telecomunicaciones; abandono de montes y ríos que hacen mucho más salvajes e incontrolables los incendios; o los recortes en los servicios públicos, educativos y sanitarios.
Los líderes del PP, Cs y Vox se han intentado lavar la cara participando en la manifestación del pasado día 31. Mientras prometían “adoptar medidas urgentes” para solucionar los problemas que afectan de forma directa a los habitantes de la “España vaciada”, los manifestantes les recibíamos con abucheos y exigíamos que abandonaran la manifestación. Todas y todos los que participamos en la protesta somos conscientes de que han sido y son sus políticas de privatizaciones, favores y beneficios a las grandes empresas, que durante décadas y remontándonos a la dictadura franquista, han vaciado pueblos y ciudades para seguir obteniendo grandes beneficios económicos.
Por eso, mientras la clase trabajadora del campo y la ciudad vivimos en nuestras propias carnes la precariedad laboral, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna o la falta absoluta de servicios (como farmacias, médicos o transporte público), el gobierno del Partido Popular ha alimentado la despoblación que vivimos en muchas zonas. Podemos ver claros ejemplos al respecto, como la creación de cementerios nucleares en Cuenca, continuos trasvases –que han dejado muchos pueblos sin agua y han tenido que ser abastecidos con camiones cisterna– o la creación de macrogranjas, como otra forma más de especulación llevada a cabo por el PP y el PSOE. ¡Es una auténtica vergüenza!
Las promesas del PSOE y los dirigentes sindicales son papel mojado
La movilización de la “España Vaciada” también contó con el apoyo y participación de miembros del PSOE, tanto del gobierno central como de distintas comunidades, y los líderes de CCOO y UGT. Lamentablemente, todas las declaraciones y promesas del Ministro Agricultura, Alimentación y Medioambiente Luis Planas, de Unai Sordo o José María Álvarez son auténtico papel mojado.
En primer lugar, las cúpulas sindicales no han dado una respuesta contundente a los salvajes ataques que han empeorado las condiciones de vida de la clase obrera tanto el campo como en la ciudad, aislando a los trabajadores de las zonas despobladas.
En segundo lugar, el nuevo Ejecutivo no sólo no ha revertido los recortes y privatizaciones aplicadas por el PP –que han facilitado el empobrecimiento exagerado y la despoblación de muchas zonas del Estado– sino que algunos gobiernos ‘socialistas’ autonómicos han aplicado las mismas políticas que la derecha. Lo hemos visto de forma clara con el caso de Fraguas en Guadalajara: la Junta de Castilla–La Mancha ha multado y pretende encarcelar a seis jóvenes que reconstruyeron Fraguas, un pueblo abandonado desde hacía más de 40 años, para hacerlo habitable de nuevo. Esta misma Junta también se negaba a solucionar la situación de frío que vivían los alumnos del IES Don Juan Manuel, el único instituto de la localidad de Cifuentes, en Guadalajara, después de que la vieja caldera del centro se estropeara.
¡Ser pocos no resta derechos! La lucha en la calle es el único camino
Las impresionantes movilizaciones en defensa de la sanidad pública en Teruel, la respuesta contundente de la población a la represión de “Fraguas Revive” en Guadalajara o los movimientos por un tren digno en Soria y Extremadura son ejemplos de las luchas que se están dando en territorios cada vez más despoblados y abandonados. Estos movimientos, entre otros, han confluido en la impresionante manifestación de la “revuelta de la España vaciada” y marcan el camino para la lucha unificada contra el desastre de la despoblación y en defensa de un futuro digno.
Para conquistar nuestro futuro debemos continuar con la movilización y confluir con las luchas que están protagonizando los trabajadores y trabajadoras en las diferentes empresas y administraciones, en pueblos y ciudades, y forzar la convocatoria de una huelga general que incluya, entre otras, estas reivindicaciones.
Desde Izquierda Revolucionaria apoyamos activamente este gran movimiento y sabemos que la lucha contra la despoblación es la misma lucha que la lucha por un presente y futuro digno para la mayoría: contra la precariedad laboral, por servicios públicos, infraestructuras de calidad, agricultura y ganadería sostenibles, un mantenimiento de los montes y ríos adecuado para contribuir a la generación de energías limpias. Eso significa poner bajo el control de los trabajadores y trabajadores todos los medios de producción, socializar los recursos nacionales, los terrenos sin explotar, etc.
Sólo con la movilización en torno a un programa socialista basado en estos ejes, un plan de lucha que rompa con el capitalismo, el sistema culpable de toda la situación de precariedad que viven nuestros pueblos y ciudades, podremos revertir la despoblación y garantizar un futuro digno para la “España vaciada”.
¡Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro!
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