Tras casi un año de Gobierno reaccionario formado por PP, Ciudadanos y Vox en Andalucía las consecuencias de su ofensiva contra la clase trabajadora y la juventud son palpables: privatizaciones en la sanidad, rebajas fiscales a las clases más altas y ataques al movimiento feminista, la educación pública y los inmigrantes, entre otras.
Bajada de impuestos a los más ricos a costa de los servicios públicos y los trabajadores
El trifachito ha puesto en marcha la demagógica “revolución fiscal” y la “bajada de impuestos masiva”, que no es más que una pérdida de fondos públicos a favor de los más ricos. La parte principal de esta medida es la reforma del IRPF, reduciendo los ocho tramos de cotización que había en Andalucía a cinco. Así, las rentas más altas pagarán menos mientras que los que menos ingresan seguirán pagando más en proporción a sus ingresos. El resultado es la pérdida de 200 millones de euros de recaudación de fondos públicos que se recuperarán a costa de más recortes en los servicios públicos y en las condiciones de vida de los trabajadores.
La sanidad pública es una de las grandes damnificadas de este Gobierno. Juan Manuel Moreno, el presidente de la Junta, ha anunciado que no se contratarían más profesionales en sanidad en un mínimo de seis meses. Además, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha ordenado no cubrir ningún contrato de larga duración. Se trata de un intento de ERE encubierto en la sanidad pública. Aquí vemos cómo el regalo de PP, Cs y Vox a los más ricos se “compensa” pasando la factura a la sanidad pública.
Desmantelar la educación pública es otro de sus objetivos. En el último año se han cerrado alrededor de 400 centros de educación primaria y se han perdido 900 plazas de docentes entre la enseñanza primaria y secundaria pública. Eso sí, el Gobierno de la Junta ha aumentado en 41 millones de euros su inversión en la educación concertada y privada controlada por la Iglesia Católica. ¡Más dinero público para financiar sus chiringuitos y su adoctrinamiento ideológico!
La lucha es el único camino
Todos estos ataques van acompañados de una ofensiva brutal para imponer su ideario reaccionario. No es ninguna casualidad que desde el primer día los derechos de las mujeres hayan estado en el punto de mira de la Junta. Esta lucha ha sido una de las puntas de lanza de la movilización de nuestra clase, y de ahí la saña con la que lo atacan. Ahí están sus actos: desde la exigencia de Vox de tener una “relación detallada de nombres y apellidos” de los trabajadores de violencia de género para “depurar casos ideológicos”, estableciendo un peligroso precedente para la elaboración de listas negras, hasta la reciente petición del PP y Vox en El Ejido de abandonar el sistema de seguimiento de víctimas de violencia machista. La escandalosa consigna de que “la violencia no tiene género” acuñada por la derecha y la ultraderecha resume a la perfección cuáles son sus intenciones.
Por eso, frente a esta ofensiva reaccionaria debemos organizar la respuesta en las calles, defendiendo una alternativa revolucionaria para frenarlos y acabar con el paro, la desigualdad, la explotación, la opresión de todo tipo y todas las lacras sociales que sufrimos la mayoría.