¡Fuera las casas de apuestas de nuestros barrios!
El pasado 6 de octubre más de 3.000 jóvenes y trabajadores nos manifestamos en el madrileño barrio de Tetuán para exigir la prohibición de las casas de apuestas. La vertiginosa proliferación de estos salones de juego y las apuestas online, impulsadas por un constante bombardeo publicitario a través de iconos juveniles y celebridades, ha contado con la complicidad absoluta de las instituciones y se ha llevado por delante la vida de miles de familias trabajadoras. La Red de Atención a las Adicciones (UNAD) destaca un aumento del 52% de personas adictas al juego, algo que afecta especialmente a las clases más humildes, que han visto cómo en los últimos años las calles de los barrios de Tetuán, Puente de Vallecas o Ciudad Lineal son acaparadas por multinacionales como CIRSA o CODERE que encuentran en la falta de aspiraciones de una juventud castigada por el paro y la precariedad, una suculenta fuente de negocios y el combustible para la ludopatía. Según la Dirección General de Ordenación del Juego, los problemas económicos fueron el detonante previo a la adicción en el 45% de los jugadores patológicos.
Se lucran de nuestra miseria
Al igual que el tráfico de drogas o la prostitución, el juego se está convirtiendo en unos de los negocios más lucrativos del sistema capitalista. El auge de las casas de apuestas responde a un crecimiento planificado por los capitalistas y los gobiernos que no tienen el menor reparo en hundir en la miseria a las familias de clase trabajadora a través del juego, la droga, desahuciándonos o aumentando la precariedad laboral. Grandes empresas como Blackstone y otros fondos buitre ya han comenzado a tomar el control de los centros y el pasado agosto CODERE anunciaba la contratación como asesor global de Rafael Catalá, exministro de justicia y exdiputado del Partido Popular en el Congreso durante el gobierno de Mariano Rajoy. En la Comunidad de Madrid, las casas de apuestas se han incrementado en un 304% desde 2013, adueñándose principalmente de los distritos más pobres de la capital. Los distritos de Puente de Vallecas, Latina y Usera, en los que un 60% de los vecinos tiene rentas inferiores a 25.000 euros al año, concentran la mayor proliferación de salones de juego. Presionados por la precariedad, la ilusión de ganar dinero rápido actúa de enganche.
Contra la “heroína del siglo XXI “¡Por un ocio sano para la juventud!
Por añadidura, la connivencia institucional atañe también a las Fuerzas de Seguridad del Estado, completamente inactivas ante la más que conocida entrada de menores en los salones, el trapicheo de droga o la venta de alcohol. Muchas casas de apuestas se encuentran cerca de institutos, parques o bibliotecas, multiplicando los casos de ludopatía entre los jóvenes. En un contexto de más de un 30% de paro juvenil combinado con una tasa de temporalidad para los que trabajan de más del 70%, arrojar a la juventud al juego y colmarla de falsas ilusiones es una poderosa herramienta para atomizarla y desactivar la lucha social. No hay que olvidar que se trata de la misma juventud que ha protagonizado las mayores movilizaciones contra la LOMCE, contra el cambio climático o por la lucha feminista.
No es casualidad que una de las principales consignas en la lucha contra las casas de apuestas sea su definición como “la heroína del siglo XXI”. Las casas de apuestas juegan un papel similar que la epidemia de heroína que sufrieron miles de jóvenes durante la Transición, cuando la droga jugó un papel clave para enganchar a miles de jóvenes y desarticular la lucha y las movilizaciones que habían llevado al fin de la dictadura. Los mismos que nos condenan a la precariedad son quienes se benefician de la adicción a las drogas y al juego. Mientras nos dejamos la salud en el camino, estos negocios mueven cada año miles de millones de euros que van a parar a los bolsillos de hombres “elegantes” que dirigen sus negocios sin sufrir los problemas que generan en nuestros barrios.
¡La lucha en la calle es el camino!
El problema de la adicción al juego no es una cuestión individual, sino un problema colectivo y político. Las propuestas de Unidas Podemos para regular las casas de apuestas, restringiéndolas a horarios nocturnos y exigiendo que se publiciten como productos nocivos, son completamente insuficientes y no van a la raíz del problema. Por un lado, no se trata de regularlas, sino de erradicarlas. Y por otro lado, la cuestión no es únicamente de facilitar medios públicos para tratar casos críticos con ayuda médica o psicológica, sino de prevenir estas situaciones, ofreciendo una alternativa que sólo es posible a través de una transformación social que mejore los recursos de ocio en los barrios obreros. Necesitamos centros culturales y deportivos municipales y gratuitos que permitan un ocio sano a la juventud y los trabajadores. Necesitamos parques, cine, música, teatro y todas las formas de ocio que nos han sido arrebatadas para el único disfrute de las clases privilegiadas.
Debemos comprender el papel político que juegan las casas de apuestas y la necesidad de organizarnos para luchar contra este sistema que nos envenena de mil maneras posibles. La manifestación del otro día en Tetuán y las muchas que se están organizando a nivel estatal son un gran paso adelante, con el que no sólo presionamos en las calles, sino que organizamos en nuestros propios barrios una de las mejores formas de prevención posibles: organizarnos para dar una explicación política a los jóvenes y trabajadores de nuestros barrios de lo que esta lacra significa, de su porqué, así como plantear una alternativa de ocio sano y el camino de la lucha para conseguirlo. Sólo con nuestra intervención consciente y la movilización podremos construir una realidad de la que no queramos escapar, donde no vayamos a buscar en el “azar” toda la riqueza que nos corresponde por derecho propio.