¡Basta de recortes y privatizaciones! ¡Solo con la lucha en las calles podremos frenar a Ayuso!

La degradación y desmantelamiento de la sanidad pública madrileña continúa a marchas forzadas. A la deplorable situación que ya vivíamos desde haces meses, agravada hasta niveles insospechados con el estallido de la pandemia, se suma ahora el cierre masivo de Centros de atención primaria aprovechando la llegada de las vacaciones, y alegando, en un ejercicio de absoluto cinismo por parte del Gobierno de Ayuso, falta de personal de cara a poder mantener abiertos los centros.

Solo en la Dirección asistencial de Centro, que atiende a cerca de 1.300.000 personas, se van a cerrar 41 de los 49 centros existentes. Durante los momentos más duros de la pandemia, Ayuso y su criminal gobierno cerró 56 de los 430 centros de salud existentes en la CAM. Y todavía hoy una parte importante de los mismos son básicamente centralitas telefónicas sin personal médico en las instalaciones.

El objetivo es seguir destruyendo la sanidad pública y ahondar en la privatización de la Atención Primaria, potenciando el lucrativo negocio de los seguros sanitarios, que se ha disparado fruto de la pandemia. No es casualidad que se hayan multiplicado la aparición de clínicas privadas en nuestros barrios, que puedan optar el día de mañana a conciertos con la CAM, tal y como ya ha ocurrido con numerosas pruebas diagnósticas que han acabado externalizadas. Un nuevo negocio 100% seguro con dinero público.

Queremos más personal médico y con condiciones laborales dignas.

El gobierno regional, como ya hizo Ayuso en el peor momento de la pandemia, tiene la desfachatez de alegar que existe “falta de personal” para cubrir las vacaciones durante el verano. La realidad es que las penosas condiciones laborales del personal médico y la saturación de los centros, con el consecuente estrés, lleva a muchos médicos y médicas a huir de la CAM. De los 224 médicos residentes en Medicina familiar que acabaron su especialidad en Madrid, solo se quedarán 17, y en Pediatría de 76 solo se quedarán 5.

Los contratos de trabajo, además de estar muy por debajo salarialmente respecto a otras Comunidades, hasta en 600 euros al mes, son hiperprecarios: frente a contratos de dos años en otras Comunidades, en Madrid hablamos de meses, o en el mejor de los casos de un año. Por otro lado, la carga de trabajo es absolutamente brutal, atendiendo en Madrid hasta el doble de pacientes. Frente a 35 pacientes, con una media de 10 minutos por paciente en otras comunidades (lejos aún del ideal de 15 minutos), en Madrid se llega hasta los 60 pacientes diarios y 5 minutos por paciente.  

Todo esto ha supuesto que las listas de espera no dejen de empeorar, con una media de al menos diez días para ser atendido telefónicamente y de dos semanas si la atención es presencial. Esta auténtica hecatombe en la sanidad pública madrileña es el resultado de que Madrid sea la comunidad con la inversión per cápita en atención primaria más baja de todo el Estado, 140 euros por habitante frente a los 183 de media a nivel estatal.

La realidad es que, con o sin pandemia, para Ayuso y su Gobierno, la sanidad, igual que la educación y los servicios sociales, es un nuevo nicho de negocio para todos esos empresarios amigos que hace una década se forraban con la burbuja inmobiliaria.

¿Por qué no actúa el Gobierno “progresista”? Necesitamos hechos, no discursos.

Sin embargo, no es solo Ayuso. El Gobierno central ha tenido y sigue teniendo la oportunidad de revertir esta situación, impulsando auténticas políticas de izquierdas en defensa de la sanidad pública, comenzando por la derogación de la Ley 15/ 1997. Una ley que abrió las puertas de la sanidad pública a la empresa privada y que no ha dejado de implementarse tanto por el PP como por el PSOE.

¿O es que acaso el Gobierno central no puede prohibir los conciertos con la sanidad privada en todo el Estado? ¿O es que no se puede establecer por ley un modelo sanitario 100% público que acabe con lo ingentes negocietes del PP en Madrid? ¿Por qué no puede nacionalizarse la sanidad privada y todos sus recursos para ponerlos a servicio de la mayoría? ¿No lo justifica la alerta sanitaria, la vida y salud de millones de madrileños? ¿No tendría todas estas medidas un apoyo abrumador por parte de la clase trabajadora?

Desde la oposición de izquierdas en Madrid, especialmente Mas Madrid y Unidas Podemos, aunque se está llamando a participar en las movilizaciones convocadas por los movimientos sociales, asociaciones de vecinos o sindicatos sanitarios como MATS, no se está planteando un plan de lucha unificado y ascendente. Tampoco se reclama a la dirección de los sindicatos mayoritarios en la sanidad, y a las direcciones de CCOO y UGT, que impulsen movilizaciones y una huelga general contundente en el sector sanitario de Madrid, con el apoyo de toda la clase trabajadora y la juventud madrileña que, al fin y al cabo, son los principales afectados por la destrucción de la sanidad pública.

Algunos se lamentan por los resultados electorales y la victoria de Ayuso en la CAM, planteando que habrá que aguantarse y esperar hasta la próxima cita electoral. Esta justificación solo sirve para mantenerse cruzados de brazos y no hacer lo que hay que hacer. Sí Ayuso venció fue porque no hubo ninguna oposición efectiva, real, en las calles, contra sus políticas, ni por parte de las direcciones sindicales en Madrid, ni por la izquierda parlamentaria madrileña, ni por el Gobierno “progresista”.

Si se quiere revertir la situación, los discursos tienen que venir acompañados de hechos, de acción directa y movilización en las calles, y de políticas auténticamente de izquierdas que pongan en evidencia a Ayuso y sus compinches.

¡No al cierre de centros de salud!

¡Por la dignificación de las condiciones laborales del personal sanitario!

¡Por un plan de rescate urgente de la sanidad pública!

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