‘No aceptamos la sumisión a la empresa'

Megasa es una siderurgia ubicada en Narón, un ayuntamiento de la comarca ferrolana. Tiene una plantilla de 244 trabajadores que actualmente están movilizándose por su convenio. Desde finales de agosto están realizando paros de 24 horas y concentraciones ante la empresa una vez a la semana. Durante el último paro de septiembre, la policía hizo su aparición en la puerta de la empresa, actuando con gran brutalidad para permitir la entrada a los esquiroles. Para dar a conocer esta lucha, entrevistamos a César Fraga, presidente del comité de empresa y miembro de la UGT.

‘No aceptamos la sumisión a la empresa'

Megasa es una siderurgia ubicada en Narón, un ayuntamiento de la comarca ferrolana. Tiene una plantilla de 244 trabajadores que actualmente están movilizándose por su convenio. Desde finales de agosto están realizando paros de 24 horas y concentraciones ante la empresa una vez a la semana. Durante el último paro de septiembre, la policía hizo su aparición en la puerta de la empresa, actuando con gran brutalidad para permitir la entrada a los esquiroles. Para dar a conocer esta lucha, entrevistamos a César Fraga, presidente del comité de empresa y miembro de la UGT.

El Militante.- ¿Por qué estáis en lucha?
César Fraga.-
Estamos luchando por un convenio un poco más digno, porque el actual está incluso por debajo del convenio provincial del metal. Nuestras reivindicaciones más importantes son: contratos de relevo (para favorecer la entrada de gente joven y la salida de trabajadores, que en un trabajo como el nuestro es fundamental), promoción interna (el 70% de los trabajadores de la plantilla son especialistas, muchos mayores de 50 años), mejora económica de la incapacidad laboral por accidente, reducción de la jornada laboral (la más alta del sector), homogeneización de primas, IPC real y un plus por trabajar en fin de semana. Lo que pedimos es asumible, a pesar de la crisis, porque aunque en los últimos años la plantilla se redujo notablemente, hemos sido capaces de duplicar la producción de acero.
EM.- ¿En qué punto se encuentra la negociación del convenio?
CF.-
El empresario no reconoce ese esfuerzo que hicimos los trabajadores. No está a la altura y está cerrado a negociar. El motivo es que los dos últimos convenios fueron sensiblemente diferentes a lo que él estaba acostumbrado, y definitivamente ha apostado por infligirnos una derrota, cueste lo que cueste, para cortar la tendencia de mejora que llevamos. Su idea es que nos cueste más la huelga que lo que estamos reivindicando, para sembrar dudas y dividir a la plantilla. Por supuesto, nosotros tenemos muy claro que vamos a continuar con la lucha porque tenemos la razón y porque las luchas no sólo se miden económicamente, también se miden por las bases que quedan para futuras negociaciones.
EM.- ¿A qué crees que se debió la intervención policial del 26 de septiembre?
CF.- La actuación de la policía fue desproporcionada e injustificada. No pasó nada ningún día de huelga que justificase semejante despliegue de decenas de policías. Y menos que nos tratasen como delincuentes. Fue una actuación absolutamente parcial a favor de la patronal. Y esto se entiende menos cuando el subdelegado del Gobierno es afiliado a UGT y presume de ello. Ya le hemos solicitado una reunión para que nos dé una explicación.
EM.- Megasa es una empresa que se caracterizaba por la paz social, ¿qué ha cambiado para que se produzca esta lucha?
CF.-
Bueno, así es. Esta empresa nunca se caracterizó por ser una empresa combativa, y desde mi punto de vista esto se debió a la combinación de dos factores: un empresario muy paternalista que se esforzaba cada día porque los trabajadores tuviesen la sensación de que él les hacía un favor por dejarlos trabajar allí y una plantilla sin tradiciones sindicales arraigadas. Cuando se juntan ingredientes, a veces sale un caldo, y en este caso tuvimos un caldo en forma de paz social. De hecho, desde los años setenta no habíamos tenido ningún convenio conflictivo.
El ingrediente que cambió el caldo fue la llegada de una capa de trabajadores jóvenes que no aceptamos la sumisión a la empresa. Muchos nos orientamos hacia UGT, porque en aquel momento nos dio una perspectiva más global que la CIG (que dirigió muchos años el comité de empresa). Y a partir de ahí empezamos a reivindicar que queríamos una parte de la riqueza que estábamos generando. No queremos toda la plusvalía, pero sí una parte de ella. Es esta justa reivindicación lo que provoca un cambio en la actitud del empresario. Y así llegamos a la actual situación, con la empresa totalmente radicalizada y nosotros con una combatividad más alta que antaño.
EM.- Para terminar, queremos hacerte una última pregunta. ¿Qué opinas de la situación general: la crisis económica, el papel del gobierno, los sindicatos?
CF.-
Voy a hablar muy claro porque, como decía Ibarra, el de Extremadura, "la silla nunca me preocupó". Respecto a la crisis económica, me gustaría hacer hincapié en lo que para un sindicalista debe ser más importante: ¿Quién la va a pagar? Esto es lo fundamental porque mi experiencia me dice que siempre la pagamos los trabajadores, siempre ha sido así. Y está de más decir, pero lo voy a decir, que quien tiene que pagarla son los que más se han beneficiado cuando no había crisis: los empresarios. Se han llenado los bolsillos durante todo un período a costa nuestra y pretenden continuar llenándoselos. Dicho esto, también quiero decir que el gobierno progresista que tenemos puede sacarnos de esta crisis mejor que el PP, que claramente provocaría despidos masivos para resolverla cuanto antes, sin importarle los cientos de miles de familias que se quedarían en la calle.
Respecto a los sindicatos, los veo muy mal. El problema es que no se dedican a lo que deberían, que es defender los intereses de los trabajadores. Y es que, claro, cuando tu puesto de trabajo está en una oficina con aire acondicionado en verano y calefacción en invierno, mientras los trabajadores a los que dices defender se mojan y pasan frío en invierno y se queman y pasan calor en verano, difícilmente tus intereses y los suyos coincidirán... ¡Si hasta te los encuentras por la calle y se te presentan como el secretario general de la federación de tal! Confunden lo que hacen con lo que son. Es muy triste. Lo que hace falta son sindicalistas que pisen el tajo y estén con sus compañeros, para poder comprender cuáles son los auténticos intereses de los trabajadores.

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