La crisis económica internacional está teniendo un impacto brutal en el sector aéreo. Willie Walsh, consejero delegado de British Airways, ha indicado que "la industria aérea se enfrenta al peor escenario de su historia". En los primeros seis meses de este año 24 compañías aéreas estadounidenses se han declarado en bancarrota. Se prevé que el sector aéreo mundial se verá obligado a prescindir de 100.000 empleos antes de que finalice el año. Según Arnaldo Muñoz, director de Easyjet para el sur de Europa, "de las sesenta compañías de bajo coste que existen, seguramente veremos desaparecer 56 en los próximos años".
La crisis económica internacional está teniendo un impacto brutal en el sector aéreo. Willie Walsh, consejero delegado de British Airways, ha indicado que "la industria aérea se enfrenta al peor escenario de su historia". En los primeros seis meses de este año 24 compañías aéreas estadounidenses se han declarado en bancarrota. Se prevé que el sector aéreo mundial se verá obligado a prescindir de 100.000 empleos antes de que finalice el año. Según Arnaldo Muñoz, director de Easyjet para el sur de Europa, "de las sesenta compañías de bajo coste que existen, seguramente veremos desaparecer 56 en los próximos años".
El principal argumento que se ha puesto encima de la mesa para explicar la crisis que está sufriendo el sector aéreo, es la subida desorbitada de los precios del petróleo. La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) calcula en 5.200 millones de euros las pérdidas que sufrirá el sector aéreo en el año 2008, con la previsión de un barril de petróleo a 113 dólares. El propio director general de Spanair manifestó, de cara a justificar el ERE presentado por la compañía que afecta a un tercio de la plantilla, que Spanair "sólo es rentable con el crudo por debajo de 120 dólares". Sin embargo, el precio del petróleo, después de una espectacular subida, ha estado cayendo durante los últimos meses hasta situarse en torno a los 100 dólares el barril. El principal factor de la crisis del sector no es, por tanto, el precio del petróleo, sino la sobreoferta que se ha generado en los últimos años, una auténtica burbuja especulativa que ha terminado por estallar. Según datos de la compañía Clickair "de enero a julio (del 2007) la capacidad de vuelos en España ha crecido un 59% mientras que la demanda lo ha hecho un 44%", y en 2006 "la capacidad subió un 70% y los pasajeros un 30%". Álvaro Middelmann, director de Air Berlín en España, ha indicado que hay una demanda "comprada", es decir, "una demanda que no hay, pero que se consigue a base de bajar los precios".
Compañías en quiebra
De esta manera en el sector aéreo, al igual que ha ocurrido en la construcción y el sector financiero, se ha expandido el mercado más allá de sus posibilidades, acumulando fuertes contradicciones que han terminado por estallar. La desregulación salvaje que se ha llevado a cabo en el sector aéreo en los últimos años ha permitido la proliferación de numerosas compañías de bajo coste, que finalmente han terminado por saturar el mercado, produciéndose en pocos meses el colapso de numerosas compañías aéreas. En los últimos meses, compañías como Spanair, Air Berlín, Delta Airlines o American Airlines han entrado en números rojos, y otras como XL o Alitalia han quebrado. Una de las consecuencias principales de esta desregulación ha sido el empeoramiento progresivo de las condiciones laborales en el sector aéreo y la degradación del servicio, situación que pone en riesgo a millones de viajeros, y causa principal del trágico accidente de un avión de Spanair en Barajas el pasado mes de Agosto. La quiebra reciente del tercer operador turístico británico XL, dejó a 285.000 pasajeros en tierra, muchos de los cuales esperaban en los aeropuertos para regresar a sus casas tras las vacaciones de verano.
El caso de Alitalia
Este mes de septiembre la compañía Alitalia anunciaba que cancelaría todos sus vuelos por falta de liquidez para comprar combustible para los aviones. Inmediatamente el gobierno de Berlusconi trataba de buscar un comprador para Alitalia, con un 49% del capital de la compañía en manos del Estado italiano. La Compañía Aérea Italiana (CAI), conglomerado empresarial formado por 18 empresarios italianos, aceptaba comprar Alitalia, e iniciaba negociaciones con los sindicatos de cara a recortar la plantilla y reducir los salarios de los trabajadores. Finalmente el acuerdo alcanzado va a permitir a estos empresarios comprar los activos beneficiosos de la compañía, haciéndose el Estado cargo de las deudas de la misma. ¡¡Una auténtica ganga!!. De la plantilla, sólo 12.500 de los 21.000 trabajadores van a ser incorporados a la nueva compañía, siendo despedidos directamente 3.250, y el resto recolocados, o bien objeto de jubilaciones anticipadas o de un "paro especial" de varios años que les garantice el 80% de su salario. El acuerdo firmado por la CGIL, principal central sindical italiana, es una burla para los trabajadores, y un negocio redondo para los empresarios. Los sindicatos deberían haber planteado la completa nacionalización de la empresa bajo control de los trabajadores. Al fin y al cabo, los capitalistas, en colaboración con el Estado italiano, han demostrado ser unos penosos gestores, causando la quiebra de la compañía. En este sentido, y antes de llegar a un acuerdo, cuando la CAI anunció la retirada de su oferta de compra ante la negativa de los sindicatos de aceptar el Plan de rescate inicialmente presentado, trabajadores de Alitalia reunidos en asamblea en el aeropuerto de Roma gritaron: "Mejor en quiebra que en manos de estos bandidos".
En las últimas semanas ha quedado en evidencia la putrefacción del sistema capitalista, y el carácter parasitario de la burguesía. Los capitalistas piden al Estado burgués que les salve de la ruina, y el Estado acude en su ayuda garantizándoles miles de millones en dinero público, extraído de los bolsillos de los trabajadores. En el Estado español las patronales aéreas piden al Gobierno "más facilidades para las compañías", que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) les de más dinero público, y que a su vez se bajen las tasas de navegación aérea que pagan la compañías al Estado, quejándose de que se suban las mismas "en torno al IPC". Los capitalistas van a tratar por todos los medios de que los trabajadores paguen la crisis económica de la que ellos son causantes. La única alternativa que le queda a la clase trabajadora es organizarse y luchar para defender sus condiciones de vida, y en última instancia, por la transformación socialista de la sociedad, tal y como están haciendo en este momento los trabajadores de Boeing en los EEUU, que llevan ya 24 días en huelga por su convenio colectivo.