Hace falta un plan de lucha contra la destrucción de empleo

990 trabajadores de la Ford de Almussafes (Valencia) están sometidos a ERE desde el 29 de setiembre hasta el 24 de diciembre, cobrando, como máximo, sólo el equivalente a entre el 65 y el 80% de su salario (y de ese dinero, Ford sólo aporta una parte mínima). Este expediente es un shock para cualquier trabajador de la planta; durante años parecía que la continua destrucción de empleo industrial en el País Valenciano, o en otras factorías de Ford como las americanas, no podía traspasar las verjas de la factoría.

Hace falta un plan de lucha contra la destrucción de empleo

990 trabajadores de la Ford de Almussafes (Valencia) están sometidos a ERE desde el 29 de setiembre hasta el 24 de diciembre, cobrando, como máximo, sólo el equivalente a entre el 65 y el 80% de su salario (y de ese dinero, Ford sólo aporta una parte mínima). Este expediente es un shock para cualquier trabajador de la planta; durante años parecía que la continua destrucción de empleo industrial en el País Valenciano, o en otras factorías de Ford como las americanas, no podía traspasar las verjas de la factoría.

a crisis de sobreproducción está detrás de las regulaciones de empleo en Ford y Opel-General Motors (factoría de Figueruelas, Zaragoza) y de los 6.000 despidos en Renault en toda Europa. La caída de ventas de automóviles de un 40% en el mercado estatal, en agosto, planea sobre la cabeza de todos los trabajadores automovilísticos. El hecho de que la mayor parte de la producción se dirija a la exportación europea no es ningún consuelo, cuando Irlanda ya está en recesión y las principales potencias europeas la rozan. ¡Pero reconocer la crisis no significa aceptar los argumentos de la empresa! ¡Durante varios lustros los patrones han ganado ingentes beneficios, enriqueciéndose con nuestro sudor, ¿y ahora que ganan algo menos pretenden que sacrifiquemos lo único que tenemos, nuestro trabajo?! No podemos aceptar esa lógica, no somos responsables de la crisis de su sistema.
Los sindicatos (UGT, mayoritario, CCOO, CGT y STM) han centrado su oposición al ERE en el no cobro del 100% del salario. La situación en que quedan los trabajadores afectados, con ingresos menores y una cobertura de desempleo disminuida, es inaceptable. Sin embargo, la gravedad del ERE recae sobre todo en el futuro de esos trabajadores, que volverán a trabajar ‘si la cosa se mantiene como hasta ahora', o sea, si no se agrava la crisis de la automoción. Es decir, la continuidad de al menos unos mil trabajadores está en peligro, confiar en que la crisis vaya a menos, como parecen esperar los dirigentes de UGT, sólo hace que perdamos tiempo sin organizar la respuesta necesaria a este ataque.
Gonzalo Pino y la dirección de UGT se han negado a movilizar contra la aprobación del ERE, como sí han hecho el resto de sindicatos, convocando una concentración el primer día de regulación. Es imprescindible dar una batalla por llegar a los afiliados de UGT y que presionen a sus dirigentes para que UGT se implique en esta lucha, pero para ello lo primero es dotarse de un plan claro y contundente para blindar la plantilla y evitar que la crisis la paguemos los trabajadores. Un plan basado en la celebración de asambleas masivas y en la extensión de la lucha a todo el polígono industrial (se prevén entre 2.000 y 3.000 despidos en las proveedoras de Ford), a empresas en peligro (Altadis en Alicante) y a otras factorías de la Ford (empezando por las de Estados Unidos). Sólo uniendo a toda la plantilla, y luchando (en primer lugar) con los compañeros de las empresas de componentes, afectados incluso en mayor medida, podemos prepararnos para una batalla larga pero decisiva en defensa de los puestos de trabajo.

 

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