CCOO y UGT preparan una manifestación para el 5 de noviembre en defensa del empleo industrial en Barcelona. La convocatoria de esta manifestación es producto una enorme presión desde abajo, y abre una gran oportunidad para vincular y coordinar los distintos conflictos. Los sectores más concientes y combativos del movimiento obrero debemos hacer lo posible para que el día 5 de noviembre sea el preámbulo de una huelga general de 24 horas en todo el Estado, en defensa del empleo y de los salarios frente a la crisis capitalista.

CCOO y UGT preparan una manifestación para el 5 de noviembre en defensa del empleo industrial en Barcelona. La convocatoria de esta manifestación es producto una enorme presión desde abajo, y abre una gran oportunidad para vincular y coordinar los distintos conflictos. Los sectores más concientes y combativos del movimiento obrero debemos hacer lo posible para que el día 5 de noviembre sea el preámbulo de una huelga general de 24 horas en todo el Estado, en defensa del empleo y de los salarios frente a la crisis capitalista.

Durante las últimas semanas, a pesar de la avalancha de despidos, EREs y cierres de empresas (Seat, Nissan, Frigo, Pirelli,...) los dirigentes sindicales han estado insistiendo en la necesidad de mantener la paz social. Finalmente no les ha quedado más remedio que convocar esta manifestación. El ERE en Nissan ha marcado un punto de inflexión. Se trata del mayor plan de destrucción de empleo industrial en todo el Estado desde el ERE en Seat en 1993, y afecta a más de 3.000 empleos, entre directos e indirectos.La lucha de los trabajadores de Nissan, tal y como sucedió con la lucha de Delphi en Cádiz, está centrando la atención de miles de trabajadores, que se ven identificados en este conflicto. 
Los dirigentes sindicales dicen que los empresarios están aprovechando la crisis económica "coyuntural" para llevar a cabo planes de ajuste "estructurales". Hay ahora mismo 600 empresas en Catalunya que han presentado expedientes de regulación de empleo. No sería la primera vez que la patronal falsea los datos o finge falta de carga de trabajo para justificar recortes en las condiciones laborales y el empleo. Sin embargo, en última instancia, este argumento es falso, además de muy peligroso. No nos encontramos ante un pequeño "ajuste", sino ante una grave y profunda crisis económica cuyas consecuencias se harán notar durante bastante tiempo. El sistema capitalista "resuelve" la crisis, siempre ha sido así, con despidos y cierres de empresas. Utilizar el argumento según el cual los planes de ajuste no están justificados porque "la crisis no es muy fuerte" o es "coyuntural", justifica implícitamente despidos y ajustes en el momento en que la crisis se reconozca como "muy fuerte", algo que, efectivamente, ya está sucediendo, o se convierta en el inicio de un periodo prolongado de estancamiento económico, una perspectiva bastante probable.
El reconocimiento de la gravedad de la crisis no implica la aceptación de sus consecuencias. Este es un aspecto fundamental. Entender la naturaleza y la seriedad de esta crisis tiene que llevar a la conclusión de que es necesario prepararnos con más fuerza, con más contundencia, con más argumentos, para hacer frente a esta situación.
Los trabajadores no tenemos la culpa de la crisis. Por eso, en primer lugar, hay que exigir la retirada de los EREs con un plan que ponga entre la espada y la pared a las administraciones y a la patronal. La manifestación del día 5 de noviembre es una gran oportunidad para unificar y dar consistencia a esta lucha. Para garantizar su éxito rotundo, así como su  continuidad, es necesario organizar la lucha, tanto antes como después de este día, desde los mismos centros de trabajo. Para ello proponemos:
1. La celebración de asambleas de trabajadores en los centros de trabajo y polígonos industriales, no sólo de delegados sindicales, sino abierta al conjunto de los trabajadores, para dar la posibilidad de que todos los trabajadores participen del debate.
2. Discutir y aprobar en las asambleas una plataforma reivindicativa cuyos puntos centrales deben ser el mantenimiento del empleo, la retirada de los EREs y la lucha contra la pérdida de poder adquisitivo. Para conseguirlo es necesario situar en un plano central la reivindicación de la nacionalización sin indemnización bajo control obrero de las empresas que amenacen con el cierre o el despido de los trabajadores. Cualquier otra opción (ERE temporal, moderación salarial, prejubilaciones, planes de recolocación,...) acaba llevando a la destrucción de empleo. La plataforma reivindicativa debería incluir también la defensa de la educación y la sanidad públicas, la subida de las pensiones, para englobar al conjunto de los trabajadores y la juventud en esta movilización.
3. Discutir y aprobar un plan de movilizaciones que incluya la huelga general del metal en Catalunya, y la huelga general de 24 horas en todo el Estado en defensa del empleo. Sólo con una manifestación no vamos a detener los planes de la patronal, que está decidida a que seamos los que paguemos los platos rotos de la crisis. La enorme fuerza de la clase obrera reside en su papel en la producción. Sin el amable permiso de la clase obrera no hay nada que funcione. Esto se pone en evidencia en una huelga, especialmente una huelga general, paralizando la producción.

Por un sindicalismo combativo, democrático y de clase

Los planes de despidos que han sacudido la economía catalana durante las últimas semanas son una verdadera condena a la política de los dirigentes sindicales de CCOO y UGT durante los últimos años. La patronal ha podido llevar a cabo sus planes de precarización y moderación salarial gracias a la actitud de los dirigentes sindicales, que han aceptado todos estos recortes como "el mal menor" o a cambio de una promesa genérica de la patronal de mantener el empleo.
Ahora vemos como la burguesía entiende estos acuerdos y pactos sociales: como una forma de conseguir mayores beneficios a costa de los trabajadores, sin preocuparles el incumplimiento de sus "compromisos". Éste es el caso de las recientes contrarreformas laborales, que han abaratado el despido con el pretexto de que, de esta manera, habría más contratación indefinida, lo que se ha demostrado un simple engaño. También es el caso del reciente Acuerdo por la Competitividad de la Economía, que significó dar cuantiosas subvenciones públicas a la patronal catalana.
Los dirigentes sindicales de CCOO y UGT convocan la movilización del 5 de noviembre por la presión que reciben de la clase obrera ante la gravedad de la ofensiva patronal. No paran de insistir en la necesidad de la paz social y la colaboración de clases, pero en la práctica, se ven obligados, muy a su pesar, a convocar. Los delegados sindicales y trabajadores que estamos dispuestos a luchar contra los planes empresariales, debemos organizar la movilización del 5 de noviembre, y utilizarla para fortalecer el único sindicalismo realmente útil para los trabajadores: el sindicalismo basado en la defensa de los intereses de los trabajadores, un sindicalismo de lucha, combativo, basado en los métodos de lucha de la clase obrera, como las asambleas y la huelga. Un sindicalismo basado en una perspectiva revolucionaria.

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