Qué cosas más raras pasan. Toda la vida viendo a los reyes en desfiles, días de la banderita, inaugurando edificios con sus nombres, observando cómo van y vienen de sus vacaciones de verano a preparar las de invierno, leyendo y viendo hasta la saciedad cómo nos fabrican la imagen de campechanía, sencillez y simpatía con la que han moldeado nuestra opinión desde hace mas de 30 años. Pero mira tú por donde, a raíz del libro de la muy católica y reaccionaria  periodista Pilar Urbano descubrimos que la reina tiene algunas ideas debajo de la corona, por ejemplo: que no le gusta que los homosexuales se casen ni corten las calles el día del orgullo gay, que a Aznar le sentaba mal el bigote y que Zapatero es un buen muchacho.

 

Qué cosas más raras pasan. Toda la vida viendo a los reyes en desfiles, días de la banderita, inaugurando edificios con sus nombres, observando cómo van y vienen de sus vacaciones de verano a preparar las de invierno, leyendo y viendo hasta la saciedad cómo nos fabrican la imagen de campechanía, sencillez y simpatía con la que han moldeado nuestra opinión desde hace mas de 30 años. Pero mira tú por donde, a raíz del libro de la muy católica y reaccionaria  periodista Pilar Urbano descubrimos que la reina tiene algunas ideas debajo de la corona, por ejemplo: que no le gusta que los homosexuales se casen ni corten las calles el día del orgullo gay, que a Aznar le sentaba mal el bigote y que Zapatero es un buen muchacho.

Los asesores de imagen de la real pareja deben estar al borde del despido. Cada día está más claro que debajo de la máscara pública se esconde una parejita con unos intereses concretos y una actitud soberbia respecto a los demás. Los gritos del rey a Chávez, el no-divorcio de su católica infanta y ahora las declaraciones de la reina, demostrando que, como sospechábamos, es una mujer bastante reaccionaria, no hacen sino desmontar un poco la imagen tan cuidadosamente preservada los últimos años.

Podemos comprender que vivir en España desde 1962, cuando se casó con el Rey, en plena dictadura, y tener que estar al lado de Franco todos esos años, acabara por pegársele algo, aunque nunca oímos que apostaran por la democracia ni se opusieran a ninguno de los crímenes del régimen franquista.

La abolición de la monarquía griega

La experiencia de las familias del rey y la reina es muy similar aunque con resultados diferentes. El hermano de la reina fue rey de Grecia durante la dictadura de los Coroneles (1967-1974) y, si bien es cierto que se exilió, los Coroneles no abolieron la monarquía. El rey griego, desde el exilio, jamás se preocupó de los torturados o encarcelados, simplemente esperó a ver qué pasaba. Finalmente, el impulso irresistible de las masas derrocó a la dictadura, y pese a todos los intentos de la burguesía griega para que volviese el rey, la monarquía fue abolida por referéndum un año después.

En el Estado español la situación fue similar, las movilizaciones masivas en contra de la dictadura franquista englobaban a la monarquía, que se veía como un títere de Franco, incluso se le llamaba Juan Carlos "El breve" porque todo el mundo creía que caería junto con la dictadura, pero en defensa de la real pareja salieron los dirigentes políticos que tenían más autoridad: los del PSOE y PCE que, obligaron a sus militantes a la aceptación de que si querían democracia no se podía cambiar ni a los jueces, ni a los policías, ni a los militares, ni a los funcionarios mas acérrimos del franquismo... ni al Rey.

Estos dirigentes son los responsables últimos de que exista este grupito familiar privilegiado, cuyo único mérito es haber nacido con determinado apellido o haberse casado con uno de ellos. Sus servicios a la democracia son pagados con 8 millones de euros de la arcas públicas y con otros negocios que han hecho del rey uno de los hombres más ricos de Europa, y ya se sabe que a los ricos les molesta que se meta mano a sus negocios en Venezuela o en cualquier parte y que los homosexuales anden por la calle. Al igual que con cuestiones como la memoria histórica o el desenterramiento de los represaliados por el franquismo, nuestra "modélica" transición dejó el problema de la monarquía como un hecho consumado, pero que hoy, más de 30 años después sigue completamente cuestionada pese a todos los intentos de envolvérnosla en papel de colorines.

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