Dos Hermanas: ciudad obrera de 120.000 habitantes al lado de Sevilla. La fábrica Cerámicas Bellavista lleva aquí 44 años, y llegó a emplear a más de 700 personas. El 21 de noviembre la plantilla y trabajadores de auxiliares se vieron amenazados con un despido masivo (191 de 242 trabajadores) y traslado de la producción. Ese mismo día, ante semejante declaración de guerra, los trabajadores en asamblea decidieron dar la batalla con un primer calendario de movilizaciones.
Dos Hermanas: ciudad obrera de 120.000 habitantes al lado de Sevilla. La fábrica Cerámicas Bellavista lleva aquí 44 años, y llegó a emplear a más de 700 personas. El 21 de noviembre la plantilla y trabajadores de auxiliares se vieron amenazados con un despido masivo (191 de 242 trabajadores) y traslado de la producción. Ese mismo día, ante semejante declaración de guerra, los trabajadores en asamblea decidieron dar la batalla con un primer calendario de movilizaciones.
El pistoletazo de salida se dio el sábado 29 de noviembre cuando los trabajadores de Céramicas Bellavista, junto a 2.000 manifestantes más, recorrieron las principales calles de Dos Hermanas al grito de "¡Guerra, guerra, guerra: Bellavista no se cierra!". Toda una demostración de fuerza y solidaridad.
La dirección de la empresa justifica el cierre con el argumento de que la crisis hace inviable la planta de Dos Hermanas. Los hechos son que los beneficios de la empresa fueron 1.200 millones de euros el año pasado y que están trasladando la producción a Portugal y China, donde la mano de obra es más barata y las condiciones laborales son decimonónicas. Lo que se piensa en Dos Hermanas es que la fábrica es patrimonio social de esta ciudad obrera y la vamos a defender con lo que haga falta. Los puestos de trabajo no son de la empresa, sino nuestros.
La situación de Cerámicas Bellavista forma parte del conjunto de los despidos masivos con los que se está amenazando a la clase obrera de todo el Estado. Durante los últimos años de crecimiento económico y pelotazo inmobiliario, los empresarios y banqueros han visto un crecimiento sin precedentes de sus beneficios, basados en la especulación y el endeudamiento de las familias obreras. En los últimos años, mientras los beneficios empresariales no han hecho más que aumentar, los salarios se han congelado y no hemos visto nada más que recortes en derechos y condiciones laborales que habíamos ganado anteriormente con la lucha.
Ahora que los años de bonanza económica han pasado, los capitalistas pretenden mantener sus beneficios apretándonos el cinturón a los jóvenes y a los trabajadores. Lo más vergonzoso es que el gobierno del PSOE esté haciendo la vista gorda ante la lluvia de despidos, mientras le están dando enormes cantidades de dinero público a los bancos. Las direcciones sindicales tampoco están respondiendo.
Para frenar el ERE en Bellavista es necesario extender la lucha a todo el grupo ROCA y a las otras empresas que amenazan despidos en la provincia de Sevilla. Es preciso que obreros y estudiantes confluyamos. ¿De qué nos servirá a los hijos de los trabajadores estar estudiando sDos Hermanas: ciudad obrera de 120.000 habitantes al lado de Sevilla. La fábrica Cerámicas Bellavista lleva aquí 44 años, y llegó a emplear a más de 700 personas. El 21 de noviembre la plantilla y trabajadores de auxiliares se vieron amenazados con un despido masivo (191 de 242 trabajadores) y traslado de la producción. Ese mismo día, ante semejante declaración de guerra, los trabajadores en asamblea decidieron dar la batalla con un primer calendario de movilizaciones.
El pistoletazo de salida se dio el sábado 29 de noviembre cuando los trabajadores de Céramicas Bellavista, junto a 2.000 manifestantes más, recorrieron las principales calles de Dos Hermanas al grito de “¡Guerra, guerra, guerra: Bellavista no se cierra!”. Toda una demostración de fuerza y solidaridad.
La dirección de la empresa justifica el cierre con el argumento de que la crisis hace inviable la planta de Dos Hermanas. Los hechos son que los beneficios de la empresa fueron 1.200 millones de euros el año pasado y que están trasladando la producción a Portugal y China, donde la mano de obra es más barata y las condiciones laborales son decimonónicas. Lo que se piensa en Dos Hermanas es que la fábrica es patrimonio social de esta ciudad obrera y la vamos a defender con lo que haga falta. Los puestos de trabajo no son de la empresa, sino nuestros.
La situación de Cerámicas Bellavista forma parte del conjunto de los despidos masivos con los que se está amenazando a la clase obrera de todo el Estado. Durante los últimos años de crecimiento económico y pelotazo inmobiliario, los empresarios y banqueros han visto un crecimiento sin precedentes de sus beneficios, basados en la especulación y el endeudamiento de las familias obreras. En los últimos años, mientras los beneficios empresariales no han hecho más que aumentar, los salarios se han congelado y no hemos visto nada más que recortes en derechos y condiciones laborales que habíamos ganado anteriormente con la lucha.
Ahora que los años de bonanza económica han pasado, los capitalistas pretenden mantener sus beneficios apretándonos el cinturón a los jóvenes y a los trabajadores. Lo más vergonzoso es que el gobierno del PSOE esté haciendo la vista gorda ante la lluvia de despidos, mientras le están dando enormes cantidades de dinero público a los bancos. Las direcciones sindicales tampoco están respondiendo.
Para frenar el ERE en Bellavista es necesario extender la lucha a todo el grupo ROCA y a las otras empresas que amenazan despidos en la provincia de Sevilla. Es preciso que obreros y estudiantes confluyamos. ¿De qué nos servirá a los hijos de los trabajadores estar estudiando si al salir nos espera el paro? Es necesario defender absolutamente todos los puestos de trabajo y en condiciones dignas. Que ni un solo trabajador sea despedido. O los beneficios de la patronal o nuestro futuro. Nosotros no tenemos por qué pagar la crisis del sistema capitalista, originada por la sed de beneficios de los empresarios. No se pueden defender al mismo tiempo los beneficios de los empresarios y las condiciones laborales de los trabajadores.
Lo que proponemos es:
· La Junta de Andalucía debe rechazar inmediatamente el ERE. Hay que decir que el antecedente de Delphi (Puerto Real) habla muy mal de la política de la Junta y, por lo tanto, tenemos que estar muy alerta.
· Si ROCA no quiere mantener la producción en la fábrica de Dos Hermanas, entonces que la Junta de Andalucía la expropie sin indemnización y los trabajadores la pongan a funcionar bajo su control directo. Sin el patrón, Cerámicas Bellavista funcionará mejor. Si el gobierno regala dinero a los banqueros, que no nos digan que no lo hay para el empleo.
· Descartar cualquier suspensión “temporal” de empleo. Si la empresa logra cerrar la fábrica, nunca volverá a admitir a los trabajadores de Dos Hermanas. Los empresarios suelen saltarse a la torera cualquier acuerdo y tienen el aparato del Estado de su parte.i al salir nos espera el paro? Es necesario defender absolutamente todos los puestos de trabajo y en condiciones dignas. Que ni un solo trabajador sea despedido. O los beneficios de la patronal o nuestro futuro. Nosotros no tenemos por qué pagar la crisis del sistema capitalista, originada por la sed de beneficios de los empresarios. No se pueden defender al mismo tiempo los beneficios de los empresarios y las condiciones laborales de los trabajadores.
Lo que proponemos es:
· La Junta de Andalucía debe rechazar inmediatamente el ERE. Hay que decir que el antecedente de Delphi (Puerto Real) habla muy mal de la política de la Junta y, por lo tanto, tenemos que estar muy alerta.
· Si ROCA no quiere mantener la producción en la fábrica de Dos Hermanas, entonces que la Junta de Andalucía la expropie sin indemnización y los trabajadores la pongan a funcionar bajo su control directo. Sin el patrón, Cerámicas Bellavista funcionará mejor. Si el gobierno regala dinero a los banqueros, que no nos digan que no lo hay para el empleo.
· Descartar cualquier suspensión "temporal" de empleo. Si la empresa logra cerrar la fábrica, nunca volverá a admitir a los trabajadores de Dos Hermanas. Los empresarios suelen saltarse a la torera cualquier acuerdo y tienen el aparato del Estado de su parte.