Después de la última Conferencia sindical de El Militante en Euskal Herria, nos propusimos llevar a cabo una campaña orientada a las fábricas afectadas de despidos, recortes y expedientes, planteando la necesidad de unificar las luchas y defender un sindicalismo combativo. Los datos de la Administración vasca hasta el mes de septiembre arrojan una cifra total de 155 EREs (17 en Álava, 60 en Gipuzkoa y 78 en Bizkaia) que afectan a un total de 2.615 trabajadores, de los que 926 son de rescisión, 1.663 de suspensión y 26 de reducción. Sin embargo, segun avanza el año, el número de expedientes y despidos se multiplica cada día más sin que las direcciones sindicales den una respuesta conjunta a la masiva destrucción de empleo.
Después de la última Conferencia sindical de El Militante en Euskal Herria, nos propusimos llevar a cabo una campaña orientada a las fábricas afectadas de despidos, recortes y expedientes, planteando la necesidad de unificar las luchas y defender un sindicalismo combativo. Los datos de la Administración vasca hasta el mes de septiembre arrojan una cifra total de 155 EREs (17 en Álava, 60 en Gipuzkoa y 78 en Bizkaia) que afectan a un total de 2.615 trabajadores, de los que 926 son de rescisión, 1.663 de suspensión y 26 de reducción. Sin embargo, segun avanza el año, el número de expedientes y despidos se multiplica cada día más sin que las direcciones sindicales den una respuesta conjunta a la masiva destrucción de empleo.
En Euskal Herria el PNV ha tratado durante meses de convencer a todos de que la economía vasca estaba a salvo, a pesar de que la crisis afecta a todos los sectores. La patronal vasca CONFEBASK ha presentado un informe exigiendo al gobierno del PNV que apruebe los expedientes, aunque no haya acuerdo con los sindicatos, y que adopte una batería de medidas de apoyo a las empresas vascas como reducción de impuestos etc., La profundización de la crisis está poniendo nerviosa a la patronal vasca que teme la reacción de un movimiento obrero con grandes tradiciones de lucha.
La fuerza del proletariado vasco
El 30 por ciento del PIB vasco lo produce el sector industrial (frente al 18 por ciento del resto del Estado). A su vez, el 51 por ciento de la industria vasca lo componen la metalurgia y los artículos metálicos, material de transporte, material eléctrico y energía. La mayor parte de esta producción, el 66,4 por ciento se vende fuera del propio país vasco, un 35,8 por ciento al resto del Estado y un 30,6 por ciento al extranjero, principalmente a Europa, por lo que era más que evidente que la crisis golpearía con fuerza al entrar tanto el Estado como Europa en recesión.
La cantidad de empresas que están eliminando turnos, mandando a casa a trabajadores eventuales, despidiendo a los fijos aprovechándose del abaratamiento del despido, anunciando recortes o Expedientes de Regulación de Empleo crece de forma dramática afectando a miles de trabajadores.
Al parón de la construcción se une ahora el del sector del automóvil que en el País Vasco emplea a 40.000 trabajadores, 25.000 en Álava.
En Vitoria, Mercedes y Michelín, las dos factorías más grandes de la Comunidad Autónoma Vasca que emplean a 7.900 trabajadores están reuniéndose con los representantes sindicales reclamando distintos recortes. Mercedes no comenzará la producción en 2009 hasta el día 20 de enero aprovechándose de la flexibilidad pactada en el último pacto firmado por UGT, CCOO, USO y EKINTZA que representan el 62 por ciento del Comité de Empresa. La empresa quiere sentarse con estas mismas organizaciones marginando a ELA, LAB y ESK para sacar adelante nuevos recortes como aumentar de 18 a 30 días el bolsín de horas, recortar el salario y redistribuir las vacaciones de agosto entre abril y junio. Por su parte Michelín está exigiendo aumentar la flexibilidad, disponer de media 25 días por trabajador el próximo año para mandar a casa a parte de la plantilla (actualmente se recogen 15 jornadas). La amenaza en ambos casos es la posible presentación de un Expediente de Regulación de Empleo si los sindicatos no aceptan los recortes que propone la patronal.
Peor situación tienen aún las empresas suministradoras, algunas de ellas como Faurecia, SAS Automotive y Saljoar que tienen sus instalaciones dentro de la propia fábrica de la multinacional alemana, han anunciado que enviarán a casa a más de 320 trabajadores. En las próximas semanas Antolín que hace los asientos traseros o Exel que se encarga de la logística pueden presentar un ERE y como ellas hay un centenar de PYMES vascas dependientes del sector del automóvil que emplean a 6.000 trabajadores.
Ambos sectores a su vez afectan al sector siderúrgico, metal, transporte, energía, química etc., como demuestra la presentación de expedientes en Vinílica, Intecsa, Gerberry, Pemco, Juan López de Hijos, Abrasivos Manhattan, Productos Lázaro, Trevor e Izarra, Kennametal, Novacero... solo en Álava.
La alternativa es la lucha conjunta por nuestros derechos
La burguesía durante los últimos años ha tenido beneficios absolutamente escandalosos, mientras los salarios permanecían congelados y se practicaba por parte del Gobierno del PNV una política de recortes sociales en educación, sanidad etc.,
Ahora la patronal quiere aprovechar la crisis para aumentar sus márgenes de beneficios a costa de los derechos adquiridos de los trabajadores y de los puestos de trabajo, como es el caso de Esmaltaciones San Ignacio que lleva meses en lucha contra el expediente de regulación de Empleo (ERE).
La respuesta a esta situación no puede darse empresa a empresa, tiene que ser una lucha del conjunto de la clase trabajadora en defensa de los puestos de trabajo y las condiciones de trabajo ya muy mermadas, logradas tras décadas de lucha.
Dentro del marco del capitalismo la única salida a esta crisis es la destrucción masiva de fuerzas productivas ya creadas, puesto que se trata de una crisis de sobreproducción y sería una salida temporal para volver a vivir sucesivas crisis cíclicas con masivas destrucciones de empleo. Esta situación demuestra que el capitalismo ha llegado a sus límites. La lucha sindical debe tener como perspectiva la transformación socialista de la sociedad, sobre esta base es necesario explicar y organizar a los trabajadores para defender el empleo y los salarios negándose a colaborar con la patronal. En los próximos años veremos ocupaciones de fábricas como ya está ocurriendo en China y anteriormente hemos visto en Brasil, Argentina y Venezuela.
La clase trabajadora necesita un sindicalismo combativo, por ello llamamos a todos los trabajadores con conciencia de clase a agruparse en torno a la Corriente Marxista internacional para transformar la sociedad.