Los ERE temporales no son una alternativa a los despidos 

La primera semana de diciembre la multinacional Nissan retiró el ERE de 1.680 despidos de su planta en Barcelona. Después de dos meses de conflicto, a una semana de que venciera el plazo para que el Departament de Treball tuviera que resolver el ERE (aprobarlo o rechazarlo), finalmente se llegó a un acuerdo. La empresa retira el ERE de 1.680, para presentar otro ERE temporal de 3.332 trabajadores con una duración de tres meses aproximadamente. A cambio, los dirigentes sindicales y la Generalitat lo aceptan. Se abre ahora un período de tres meses de negociación.

Los ERE temporales no son una alternativa a los despidos  

La primera semana de diciembre la multinacional Nissan retiró el ERE de 1.680 despidos de su planta en Barcelona. Después de dos meses de conflicto, a una semana de que venciera el plazo para que el Departament de Treball tuviera que resolver el ERE (aprobarlo o rechazarlo), finalmente se llegó a un acuerdo. La empresa retira el ERE de 1.680, para presentar otro ERE temporal de 3.332 trabajadores con una duración de tres meses aproximadamente. A cambio, los dirigentes sindicales y la Generalitat lo aceptan. Se abre ahora un período de tres meses de negociación.

Después del anuncio de acuerdo, al que se llegó después de un viaje de Montilla a Japón, el tripartit y los dirigentes sindicales afirmaron que de esta manera se mantendrá el empleo.
Acto seguido la multinacional dejó bien claro que los planes de despido simplemente se han aplazado tres meses, y que la fábrica de Barcelona es inviable sin despidos durante el año 2009. Según la dirección los tres meses servirán para "explicar nuestra postura y minimizar el impacto social" de la reducción de plantilla. Más claro el agua: despidos, y recortes laborales y salariales para los que queden, siempre que la multinacional no cierre la planta en 2012 como anunciaron durante el conflicto.
Durante los dos meses de conflicto, amplias capas de la clase obrera han estado muy atentas al desarrollo del conflicto en Nissan, porque focalizaba todo el descontento ante la avalancha de despidos, y podía servir de aglutinador de los centenares de empresas que tienen despidos sobre la mesa. Las manifestaciones del 23 de octubre y sobre todo el 5 de noviembre, que agrupó a veinte mil trabajadores de empresas en lucha, ponían esto de manifiesto.
El tripartit era perfectamente consciente de esto, igual que los dirigentes sindicales de CCOO y UGT, empeñados en mantener a toda costa la paz social, pero sometidos a una presión creciente por parte de los trabajadores. La idea de la huelga general, la necesidad de unificar los diferentes conflictos, de plantar cara a la patronal de manera unificada, es una idea que se está apoderando de la mente de miles de trabajadores.
Seguramente, muchos trabajadores de Nissan habrán respirado tranquilos al saber que se retiró el ERE de 1.680 empleos. Sin la lucha que han protagonizado los 1.680 despidos se habrían hecho efectivos. Pero no podemos perder de vista que el conflicto no se ha resuelto, sino que se ha aplazado tres meses.
Esto es especialmente importante porque la disposición a la lucha y combatividad mostrada por la plantilla se ha dado a pesar de los dirigentes sindicales, y se combinaba durante las últimas acciones con un nerviosismo creciente hacia el plan de lucha, o más bien la ausencia de plan de lucha. Los dirigentes sindicales de CCOO y UGT dejaban todo en manos de la Generalitat, cuando la experiencia reciente ha demostrado del lado de quién resuelve el Departament de Treball.
En vez de apoyarse en el éxito de la manifestación del 5 de noviembre -impulsando un plan de lucha que condujera a una huelga del automóvil, o del conjunto del metal, unificando conflictos para convocar una huelga general de 24 horas en defensa del empleo- lo que hicieron los dirigentes sindicales es pisar el freno en el plan de lucha, limitando las acciones de protesta a manifestaciones semanales de la plantilla de Nissan.
A mediados de diciembre el comité de empresa convocó una marcha a Madrid, que finalmente no se celebró por el anuncio de acuerdo. Pero lo que está claro es que si no hubieran llegado a este acuerdo, la lucha se hubiera radicalizado y ya había síntomas de que podía desbordar las intenciones iniciales de los dirigentes sindicales. Esto es lo que ha llevado a la Generalitat a aplicarse a fondo para tratar de desactivar un conflicto importante. Pero no lo han desactivado, sino solamente lo han aplazado unos cuantos meses.

Los planes de la patronal preparan una explosión
en la lucha de clases

La destrucción de empleo en Catalunya, y especialmente la destrucción de empleo industrial, no se detiene. Después del ERE temporal de Seat del trimestre pasado, la empresa ha presentado otro ERE temporal que afectará a 5.300 trabajadores durante el período de febrero a junio.
Los planes de la patronal son drásticos: despidos, despidos y más despidos. El presidente de la Unión Patronal Metalúrgica (UPM), Antoni Marsal, dejó muy claras sus intenciones cuando decía: "Los ERE deben resolverse con más rapidez, de manera inmediata. No se puede esperar tantos días, ¡el enfermo se está muriendo! Hay empresas que presentaron suspensiones temporales a principio de noviembre y todavía esperan una resolución. En Francia, se aprueban en cuatro horas".
Cualquier otra medida como la congelación salarial, las dobles y triples escalas salariales, la flexibilidad laboral, las prejubilaciones..., son medidas que no van a evitar los planes de despidos. Lo mismo sucede con los ERE temporales.
Esta es la lógica de las recesiones económicas: la destrucción de riqueza, fuerzas productivas y empleo. Esto se ve acentuado por la especial virulencia de la crisis económica en el Estado español, con el colapso del mercado inmobiliario y del consumo, y también por el carácter parasitario de la burguesía española y catalana. En la misma entrevista el presidente de UPM decía: "Hay que tener en cuenta que tenemos una gran dependencia de las multinacionales, que están arrastrando a muchos proveedores, especialmente en la automoción. El problema no es que Seat o Nissan planteen EREs, sino que detrás vienen muchas pymes, el verdadero tejido industrial de Catalunya".
Esto es cierto, y por eso los acuerdos de ERE temporales en Seat o Nissan para aplazar los despidos, ofreciendo dinero público (a veces bajo mesa), no es una solución. En primer lugar, porque no detienen la riada de expedientes y cierres de empresas auxiliares y proveedoras de las grandes empresas del automóvil y de la industria en general. Pero además, los ERE temporales y los paros técnicos en las grandes empresas preparan el terreno para drásticos recortes, desatando una campaña de terror psicológico dentro de la empresa y utilizando la falta de carga de trabajo como justificación de los despidos ante la opinión pública.
Otro ejemplo significativo es Sony, con 2.000 trabajadores en Viladecavalls (Vallés Occidental), de los cuales 700 son temporales. La multinacional anunció en diciembre que suprimirá 8.000 empleos en todo el mundo. La empresa concretó que para evitar despidos en Viladecavalls los trabajadores debían aceptar la congelación salarial. El ministro de Industria, Sebastián, dijo que era una medida acertada que iba en el camino correcto. ¿Cómo ha respondido la multinacional a esta actitud de buena voluntad del ministro "socialista"? Presentó un ERE de 275 despidos, el 23% de la plantilla. Por cierto, el conseller de Empresa de la Generalitat, después del anuncio de despidos dijo que "es peor un cierre".
La otra cara de la moneda es que esta situación está preparando una verdadera explosión en la lucha de clases, especialmente en el terreno sindical, a pesar de la política de los dirigentes de CCOO y UGT. La lucha por un sindicalismo combativo democrático y de clase, con una perspectiva política revolucionaria, se está convirtiendo en una necesidad apremiante frente a la ofensiva patronal.

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