Ha pasado otro mes más y los trabajadores de Avicu (Guadalajara) siguen sin cobrar sus salarios. De nuevo los sindicatos han propuesto, junto a los administradores concursales, que se apruebe un ERE de suspensión de empleo durante tres meses para que puedan empezar a cobrar el paro. La situación ya es dramática, puesto que 400 trabajadores llevan seis meses sin cobrar. Pero esto es una trampa, el objetivo real del ERE es conseguir que los trabajadores dejen de bajar a la fábrica y desactivar las movilizaciones.
Los primeros meses que los trabajadores no cobraron sus salarios pasaron prácticamente sin ninguna movilización. La posición oficial de CCOO fue que no se podía hacer ninguna movilización, ni huelga porque si no la empresa podría ir a la quiebra. Los compañeros de la Corriente Marxista El Militante que están en la Ejecutiva Provincial del sindicato propusieron luchar por la movilización, pero se encontraron con la negativa de la mayoría. Finalmente comenzaron los paros en la fábrica y se convocó una movilización el 1 de noviembre que aglutinó a unas mil personas. Es necesario señalar que las direcciones de los sindicatos hicieron una convocatoria prácticamente clandestina, pero aún así, fue una manifestación de un tamaño considerable teniendo en cuenta el tamaño de la ciudad, unos 80.000 habitantes.
Después de esta manifestación CCOO y UGT no quisieron dar continuidad al movimiento y fueron los propios trabajadores los que ante esta situación de parálisis de sus direcciones decidieron convocar una manifestación el 22 de diciembre. La semana anterior la lucha se radicalizó de forma significativa. El 16 de diciembre los trabajadores se enteraron de que el hermano de Jesús Saboya (empresario de Avicu) estaba en una nave del polígono y le tuvieron dos horas retenido. Al día siguiente, se enteraron de que Jesús Saboya iba a declarar ante el juzgado por un delito fiscal. Inmediatamente cerca de un centenar de trabajadores se concentraron en los juzgados hasta que el empresario intentó salir. En ese momento le exigieron el cobro de los salarios atrasados. Jesús Saboya, escoltado por la policía, volvió a entrar en los juzgados. Finalmente, tras nueve horas, la policía le sacó del edificio provocando una carga policial sin precedente en Guadalajara desde hace más de treinta años. El 22 de diciembre por fin fue la manifestación que contó con la asistencia de 4.000 personas para apoyar a los trabajadores de Avicu, una manifestación de las más grandes que ha visto la ciudad de Guadalajara.
Los primeros meses que los trabajadores no cobraron sus salarios pasaron prácticamente sin ninguna movilización. La posición oficial de CCOO fue que no se podía hacer ninguna movilización, ni huelga porque si no la empresa podría ir a la quiebra. Los compañeros de la Corriente Marxista El Militante que están en la Ejecutiva Provincial del sindicato propusieron luchar por la movilización, pero se encontraron con la negativa de la mayoría. Finalmente comenzaron los paros en la fábrica y se convocó una movilización el 1 de noviembre que aglutinó a unas mil personas. Es necesario señalar que las direcciones de los sindicatos hicieron una convocatoria prácticamente clandestina, pero aún así, fue una manifestación de un tamaño considerable teniendo en cuenta el tamaño de la ciudad, unos 80.000 habitantes.
Después de esta manifestación CCOO y UGT no quisieron dar continuidad al movimiento y fueron los propios trabajadores los que ante esta situación de parálisis de sus direcciones decidieron convocar una manifestación el 22 de diciembre. La semana anterior la lucha se radicalizó de forma significativa. El 16 de diciembre los trabajadores se enteraron de que el hermano de Jesús Saboya (empresario de Avicu) estaba en una nave del polígono y le tuvieron dos horas retenido. Al día siguiente, se enteraron de que Jesús Saboya iba a declarar ante el juzgado por un delito fiscal. Inmediatamente cerca de un centenar de trabajadores se concentraron en los juzgados hasta que el empresario intentó salir. En ese momento le exigieron el cobro de los salarios atrasados. Jesús Saboya, escoltado por la policía, volvió a entrar en los juzgados. Finalmente, tras nueve horas, la policía le sacó del edificio provocando una carga policial sin precedente en Guadalajara desde hace más de treinta años. El 22 de diciembre por fin fue la manifestación que contó con la asistencia de 4.000 personas para apoyar a los trabajadores de Avicu, una manifestación de las más grandes que ha visto la ciudad de Guadalajara.
El conflicto no ha acabado
Los trabajadores, conscientes del peligro que entraña la actual situación, están montando guardias en la empresa para evitar la descapitalización de la factoría y que salga maquinaria. Es un primer e importante paso. Sin embargo, en el momento en que se haga realidad la perspectiva del cierre de la empresa habrá que dar el siguiente paso: ocupar la fábrica y ponerla a funcionar bajo su control, eligiendo a un comité de fábrica que se encargue de controlar todo lo que entra, se produce y sale de la fábrica. Además es necesario que este comité sea elegido democráticamente por los trabajadores y que todos sus miembros sean revocables en cualquier momento. La actual situación de Avicu demuestra que los empresarios no sólo no son indispensables, sino que se convierten, como en este caso, en un obstáculo para el mantenimiento de la producción. La empresa funciona, da beneficios y su producción tiene salida en el mercado. Por eso defendemos: ¡Por la nacionalización de Avicu sin indemnización! Así conseguiremos que los puestos de trabajo y la capacidad de generar riqueza de esta empresa sean preservados y controlados por los trabajadores.
Es necesario un plan de lucha claro
Es necesario que, ante la falta de alternativas de los dirigentes sindicales, se convoque una asamblea urgente de trabajadores donde se decida luchar por la consigna de la nacionalización y se organice un plan concreto de movilizaciones para presionar a la Junta de Castilla-La Mancha. La clave es extender el conflicto a toda Guadalajara. Ya ha habido muestras claras de que la clase trabajadora de la ciudad está del lado de los trabajadores de Avicu. El ejemplo más claro fue el del martes 23 de enero, cuando una parte de la plantilla decidió cortar la autovía A-2 y al finalizar la marcha los propios conductores que "padecieron" el atasco saludaban a los trabajadores a toque de bocina. Por lo tanto es necesario informar a la población con hojas, repartos en la ciudad, meterlo en los buzones de todas las casas de Guadalajara convocando a una gran manifestación en la ciudad, ir a otras fábricas a explicar el conflicto y a pedir el apoyo del conjunto de los trabajadores, hacer charlas en los institutos, etc. Esta es la única salida para evitar que se pierdan los 400 puestos de trabajo.