toxo.jpg Desde estas páginas queremos agradecer a Ignacio Fernández Toxo esta entrevista. Por motivos de agenda del compañero no pudimos hacerle la entrevista personalmente, como era nuestra intención. Nuestros lectores habituales verán enseguida que discrepamos abiertamente de muchos de los planteamientos que el compañero Toxo hace en la entrevista. No obstante, consideramos que en este momento sus opiniones son relevantes. En la edición del mes de mayo dedicaremos un espacio a explicar nuestra posición sobre los candentes e importantísimos temas planteados por el secretario general de CCOO en la entrevista. En este mismo número recomendamos la lectura de las páginas centrales y el editorial al respecto.
Desde estas páginas queremos agradecer a Ignacio Fernández Toxo esta entrevista. Por motivos de agenda del compañero no pudimos hacerle la entrevista personalmente, como era nuestra intención. Nuestros lectores habituales verán enseguida que discrepamos abiertamente de muchos de los planteamientos que el compañero Toxo hace en la entrevista. No obstante, consideramos que en este momento sus opiniones son relevantes. En la edición del mes de mayo dedicaremos un espacio a explicar nuestra posición sobre los candentes e importantísimos temas planteados por el secretario general de CCOO en la entrevista. En este mismo número recomendamos la lectura de las páginas centrales y el editorial al respecto.

El Militante.- El gobierno ha aprobado toda una serie de medidas como, por ejemplo, la bonificación del 100% de las cuotas de la Seguridad Social a los empresarios que contraten parados, a costa del subsidio de desempleo, que has criticado. No hay día en que la CEOE, el Banco de España, el FMI, la OCDE, o el PP no declaren la urgente necesidad de una reforma laboral. ¿No crees que existe una ofensiva de calado, por parte de los empresarios destinada a presionar al gobierno para que tome medidas que tienen como objetivo transferir renta de los trabajadores a los empresarios?
Ignacio Fernández Toxo.- El conflicto social es precisamente eso, un intento sostenido de defender intereses de parte, ya sea para transferir renta de los trabajadores a los empresarios, ya sea para hacer valer el ‘poder sindical' y las reivindicaciones de los trabajadores en la distribución de la riqueza. Nuestra obligación es ejercer con responsabilidad y firmeza la acción sindical para que el ‘conflicto social' no derive en pérdida de derechos laborales básicos y derechos sociales que son los que mejor definen la ‘salud del estado de bienestar'. Sin negar las referencias a las iniciativas de la CEOE, el Banco de España, el FMI y otros, es justo precisar que la traducción de esas demandas en iniciativa legislativa para desregular las relaciones laborales no se ha producido, y algo tendrá que ver la presencia y presión del sindicalismo de clase y representativo. Nosotros permanecemos atentos a esta ‘guerra de posiciones' y distinguiremos el legítimo derecho de las partes a publicitar sus ideas -nosotros lo hacemos con las nuestras-, de los decretos o proyectos legislativos que puedan lesionar los derechos de los trabajadores.
EM.- En un año, más de un millón de trabajadores han perdido sus empleos. Hay 827.000 familias con todos sus miembros desempleados. En primavera, 1,5 millones de parados dejarán de percibir el seguro de desempleo. A la vez los cinco grandes bancos han obtenido, en plena crisis, unos beneficios de 17.416 millones de euros, en un contexto en que el gobierno ha puesto ingentes cantidades de dinero público en manos de la banca. Al final, todo este dinero tendrá que salir de algún lado, poniendo en gravísimo peligro la sanidad y la educación pública y otros gastos sociales. Las medidas que ya se han tomado por parte del gobierno son un verdadero peligro para los intereses de los trabajadores y sólo la lucha evitará un retroceso en las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad. ¿Qué opinas de esta idea?
IFT.- La destrucción de empleo, las dificultades de las familias para cubrir sus necesidades básicas son hoy la principal preocupación de CCOO. Y en el diálogo social que mantenemos con patronal y gobierno hemos advertido que la extensión de la cobertura por desempleo es una medida ina-plazable. Sin hacer demagogia con la intervención del gobierno para aliviar la liquidez del sistema financiero español, hemos advertido que sería inaceptable y socialmente incomprensible que el esfuerzo económico realizado por el Ejecutivo para garantizar la liquidez de los bancos no se vea correspondido con un esfuerzo presupuestario proporcionalmente similar, para ofrecer prestaciones a las personas que han sido expulsadas del mercado de trabajo. Hace ya mucho tiempo que CCOO viene denunciado la insuficiencia financiera del Estado para atender a las demandas de mejora y modernización de los servicios públicos y robustecer los sistemas públicos de protección social. Las sucesivas reformas fiscales aplicadas por los gobiernos socialistas y conservadores han perseguido, con matices, objetivos muy parecidos: desfiscalizar las rentas de capital y mermar la capacidad recaudatoria del Estado y ello redunda en servicios públicos con problemas crecientes de gestión y financiación. No olvidemos que la educación y la sanidad son competencia de las comunidades autónomas y, en muchas ocasiones, a la política fiscal regresiva de la administración central hay que sumar políticas fiscales autonómicas aún más injustas para la mayoría de los ciudadanos. Si a todo ello, sumamos algunas alegrías presupuestarias de claro perfil populista y con fuerte tufillo electoral, como los 400 euros o las ayudas de 2.500 euros por hijo -sin hacer abstracción de la inyección económica al sistema financiero- concluiremos que el dinero público no se ha utilizado adecuadamente. En este sindicato llevamos muchos años, bastantes de ellos contra la dictadura, luchando por los derechos de los trabajadores. Sin lucha no hay progreso social y jamás renunciaremos a ella, ya sea en las mesas de negociación o en la calle.
EM.- Desde El Militante defendemos la necesidad de que CCOO y UGT convoquen una huelga general para obligar al gobierno a realizar una política de izquierdas en beneficio de la mayoría de la población. Los trabajadores ya están sufriendo las consecuencias de una crisis de la que no tienen ninguna responsabilidad. ¿Descartas la convocatoria de una huelga general?
IFT.- Un sindicato como el nuestro, el primer sindicato del país, cuando habla de huelga general no lo hace para agitar retóricamente una proclama publicitaria. Perseguir el objetivo de paralizar la producción y los servicios, de poner en marcha toda una maquinaria sindical y convocar a trabajadores y trabajadoras a una huelga general exige algo más que vocación agitadora. Requiere de un acuerdo explícito sobre el diagnóstico de la situación económica y social, de una relación clara de agresiones a derechos sociales y laborales básicos de los trabajadores, de objetivos evaluables y conseguibles y de un amplio consenso social y sindical. Quienes hemos convocado cinco huelgas generales desde el inicio de la transición sabemos a qué nos referimos. Lo he repetido en varias ocasiones, en el horizonte cultural y reivindicativo de CCOO no nos da miedo hablar de huelga general, pero no está en nuestra agenda de trabajo en este momento. Creo que es una reflexión compartida con UGT. A las organizaciones y personas que de buena fe nos animan a convocar una huelga general, y en muchos casos lo hacen "porque ya está bien", o para que los trabajadores "no paguen las consecuencias de la crisis", debo decirles que nuestra percepción de la situación y los instrumentos que hoy consideramos útiles para enfrentarnos a la misma no pasan por la huelga general.
EM.- ¿Qué valoración haces del último congreso de CCOO? ¿Qué implicaciones tiene el cambio en la dirección del sindicato en la acción sindical, en la relación con los empresarios, en los objetivos fijados para los próximos cuatro años?
IFT.- Cuando en una organización, ya sea sindical, política, cultural o no gubernamental, se producen cambios en la dirección, seguramente comportarán cambios en la gestión del sindicato y en la forma de entender e interpretar el proyecto sindical y nuestro modelo de organización. Pero seamos claros: el congreso aprobó por amplísima mayoría un Programa de Acción, en el que se precisan los objetivos de acción sindical y de organización, y nadie puede esperar giros radicales en la estrategia sindical y contractual de CCOO. Nuestra relación con las organizaciones empresariales y el desarrollo del programa aprobado responderán al amplio acuerdo citado, y estoy empeñado en avanzar definitivamente por la senda de la normalización de la convivencia interna. El papel central del trabajo en la sociedad; el cambio de modelo productivo; el desarrollo de una acción sindical en la empresa y más negociación colectiva; contribuir a la globalización de los derechos y la acción sindical; ampliar la cooperación de nuestro trabajo sindical; asegurar la participación activa de la afiliación; y gestionar con austeridad y eficacia los recursos para la afiliación y para mejorar la organización, serán nuestro retos en los próximos cuatro años.
EM.- Esta crisis es una prueba de que no hay salida a los problemas de los trabajadores bajo el capitalismo. En el largo periodo de crecimiento previo, el sistema ofreció lo máximo que podía dar de sí y, sin embargo, se produjo un retroceso en las condiciones generales de vida y de trabajo de toda una generación de trabajadores. Tampoco creemos que los capitalistas en el Estado español estén interesados en propiciar un modelo de crecimiento sustancialmente distinto (desarrollo tecnológico y la inversión productiva). En EEUU, Alemania, Japón, los trabajadores también están sufriendo el paro y ataques a sus derechos. Por eso, desde El Militante defendemos la necesidad de vincular la acción sindical con una perspectiva más amplia, con la lucha por la transformación socialista de la sociedad. ¿A qué reflexiones te ha llevado esta crisis? ¿Es posible un capitalismo con rostro humano?
IFT.- Para los sindicalistas que antes y ahora nos sentimos parte de la izquierda social, que hacemos de la autonomía sindical una condición no negociable, y que consideramos imprescindible no confundir la acción sindical y la acción política, luchar por un sistema social más justo es un objetivo irrenunciable. Forma parte de nuestra declaración de principios y es ya un patrimonio de CCOO. La principal reflexión a que me ha llevado esta crisis, con origen en el sistema financiero del capitalismo por excelencia, Estados Unidos, y con evolución posterior en la mayoría de los países desarrollados, es que debe producirse un cambio urgente entre democracia y mercado. El capitalismo de casino, aquel que los ultraliberales entendían como el "mercado sin reglas" se ha estrellado y sus intransigentes propagandistas deberían confesar su fracaso. No se trata de situarnos a la expectativa ante una u otra reforma/refundación del capitalismo, sino recuperar, como decía Lula, la autoridad de la política, el crédito de las instituciones democráticas, la supremacía de la sociedad civil y de sus organizaciones para trabajar por la transformación social, por un sistema social más justo. Nosotros no entendemos otra cosa cuando hacemos sindicalismo. Somos ajenos a la cultura del pansindicalismo, y creemos contribuir, a partir del proyecto sindical, a cambiar las cosas, a mejorar las condiciones de trabajo de los asalariados, a robustecer los sistemas públicos de protección social, a defender a los más débiles. Seguramente así, estemos avanzando hacia una sociedad más justa.
EM.- El Militante lleva más de tres décadas defendiendo la vigencia de las ideas del socialismo. ¿Cuál es tu opinión sobre nuestro periódico?
IFT.- Lo primero, ser sincero. No leo habitualmente El Militante. Pero lo conozco y constato que un periódico que lleva más de 30 años defendiendo la vigencia de las ideas del socialismo, como afirmáis, merece un respeto. Las gentes de izquierdas debemos poner en valor la superioridad moral de las ideas que defendemos, y acompañarlas de una práctica sindical y/o política que las hagan viables y que así sea percibido por la ciudadanía. Insisto, con las consideraciones iniciales, El Militante debería ser una herramienta valiosa para caminar en la dirección señalada.

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