A partir de mayo la empresa parará uno de los dos hornos altos de Veriña, según ellos de forma temporal, durante un año. En principio, no conllevará despidos, aunque nada se sabe de aquellos eventuales a los que se les vaya cumpliendo el contrato. Esta medida viene enmarcada en los planes del grupo Arcelor Mittal de reducir la producción en un 50% en toda Europa. A nadie se le escapa la gravedad de semejante noticia y han sido muchas y variadas las respuestas. Desde el Principado se exige que sean las plantas asturianas las primeras en reiniciar la marcha normal de la producción, UGT ya ha propuesto medidas para evitar las regulaciones de empleo, como disfrute de vacaciones, descansos compensatorios, jornadas irregulares, etc. Desde CCOO se entiende que un expediente de regulación no está justificado.
A partir de mayo la empresa parará uno de los dos hornos altos de Veriña, según ellos de forma temporal, durante un año. En principio, no conllevará despidos, aunque nada se sabe de aquellos eventuales a los que se les vaya cumpliendo el contrato. Esta medida viene enmarcada en los planes del grupo Arcelor Mittal de reducir la producción en un 50% en toda Europa. A nadie se le escapa la gravedad de semejante noticia y han sido muchas y variadas las respuestas. Desde el Principado se exige que sean las plantas asturianas las primeras en reiniciar la marcha normal de la producción, UGT ya ha propuesto medidas para evitar las regulaciones de empleo, como disfrute de vacaciones, descansos compensatorios, jornadas irregulares, etc. Desde CCOO se entiende que un expediente de regulación no está justificado.
No es sólo el hecho de que el horno pare, sino todo lo que conlleva: paro de baterías de cok, el sinter, menos producción en las acerías y, por lo tanto, menos acero para laminar, con lo que implica para el semicontinuo, decapado, los trenes tándem, etc., una cascada de reducciones de producción, preocupante para el empleo. Ahora mismo los más afectados son los 300 trabajadores que se dedican al movimiento de materiales, tratamiento de escorias, refractario; es decir, todos aquellos vinculados a los trabajos de producción y mantenimiento de los hornos.
Mal de muchos...
Mal de muchos... Esta parece que es la lógica que se nos quiere presentar con los anuncios de paradas de hornos altos en toda Europa. Ni más ni menos que catorce hornos altos parados de veinticinco, a los que hay que añadir ahora los de Lieja (Bélgica) y Florange (Francia). Esto nos da una idea del calado de la crisis económica en la que estamos inmersos. No importa los sacrificios que estemos dispuestos a hacer los trabajadores, la patronal va siempre a querer más. Lo expresó muy gráficamente la socialista francesa Aurélie Filipetti: "el gigante de la siderurgia se burla de todo el mundo. Para Mittal sólo hay un objetivo: su cartera en Bolsa".
El caso de Florange es más que sintomático. A principios de año ya habían parado uno de los dos hornos altos y ahora también el segundo. Se habla de una parada "técnica" de entre cinco y dieciocho meses. La plantilla (unos 2.600 trabajadores) ya ha comenzado a movilizarse para que se haga pública una fecha para la reanudación de la actividad.
Subasta infernal
Se está corriendo un serio peligro de entrar en una subasta infernal por ver quién es el que mejores condiciones presenta al señor Mittal para que desarrolle su activad empresarial. En esta subasta los gobiernos ofrecen ayudas e inversiones, incluso está por ver en qué queda la tarifa eléctrica, después de la desaparición de la G41. Este es el sentido de la reunión que tienen programada el señor Mittal y Rodríguez Zapatero. Y a esta subasta infernal también nos quieren apuntar a los trabajadores, a ver quién acepta las perores condiciones laborales para poder mantener el empleo.
El acuerdo marco firmado el mes pasado va por estas líneas, dando pasos atrás. Por un lado se congela el salario y por el otro se continúa con las prejubilaciones. Los contratos relevo ya no van a ser por todos aquellos que se prejubilan, siendo sólo para la mitad. Finalmente tenemos, en la práctica, reducción de salarios y menos plantilla. Los dirigentes de CCOO y UGT lo apuestan todo a la competitividad de las plantas asturianas, incluso alguno se atreve a solicitar que se aproveche la parada del horno para hacer las obras de ampliación. En ningún momento se les ha ocurrido pensar en algún tipo de movilización (menos aún a nivel europeo) y si la plantean es en un futuro incierto, pese a que el ataque es global y la respuesta también lo debería ser.
El aviso de Daorje
En el mes de abril la empresa Daorje2 anunciaba la intención de despedir a 103 trabajadores de los que realizan sus labores en Arcelor. Hay que recordar que más de 650 eventuales ya se fueron a la calle hace unos meses. Como ya no queda ni un solo eventual en todo el sector, para reducir plantilla se tiene que destruir empleo estable. La reacción no se hizo esperar mucho: anuncio de huelga en Daorje para mediados del mes de abril y extensión del conflicto al resto de empresas del sector. Evidentemente esto suponía parar la producción de forma instantánea en Arcelor. Era un buen plan de movilizaciones. El 15 de abril se llegaba en el último momento a un acuerdo. La empresa se compromete a retirar los despidos a cambio de un nuevo ERE, desde el 31 de mayo a finales de año, que afectaría a toda la plantilla, con la condición de que ningún trabajador está regulado más de seis meses, a partir de los cuales comenzaría a descontar del tiempo de subsidio de desempleo.
En principio no es un mal acuerdo. Se han retirado los despidos, unos se prejubilan, a otros se les cambia el contrato de fin de obra a contrato relevo, otros continúan como estaban... con lo que nadie se queda de "patitas en la calle". Sería un buen acuerdo si no hubiese un ERE. El expediente que ahora finaliza afectó, en el momento más álgido tan sólo a treinta trabajadores, lo cual demuestra que más que una medida real por falta de trabajo, lo que se estaba haciendo era preparar psicológicamente a la plantilla para aceptar despidos.
De momento, se ha evitado el conflicto abierto, pero no podemos confundirnos, éste es sólo el primer aviso. Si no es Daorje, será otra la que se vea abocada a más despidos. Con la reducción de producción a causa de la parada de uno de los dos hornos altos, Arcelor va a sacar las tijeras recortando aún más los tajos en la empresa auxiliar y, cómo no, a sus propios empleados.
El vicepresidente de Arcelor Mittal, Gonzalo Urquijo, dijo: "Estas medidas no son sólo un sacrificio para los trabajadores, sino que también lo es para directivos y accionistas, que hemos dividido los dividendos a la mitad, con lo cual todos nos tenemos que adaptar a la crisis, hasta que pase". En una empresa que en el último ejercicio tuvo unos beneficios de 7.000 millones de euros, estas palabras sólo provocan indignación. En manos de este tipo de personajes los trabajadores no tenemos ningún futuro, la única forma de poder mantener el empleo y en unas condiciones dignas pasa por que la empresa vuelva a ser pública, bajo el control de los trabajadores.
1. Tarifa eléctrica aplicada a las grandes industrias.
2. Empresa auxiliar dedicada al mantenimiento industrial, recuperación de chatarras y tratamiento medioambiental.
No es sólo el hecho de que el horno pare, sino todo lo que conlleva: paro de baterías de cok, el sinter, menos producción en las acerías y, por lo tanto, menos acero para laminar, con lo que implica para el semicontinuo, decapado, los trenes tándem, etc., una cascada de reducciones de producción, preocupante para el empleo. Ahora mismo los más afectados son los 300 trabajadores que se dedican al movimiento de materiales, tratamiento de escorias, refractario; es decir, todos aquellos vinculados a los trabajos de producción y mantenimiento de los hornos.
Mal de muchos...
Mal de muchos... Esta parece que es la lógica que se nos quiere presentar con los anuncios de paradas de hornos altos en toda Europa. Ni más ni menos que catorce hornos altos parados de veinticinco, a los que hay que añadir ahora los de Lieja (Bélgica) y Florange (Francia). Esto nos da una idea del calado de la crisis económica en la que estamos inmersos. No importa los sacrificios que estemos dispuestos a hacer los trabajadores, la patronal va siempre a querer más. Lo expresó muy gráficamente la socialista francesa Aurélie Filipetti: "el gigante de la siderurgia se burla de todo el mundo. Para Mittal sólo hay un objetivo: su cartera en Bolsa".
El caso de Florange es más que sintomático. A principios de año ya habían parado uno de los dos hornos altos y ahora también el segundo. Se habla de una parada "técnica" de entre cinco y dieciocho meses. La plantilla (unos 2.600 trabajadores) ya ha comenzado a movilizarse para que se haga pública una fecha para la reanudación de la actividad.
Subasta infernal
Se está corriendo un serio peligro de entrar en una subasta infernal por ver quién es el que mejores condiciones presenta al señor Mittal para que desarrolle su activad empresarial. En esta subasta los gobiernos ofrecen ayudas e inversiones, incluso está por ver en qué queda la tarifa eléctrica, después de la desaparición de la G41. Este es el sentido de la reunión que tienen programada el señor Mittal y Rodríguez Zapatero. Y a esta subasta infernal también nos quieren apuntar a los trabajadores, a ver quién acepta las perores condiciones laborales para poder mantener el empleo.
El acuerdo marco firmado el mes pasado va por estas líneas, dando pasos atrás. Por un lado se congela el salario y por el otro se continúa con las prejubilaciones. Los contratos relevo ya no van a ser por todos aquellos que se prejubilan, siendo sólo para la mitad. Finalmente tenemos, en la práctica, reducción de salarios y menos plantilla. Los dirigentes de CCOO y UGT lo apuestan todo a la competitividad de las plantas asturianas, incluso alguno se atreve a solicitar que se aproveche la parada del horno para hacer las obras de ampliación. En ningún momento se les ha ocurrido pensar en algún tipo de movilización (menos aún a nivel europeo) y si la plantean es en un futuro incierto, pese a que el ataque es global y la respuesta también lo debería ser.
El aviso de Daorje
En el mes de abril la empresa Daorje2 anunciaba la intención de despedir a 103 trabajadores de los que realizan sus labores en Arcelor. Hay que recordar que más de 650 eventuales ya se fueron a la calle hace unos meses. Como ya no queda ni un solo eventual en todo el sector, para reducir plantilla se tiene que destruir empleo estable. La reacción no se hizo esperar mucho: anuncio de huelga en Daorje para mediados del mes de abril y extensión del conflicto al resto de empresas del sector. Evidentemente esto suponía parar la producción de forma instantánea en Arcelor. Era un buen plan de movilizaciones. El 15 de abril se llegaba en el último momento a un acuerdo. La empresa se compromete a retirar los despidos a cambio de un nuevo ERE, desde el 31 de mayo a finales de año, que afectaría a toda la plantilla, con la condición de que ningún trabajador está regulado más de seis meses, a partir de los cuales comenzaría a descontar del tiempo de subsidio de desempleo.
En principio no es un mal acuerdo. Se han retirado los despidos, unos se prejubilan, a otros se les cambia el contrato de fin de obra a contrato relevo, otros continúan como estaban... con lo que nadie se queda de "patitas en la calle". Sería un buen acuerdo si no hubiese un ERE. El expediente que ahora finaliza afectó, en el momento más álgido tan sólo a treinta trabajadores, lo cual demuestra que más que una medida real por falta de trabajo, lo que se estaba haciendo era preparar psicológicamente a la plantilla para aceptar despidos.
De momento, se ha evitado el conflicto abierto, pero no podemos confundirnos, éste es sólo el primer aviso. Si no es Daorje, será otra la que se vea abocada a más despidos. Con la reducción de producción a causa de la parada de uno de los dos hornos altos, Arcelor va a sacar las tijeras recortando aún más los tajos en la empresa auxiliar y, cómo no, a sus propios empleados.
El vicepresidente de Arcelor Mittal, Gonzalo Urquijo, dijo: "Estas medidas no son sólo un sacrificio para los trabajadores, sino que también lo es para directivos y accionistas, que hemos dividido los dividendos a la mitad, con lo cual todos nos tenemos que adaptar a la crisis, hasta que pase". En una empresa que en el último ejercicio tuvo unos beneficios de 7.000 millones de euros, estas palabras sólo provocan indignación. En manos de este tipo de personajes los trabajadores no tenemos ningún futuro, la única forma de poder mantener el empleo y en unas condiciones dignas pasa por que la empresa vuelva a ser pública, bajo el control de los trabajadores.
1. Tarifa eléctrica aplicada a las grandes industrias.
2. Empresa auxiliar dedicada al mantenimiento industrial, recuperación de chatarras y tratamiento medioambiental.