La huelga de profesores del 28 de abril fue un éxito rotundo. El 70% del profesorado secundamos la huelga convocada por la Plataforma por la Educación Pública, y un 90% de los alumnos no fueron a clase, convocados por el Sindicat d'Estudiants. La participación en las manifestaciones fue de 6.000 en Castellón, 15.000 en Alicante y 55.000 en Valencia. En total más de 75.000 personas que, después del palo y parálisis que supuso la desconvocatoria de la huelga del 17 de diciembre, nos hemos reactivado para volver a salir a la calle como única manera efectiva de luchar.
La huelga de profesores del 28 de abril fue un éxito rotundo. El 70% del profesorado secundamos la huelga convocada por la Plataforma por la Educación Pública, y un 90% de los alumnos no fueron a clase, convocados por el Sindicat d'Estudiants. La participación en las manifestaciones fue de 6.000 en Castellón, 15.000 en Alicante y 55.000 en Valencia. En total más de 75.000 personas que, después del palo y parálisis que supuso la desconvocatoria de la huelga del 17 de diciembre, nos hemos reactivado para volver a salir a la calle como única manera efectiva de luchar.
A pesar del freno que desde el principio están suponiendo los dirigentes, el movimiento permanece con la llama encendida y sigue expresándose a través del más mínimo cauce que se lo permite. De nuevo los acontecimientos desbordaron las expectativas de la Plataforma, que llevó a cabo una convocatoria tímida y desconfiada. No sólo no se convocaron movilizaciones por la mañana, sino que, en Valencia, la manifestación de la tarde (en principio concentración) fue convocada en una plaza donde no caben más de 700 personas. Tampoco hubo ninguna asamblea general para preparar la huelga ni se hizo ningún esfuerzo por sumar a los estudiantes y a la universidad a la lucha.
El ánimo, alegría y buen humor que se respiraba en las manifestaciones, al constatar el éxito de la jornada de huelga, no significa que la actitud hacia la Plataforma y los dirigentes sindicales por parte del movimiento haya dejado de ser crítica. Por el contrario, todos somos conscientes de que este éxito es fruto únicamente de la decisión, sacrificio y ganas de luchar de los profesores, los alumnos y los padres. Esta lucha educativa, en la que los padres están jugando un papel primordial, supone un acontecimiento histórico en el País Valenciano que desde el principio ha tenido una amplia dimensión social. Además, se trata de una lucha de carácter político, en la que el punto fundamental es la defensa de la educación pública frente a la política de acoso y derribo que está sufriendo por parte del gobierno del PP, al igual que el resto de servicios públicos.
Por una huelga general de la comunidad educativa en todo el Estado
Ante el éxito de esta huelga en la mente de todos está el dar continuidad a la lucha. Por desgracia, la Plataforma y los dirigentes sindicales no han movido un dedo en este sentido. En la última asamblea comarcal celebrada en Valencia varios profesores propusimos la convocatoria de asambleas inmediatamente después de la huelga para hacer una valoración y discutir la continuidad de la lucha. Aunque desde la mesa tomaron nota todavía no se nos ha convocado a ningún tipo de reunión.
Es cierto que se han convocado concentraciones contra las medidas de represión a dos directores y ante los insultos del Presidente de la Diputación de Valencia a los profesores. Pero se trata más bien de acciones simbólicas, en lugar de hacer confluir la respuesta contra estos ataques dentro de la lucha educativa respondiendo de nuevo de manera masiva y contundente, los dirigentes aíslan estos temas provocando de nuevo el enfriamiento de la lucha y permitiendo recuperar el terreno perdido al gobierno valenciano. Respecto a la próxima cita, no es hasta el sábado 13 de junio cuando se ha planteado una fiesta reivindicativa en Valencia y una reunión de las Plataformas por la educación pública.
Esta lucha no ha acabado. Nuestras reivindicaciones no han sido satisfechas y el curso próximo vamos a recibir nuevos ataques a la educación pública. Debemos estar preparados para responder eficazmente y no bajar los niveles de participación alcanzados. Un paso adelante sería extender la lucha a la Universidad, que está recibiendo serios ataques mientras se regalan millones a la universidad católica. Este curso también ha habido huelgas de profesores en Cataluña, Madrid y Asturias. El curso próximo no va a ser menos movido. Unificar todas las luchas a nivel estatal nos daría una fuerza mucho mayor para enfrentarnos a un enemigo que es común: las políticas de deterioro de los servicios públicos y las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad a favor de los intereses de un puñado de empresarios y banqueros.