Frente a la cerrazón patronal, extender el conflicto a toda Galicia

Los batallones pesados de la clase obrera viguesa han vuelto a las calles. Tal como explicábamos en El Militante de diciembre de 2008 (nº 222), la negociación del convenio colectivo del Metal en la provincia de Pontevedra, en el contexto de la actual crisis económica, podía desembocar en una intensa lucha. Las explosivas movilizaciones de 2006 arrancaron un buen convenio, aunque mejorable dado el nivel de lucha y sacrificio que demostraron los trabajadores durante dos semanas de huelga indefinida.

 

Frente a la cerrazón patronal, extender el conflicto a toda Galicia

Los batallones pesados de la clase obrera viguesa han vuelto a las calles. Tal como explicábamos en El Militante de diciembre de 2008 (nº 222), la negociación del convenio colectivo del Metal en la provincia de Pontevedra, en el contexto de la actual crisis económica, podía desembocar en una intensa lucha. Las explosivas movilizaciones de 2006 arrancaron un buen convenio, aunque mejorable dado el nivel de lucha y sacrificio que demostraron los trabajadores durante dos semanas de huelga indefinida.

En el año 2007, el sistemático incumplimiento de ese convenio por parte de la patronal provocó otra huelga indefinida de dos semanas. Es, por tanto, un sector con tradiciones de lucha arraigadas y visto como un ejemplo de combatividad por parte de la clase obrera de Vigo y del conjunto de la provincia. Esto explica que la patronal quiera asestarles un duro golpe con el objetivo de desmoralizar a los trabajadores y tratar de evitar que se conviertan en un referente de lucha para el resto de sectores.
Veintisiete mil trabajadores del sector fueron a la huelga los días 6 y 7 de mayo. Ante la cerrazón patronal las jornadas de huelga se han repetido, con un fuerte seguimiento, los días 20 y 21 de mayo. En el momento de escribir este artículo los sindicatos CIG, CCOO y UGT han vuelto a convocar huelga para el 3 y 4 de junio.
En un sector precarizado, con una alta tasa de temporalidad, los empresarios planteaban congelar los salarios durante dos años, argumentando que había que hacer sacrificios en época de vacas flacas. La misma patronal que durante años de bonanza económica, cuando obtenía unos beneficios astronómicos, no ha realizado la más mínima concesión para mejorar el nivel de vida de los obreros, ahora se cierra en banda a las reivindicaciones, poniendo como excusa la crisis del capitalismo.
Los trabajadores se oponen a la firma de un convenio por dos años y reivindican un acuerdo laboral que tenga vigencia por un año, y que en diciembre de 2009, cuando esté más claro el escenario de crisis, se reabran las negociaciones. Además, reclaman, con vistas a ese futuro convenio, un incremento salarial del 6% y una reducción de la jornada laboral y que se cumpla el acuerdo sobre contratación.
La patronal cierra filas en torno al convenio de dos años y la contención salarial. Mientras tanto, rompen las negociaciones utilizando argumentos como que "no se puede negociar estando en huelga". La hipocresía de estos señores no tiene límite. Al mismo tiempo que hablan del legítimo derecho a huelga como de "este sinsentido continuo, este chantaje, esta extorsión" son ellos los que amenazan con un cierre patronal y utilizan la violencia policial. Ellos son los que incumplen de forma flagrante lo acordado en materia de contratación y jornada laboral.

Mentiras y maniobras para dividir

El responsable de CIG-Metal, Miguel Anxo Malvido, denunciaba la existencia de ocho empresas que mantienen un régimen de contratas irregular y vulneran el convenio. "Tenemos la certeza de que algunas empresas funcionan como ETTs encubiertas", y algunos astilleros obligan a  firmar contratos a extranjeros "con adelantos pagados por las empresas", en caso de que estos trabajadores abandonen su puesto de trabajo antes del año "tienen que devolver el dinero (...) Llegan aquí ya endeudados con 1.200 euros", declaraba.
Efectivamente, aquí vemos la forma de actuar de la patronal, utilizar como mano de obra barata a los trabajadores inmigrantes para mantener sus beneficios, tratar de tirar a la baja los salarios del conjunto de los trabajadores del sector y, de paso, tratar de inocular el veneno de la división en líneas nacionales y racistas entre los trabajadores, con la intención de debilitarlos, desviando su atención del enemigo común: los empresarios.
Para hacer esto cuentan con la complicidad de la prensa y los medios de comunicación burgueses, que en un ejercicio de máxima manipulación y confusión tratan de presentar a quien denuncia esta ley de la selva patronal como racista. El colmo de la manipulación lo vemos en el titular del diario El País, en su edición digital del 7 de mayo: "El debate sobre xenofobia se cuela en la huelga general". Una vez más, como ya hizo recientemente este diario al referirse a la lucha por el convenio de los trabajadores de la Naval de Sestao, cuentan lo contrario de lo que ocurre, calumniando y difamando a los trabajadores como racistas, cuando es una lucha para que todos los obreros tengan el mismo convenio y de ninguna manera los trabajadores extranjeros se queden fuera. El hecho de que estos trabajadores estén participando activamente en las marchas y piquetes demuestra su integración y el carácter exclusivamente difamatorio de la patronal y la prensa.
Antolín Alcántara (CIG) denunciaba esta forma de actuar: "A los empresarios sin escrúpulos  que contratan a gente de fuera para sobreexplotarlos y pagarles una miseria no se les acusa de racistas, pero son ellos precisamente los racistas (...) No nos confundamos. Nos quieren dividir".
De igual forma que en lo relacionado con la contratación, un gran tanto por ciento de las empresas incumplen lo acordado acerca de la jornada de manera sistemática, obligando a sus empleados a trabajar por encima de las 1.776 horas anuales.  
Para contrarrestar las maniobras empresariales y mediáticas los sindicatos tienen que  dirigirse al conjunto de la clase obrera para explicar todas estas cuestiones y ganar y ampliar el apoyo a su lucha. En este sentido es muy positivo el reparto de octavillas -firmadas por los tres sindicatos convocantes- realizado por los trabajadores del metal "A toda a cidadanía".

La arrogancia patronal choca con la fuerza de los trabajadores

La patronal no ha podido doblegar a los trabajadores. Su actitud arrogante ha chocado con la decisión y la unidad en la lucha de los trabajadores del metal. Incluso la concentración de unos 800 empresarios del sector del Metal el pasado 15 de mayo, en un intento de poner toda su autoridad sobre la mesa, no sólo consiguió amedrentar a los trabajadores, sino que fue respondida con nuevas jornadas de huelga.
Ahora entramos en un momento decisivo de la lucha. Los empresarios quieren desgastar el conflicto, pero a la vez se cierne sobre ellos el miedo a que esta lucha, si se alarga, coincida en el tiempo con la negociación de los cuatros convenios provinciales gallegos. Como ya señala algún articulista: "En septiembre puede empezar el que tiene traza de convertirse en el gran conflicto laboral de la Galicia moderna" (Xornal.com, 26-05-09)
En un contexto de destrucción de puestos de trabajo en la comarca de Vigo (38.000 en los últimos meses, especialmente en la automoción), en el que arrecian los ataques a las condiciones laborales, la lucha del Metal muestra el camino para parar los pies a los patronos. Las direcciones de CIG, CCOO, UGT tienen la responsabilidad de extender la huelga y preparar el camino para una huelga general en Galicia, que debería lanzarse desde ya, para dar una perspectiva clara al movimiento y mantenerlo en tensión.

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