Después de todo lo ocurrido, hay que reflexionar sobre lo sucedido. La Corriente Marxista El Militante queremos dar nuestra opinión para abrir un debate sano y democrático para darle solución a nuestros problemas. Desde que comenzó el conflicto, las trabajadoras de Caramelo habéis demostrado una alta capacidad de lucha y de compañerismo. Pero para vencer no basta solamente con la voluntad de lucha; hace falta tener una estrategia sindical que nos pueda llevar a la victoria. La lucha no ha terminado. Por eso es importante analizar todo lo que se lleva hecho para saber qué camino seguir.

 

Después de todo lo ocurrido, hay que reflexionar sobre lo sucedido. La Corriente Marxista El Militante queremos dar nuestra opinión para abrir un debate sano y democrático para darle solución a nuestros problemas. Desde que comenzó el conflicto, las trabajadoras de Caramelo habéis demostrado una alta capacidad de lucha y de compañerismo. Pero para vencer no basta solamente con la voluntad de lucha; hace falta tener una estrategia sindical que nos pueda llevar a la victoria. La lucha no ha terminado. Por eso es importante analizar todo lo que se lleva hecho para saber qué camino seguir.

La debilidad invita a la agresión

Esta es una de las mayores lecciones. Después del encierro, la empresa atacó, despidió a 24 compañeros por los desperfectos del día anterior y realizó un cierre patronal, amenazando con que si no se acepta lo que ella quiere declarará la empresa en quiebra.

Las desconvocatorias de los días de huelga fueron consideradas por la empresa como síntomas de debilidad. Se aceptó el chantaje patronal de que si había movilización no habría negociación. ¿Esto sirvió de algo? No, ni en Caramelo ni en ninguna otra empresa la desmovilización nunca dio resultados positivos para los trabajadores.

Sólo ha valido para que la empresa gane tiempo para seguir maniobrando y poder deslocalizar la producción más tranquilamente. ¿Qué esperamos de un empresario que no invierte en la empresa pero se gastó 100 millones de euros en la compra de los parques eólicos para poder seguir enriqueciéndose con el menor coste laboral posible?

Esto es la lucha de clases y cada uno defiende sus intereses. Y es un error creer que la Xunta es neutral. ¿Qué se puede esperar de una Xunta del PP cuyo conselleiro de Industria, ¡es un empresario del textil que tiene deslocalizada su empresa en Portugal!? ¿Pero qué le va a decir a un colega que pretende hacer lo mismo?, Si la Xunta se metió en la negociación fue por el calado que estaban teniendo las movilizaciones, porque sus intenciones quedaron demostradas absteniéndose en la votación del ERE en las junta de accionistas. Si luego lo rechazó y llamó a la calma y al diálogo fue por las movilizaciones del mes de mayo. Por eso fue un error desconvocar las movilizaciones.

Ahora la empresa ha conseguido profundizar en la división de los trabajadores y sindicatos, consiguiendo reunir el 40% de firmas de las que todavía no son despedidas, para que se celebre un referéndum para aceptar la última oferta de la empresa y así acabar con el conflicto.  Esta agresión se puede parar, pero sólo de una manera: explicando pacientemente al conjunto de las trabajadoras, que esto es el inicio del cierre definitivo y ofreciendo una alternativa: ocupar la fábrica y ponerla en funcionamiento bajo control de las trabajadoras.

Por lo tanto, hay que retomar la movilización. No hacerlo sólo puede llevar a nuevos actos de rabia y desesperación como el jueves 11 de junio, compresibles en esta situación, pero que no hacen avanzar la lucha y que incluso puede ser contraproducente en la medida que le dan excusas a la patronal.

La empresa: bajo control obrero

Si la empresa se sale con la suya de despedir a las 237 trabajadoras, es cuestión de tiempo que Caramelo cierre definitivamente. Aprobar el ERE es aprobar el cierre total a plazos. El sindicalismo del mal menor no sirve. No podemos seguir negociando las condiciones del despido, el objetivo tiene que ser defender todos los empleos.

Caramelo es de sus trabajadores. Fuisteis vosotras las que, con vuestro esfuerzo, levantasteis la empresa. La alternativa ante un empresario que quiere cerrar la empresa no es romperla, sino quitársela. Sólo hay una opción para salvar los puestos de trabajo de Caramelo: cuestionar el derecho del empresario a cerrar la empresa, cuestionar la propiedad capitalista de los medios de producción. Esto significa ocupar la fábrica, ponerla en producción bajo control obrero y exigir a la Xunta que la nacionalice y aporte los recursos financieros necesarios para mantener todos los empleos.

Durante años, mientras nos discurseaban sobre las bondades de la iniciativa privada, los empresarios se dedicaban a chupar todo el dinero público posible. Cualquier excusa era buena para obtener subvenciones. Pero ese dinero no se invirtió, sino que se lo metieron directamente al bolsillo. La crisis económica actual puso al descubierto toda la falsedad.

Los trabajadores no debemos seguir creyéndonos su discurso, no podemos dejar que nos coman el coco con su propaganda ideológica. Tenemos que pensar por nosotros mismos. No es verdad que no haya dinero. Sí lo hay, y mucho. El problema es que los capitalistas lo quieren para ellos. Lo que los trabajadores tenemos que hacer es organizarnos para tener la suficiente fuerza  para hacer valer nuestros intereses de clase. Esto significa que hay que abandonar el sindicalismo del mal menor practicado en los últimos años. No queremos más repartos de la miseria.

Hay que ocupar la fábrica y a continuación luchar por su nacionalización con el apoyo del resto de la clase obrera, entre la que la ocupación despertará, sin lugar a dudas, una oleada de simpatías. Porque en Caramelo no está pasando nada diferente que no esté pasando en el resto de las empresas de este país y del resto del mundo. Los empresarios quieren que los trabajadores paguemos la crisis de su sistema. No podemos consentirlo.

 

3 de agosto de 2009

ORGANÍZATE Y LUCHA

CARAMELO BAJO CONTROL OBRERO

FUERA LOS EMPRESARIOS DE LAS FÁBRICAS

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