Ninguna agresión sin respuesta · Juicio y castigo contra los fascistas
El 14 de septiembre comenzó el juicio contra Josué Estébanez, el militar profesional, militante fascista, que el 11 de noviembre de 2007 asesinó al joven Carlos Palomino en el metro de Madrid. El fascista había participado en una manifestación convocada por Democracia Nacional en el barrio de Usera, un barrio con una importante población inmigrante. La, en aquel entonces, delegada del Gobierno, Soledad Mestre, consintió la manifestación fascista, cuando era evidente que se trataba de una provocación. El fiscal pide para Estébanez 29 años de cárcel.
Ninguna agresión sin respuesta · Juicio y castigo contra los fascistas
El 14 de septiembre comenzó el juicio contra Josué Estébanez, el militar profesional, militante fascista, que el 11 de noviembre de 2007 asesinó al joven Carlos Palomino en el metro de Madrid. El fascista había participado en una manifestación convocada por Democracia Nacional en el barrio de Usera, un barrio con una importante población inmigrante. La, en aquel entonces, delegada del Gobierno, Soledad Mestre, consintió la manifestación fascista, cuando era evidente que se trataba de una provocación. El fiscal pide para Estébanez 29 años de cárcel.
Los medios de comunicación trataron de presentar el asesinato de Carlos como una "pelea entre bandas" para así confundir a las víctimas con los verdugos. Sin embargo, sus manipulaciones y calumnias no evitaron que despertara una ola de repulsa contra las bandas fascistas. El mismo día de la agresión espontáneamente se celebró una concentración. Inmediatamente el Sindicato de Estudiantes convocó movilizaciones, una concentración en el barrio del que era Carlos, Vallecas, y una huelga general de estudiantes, en todo el Estado, con más de veinte manifestaciones, la semana siguiente.
La muerte de Carlos a manos de un fascista no era ni la primera agresión de estas características ni ha sido la última: El 1 de marzo de 2009 moría el argelino Bernabá Laaredj, de 40 años, agredido días antes por un grupo de racistas en Lepe (Huelva). Las autoridades trataron de ocultar el carácter racista de la agresión a pesar de que los testigos así lo confirmaron. Al día siguiente de su muerte, los vecinos de la localidad organizaron una movilización de protesta que agrupó a más de 200 personas, tanto nativos como inmigrantes, para protestar contra el asesinato.
Según el Informe Raxén, especial 2009, elaborado por el Movimiento contra la Intolerancia, se dan unas 4.000 agresiones xenófobas (la mayoría perpetradas por grupos fascistas) al año en todo el Estado. El mismo informe cuantifica los grupos neonazis en unos 10.000 individuos. La crisis económica está espoleando a los grupos fascistas que tratan de apoyarse en la desesperación, el paro y la miseria, para dividir e introducir su veneno racista. La impunidad con la que las bandas fascistas actúan y la ausencia de una respuesta contundente contra esta gentuza por parte de los sindicatos y los partidos de la izquierda les anima a actuar.
El juicio contra Hammerskin
El gobierno ha tratado de presentar la sentencia del 24 de julio de 2009 contra el grupo nazi Hammerskin como una demostración de cómo el PSOE no consiente estas acciones fascistas. El juicio contra Hammerskin se remonta al famoso Diario de un skin, reportaje emitido en 2002, protagonizado por un periodista que se infiltró en este grupo fascista durante un año. Quince nazis han sido condenados por asociación ilícita. Los medios no han dudado en caracterizar este fallo de "pionera sentencia" (El País, 25/07/2009).
Sin embargo, la propia cuantía de la sentencia demuestra la benevolencia del tribunal con estos nazis. Para el cabecilla de la banda, dos años de prisión y para los demás miembros, año y medio. Merece la pena recordar que este mismo tribunal absolvió, en el año 2005, a los nazis del grupo Bastión tras el asesinato del joven Aitor Zabaleta en Madrid. Lejos de ser un escarmiento contra los grupos fascistas, la sentencia contra Hammerskin es una invitación a que continúen organizándose y actuando.
No podemos tener ninguna confianza en la justicia burguesa. En numerosas ocasiones han demostrado su permisividad con los grupos fascistas. Innumerables lazos vinculan a los fascistas con el aparato del Estado. Si el gobierno quiere demostrar su rechazo al fascismo lo que debería hacer es, en primer lugar, prohibir sus demostraciones y provocaciones. Pero sobre todo disolver inmediatamente esos grupos.
La única manera de garantizar que sobre Josué Estébanez caiga una merecida condena es mediante la presión de la clase obrera y de la juventud. Desde el Sindicato de Estudiantes siempre hemos insistido en que la única manera efectiva de luchar contra el fascismo es mediante la movilización de toda la izquierda y la autodefensa. CCOO, UGT, PSOE e Izquierda Unida deberían de iniciar una campaña estatal de denuncia de estas agresiones, exigiendo juicio y castigo a los fascistas y que desmantelen a estos grupos.