Por un PCE con un programa marxista y revolucionario 

La crisis capitalista significa nuevos recortes y ataques contra la clase trabajadora, el crecimiento del desempleo, la extensión de la miseria para miles de familias obreras. En este país hay decenas de miles de jóvenes y trabajadores en busca de una alternativa política de lucha en contra del capitalismo y, en este contexto la bandera comunista tiene que convertirse en ese referente revolucionario.  El documento político del Comité Federal presentado en 2008 invita a los comunistas "a participar en las luchas y resistencias sociales y alimentarnos de ellas". Y concluye, "si de estas luchas no salen los nuevos y nuevas comunistas, ¿de dónde vendrán?". Esto es verdad al cien por cien pero es necesario llevarlo a la práctica y hacerlo de manera coherente. Y en esta tarea los comunistas disponemos de una herramienta de gran valor, el marxismo revolucionario.

Por un PCE con un programa marxista y revolucionario 

La crisis capitalista significa nuevos recortes y ataques contra la clase trabajadora, el crecimiento del desempleo, la extensión de la miseria para miles de familias obreras. En este país hay decenas de miles de jóvenes y trabajadores en busca de una alternativa política de lucha en contra del capitalismo y, en este contexto la bandera comunista tiene que convertirse en ese referente revolucionario.  El documento político del Comité Federal presentado en 2008 invita a los comunistas "a participar en las luchas y resistencias sociales y alimentarnos de ellas". Y concluye, "si de estas luchas no salen los nuevos y nuevas comunistas, ¿de dónde vendrán?". Esto es verdad al cien por cien pero es necesario llevarlo a la práctica y hacerlo de manera coherente. Y en esta tarea los comunistas disponemos de una herramienta de gran valor, el marxismo revolucionario.
Hoy, por primera vez en décadas, la revolución vuelve a ser una experiencia viva, como demuestran los acontecimientos que se viven en América Latina. Hoy, los jóvenes y trabajadores en el Estado español y en el mundo, necesitan más que nunca un partido revolucionario que ondee bien alta y con confianza la bandera del genuino comunismo. Esa es la tarea de los militantes comunistas. Pero conectar con el sector más avanzado de los trabajadores y la juventud, que es el primer paso para recuperar la influencia del partido, depende de nuestro programa y de cómo se defiende en el día a día de la lucha de clases. Cayo Lara ha hecho declaraciones importantes sobre la huelga general y sobre la decadencia del sistema capitalista. En la entrevista concedida a El Militante el pasado mes de abril señalaba: "Venimos escuchando desde 2008 a los mismos que han contribuido a provocar este caos económico y social que es ‘hora de refundar el capitalismo'. Nosotros estamos en contra. Hemos apostado decididamente por lo que hemos denominado Socialismo del siglo XXI como respuesta a la demanda de la sociedad de un cambio importante en las políticas aplicadas hasta ahora en nuestro país y en los de nuestro entorno. En ello trabajamos en estos momentos". Las opiniones de Cayo Lara son ciertas. La alternativa no es refundar el capitalismo, ni defender un capitalismo de rostro humano, como plantea la socialdemocracia o la administración Obama.

Volver al programa del marxismo

Toda la experiencia histórica enseña que el capitalismo no es reformable; de hecho, las medidas que están adoptando los gobiernos capitalistas de todo el mundo para salir de la crisis van en una misma dirección: salvar a la gran banca con el dinero público, reestablecer la tasa de beneficios de los grandes capitales a costa de reducir los salarios y el despido a millones de trabajadores. Como dice Cayo Lara la alternativa es el socialismo, y esto es lo que debemos defender los comunistas públicamente, en las fábricas, en los tajos, en las colas del desempleo, en los barrios, en los centros de estudio, en los sindicatos...Es necesario que seamos capaces de defender un programa claro de reivindicaciones, que sirvan para organizar a los sectores más conscientes de los trabajadores, de la juventud, de los parados, para fortalecer nuestras posiciones en el movimiento sindical, e impulsar la lucha de clases frente a la política de paz social y desmovilización que se quiere imponer desde el gobierno y las cúpulas sindicales. Este programa se debería basar, entre otras, en las siguientes demandas:
· No a los Expedientes de Regulación de Empleo. Los fondos públicos se deben utilizar para defender los puestos de trabajo, no para rescatar a la banca, subvencionar a los empresarios y rebajar los impuestos a las grandes fortunas. ¡Basta de nacionalizar las perdidas y privatizar las ganancias! Por tanto, desde el PCE debemos plantear la nacionalización de las empresas en crisis bajo el control democrático de los trabajadores y sus organizaciones de clase, y ponerlas a producir bajo un plan estatal basado en las necesidades sociales.
· La crisis económica ha demostrado que el proceso de privatizaciones de décadas pasadas solo ha servido para enriquecer a los de siempre y perjudicar a la inmensa mayoría de la población. El PCE, en la línea de lo que está sucediendo en Latinoamérica en países como Bolivia y Venezuela, debe exigir la renacionalización de las empresas públicas que fueron privatizadas y parar todos los planes de privatización que hay en marcha.
· El PCE e IU deben encabezar e impulsar la movilización social en defensa de la educación y la sanidad pública, exigiendo el incremento sustancial del empleo en estos sectores, y de recursos económicos suficientes para garantizar un servicio de calidad.
· Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y contando con un stock de dos millones de viviendas nuevas que no pueden ser absorbidas por el mercado, el PCE debe exigir la nacionalización de las grandes empresas de la construcción y un plan Estatal para la creación de un parque de un millón y medio de vivienda pública en alquiler, con precios que no superen el 10% de los ingresos medios mensuales de una familia obrera. Este parque se debería planificar en colaboración con los ayuntamientos impulsando la contratación de cientos de miles de trabajadores para llevarlo a cabo.
· Debemos recoger las palabras de Zapatero, que no se cansa de decir que el gobierno estará al lado de los débiles, y concretar como hacerlo. En primer lugar, el PCE e IU deben movilizar a los parados y emplazar a los sindicatos para que luchen por el subsidio de desempleo indefinido igual a un SMI de 1.100 euros para todos los parados hasta encontrar un puesto de trabajo. Para combatir el desempleo es necesario también la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales sin reducción del salario. En tercer lugar adelantar la edad de jubilación a los 60 años con el 100% del salario y contratos de relevo.
· El PCE debe desarrollar una campaña enérgica entre la clase trabajadora de todo el país y en la base de los sindicatos de clase a favor de nacionalización de la banca. No se trata sólo de que exista una banca pública. La banca pública en el marco de la economía de mercado se ve sometida  a sus dictados. Es necesario nacionalizar el conjunto del sistema financiero, como base para otro modelo productivo, es decir, como base para una economía planificada, democrática y socialista en beneficio de la mayoría de la sociedad.
· Junto con la nacionalización de la banca, el PCE debe luchar por la expropiación de los grandes monopolios y los grandes latifundios, y utilizar los ingentes recursos económicos, que ahora se dedican a satisfacer la cuenta de resultados de una minoría parasitaria, para poner en marcha grandes programas de inversión pública en infraestructuras sociales, vivienda, educación y sanidad pública.

Intervenir en la lucha de clases

Los comunistas tenemos la obligación de hablar claro a los trabajadores, a los parados, a los jóvenes. Claro que apoyamos cualquier medida progresiva que pueda aprobar el Gobierno de Rodríguez Zapatero. No somos sectarios. Pero decimos que medidas como la ampliación del subsidio de desempleo a 400 euros durante un año para los desempleados que hayan agotado las prestaciones a partir del 1 de enero, siendo un paso adelante es totalmente insuficiente. Esta medida contrasta claramente con la política de rebajas fiscales a los empresarios, la supresión del impuesto de patrimonio o el dinero público puesto a disposición de la gran banca, que ascendió a más de 150.000 millones de euros. Exactamente igual, la cacareada subida de impuestos a las grandes fortunas se va a concretar, finalmente, en una subida de impuestos para las rentas del trabajo, a través del incremento del IVA y de otros impuestos indirectos que gravan el consumo. Los comunistas debemos explicar que no se puede atajar la crisis capitalista, no se puede resolver la lacra del desempleo y la miseria que ello conlleva,  sólo con parches de inversión pública u obras estatales cuyos presupuestos son realmente escasos, mientras la mayoría de los recursos siguen en manos de la gran banca, de los monopolios y los terratenientes. Es más, el déficit público que esta creciendo, y que se ha orientado fundamentalmente a beneficiar a los grandes capitales, finalmente repercutirá negativamente en los trabajadores. ¿De dónde saldrá el dinero para cubrir el déficit? Del recorte en los gastos sociales de todo tipo.
La crisis del capitalismo abre enormes perspectivas para reconstruir el apoyo en el movimiento obrero organizado, entre la juventud trabajadora, y reestablecer la influencia del Partido en la lucha de clases. Pero esta tarea, estratégica y fundamental para la recuperación del Partido, sólo puede llevarse a cabo defendiendo el programa, los métodos y las tácticas del marxismo revolucionario. Es necesario conectar con los sectores más avanzados de la clase, conquistar posiciones comité a comité de empresa, ganar influencia fábrica a fábrica.  Por ejemplo, el partido tiene que manifestar su apoyo decidido a la lucha del movimiento jornalero por sus justas reivindicaciones. Debe impulsar una amplia campaña de solidaridad con los compañeros del SOC salvajemente reprimidos por la policía, movilizando sus puntos de apoyo en CCOO, en las fábricas y en los ayuntamientos.
Son muchos los interesados en mantener la paz social a cualquier precio mientras arrecian los ataques contra le movimiento obrero, contra sus salarios, contra sus conquistas históricas. El partido tiene que confrontar abiertamente contra estrategia y convertirse en la organización de lucha de la clase trabajadora. El camino no será fácil, pero es el único que puede llevarnos a la victoria. 

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