Ya cuando se anunciaron en México los primeros casos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que nos encontrábamos ante una pandemia potencial de carácter global, lo cual era más que probable (ver www.elmilitante.org: ‘La gripe nueva: chantaje, negocio y crisis económica'). Simultáneamente, los medios de comunicación globales dibujaban un escenario apocalíptico al comparar esta pandemia con la de 1918-1919, que causó más de 40 millones de muertos. Desde entonces, una gigantesca campaña de propaganda ha exagerado el impacto de la pandemia sobre la población y los sistemas sanitarios, sin existir bases sólidas para ello. Sin embargo, cada muerto se presenta como si se tratara de un parte de guerra, con el fin de convencernos de la gravedad de la situación.

Ya cuando se anunciaron en México los primeros casos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que nos encontrábamos ante una pandemia potencial de carácter global, lo cual era más que probable (ver www.elmilitante.org: ‘La gripe nueva: chantaje, negocio y crisis económica'). Simultáneamente, los medios de comunicación globales dibujaban un escenario apocalíptico al comparar esta pandemia con la de 1918-1919, que causó más de 40 millones de muertos. Desde entonces, una gigantesca campaña de propaganda ha exagerado el impacto de la pandemia sobre la población y los sistemas sanitarios, sin existir bases sólidas para ello. Sin embargo, cada muerto se presenta como si se tratara de un parte de guerra, con el fin de convencernos de la gravedad de la situación

La realidad es la que es

La OMS, a finales de agosto, en referencia a los países americanos, señalaba que desde julio, "ningún país ha reportado un alto impacto en los servicios de atención de salud". La mayoría de países del hemisferio sur americano (Australia, Chile, Argentina y Nueva Zelanda) parecen haber pasado su pico de actividad gripal; mientras que otros países (representados por Sudáfrica y Bolivia) continúan con niveles altos. Muchos países de regiones tropicales (Centroamérica y regiones tropicales de Asia) continúan teniendo actividad gripal muy alta de forma sostenida o en aumento. En Europa, Irlanda, Noruega y Reino Unido (Irlanda del Norte) eran los únicos países con niveles medios de actividad gripal. El resto de países europeos señala actualmente niveles bajos. En EEUU, la situación se mantenía estable. En zonas templadas del hemisferio norte (como Norteamérica, Europa, y Asia Central), la actividad gripal permanece baja globalmente. En Japón, el nivel de actividad gripal ha sobrepasado el umbral epidémico estacional.

Un gran negocio en tiempos de crisis

En medio de una profunda depresión económica, esta campaña está contribuyendo, por un lado, a actuar como maniobra de distracción de los verdaderos problemas sociales y sanitarios; por otro, supone una ayuda inestimable para los fabricantes de antivirales y de vacunas, que han visto multiplicarse sus ventas.
El despilfarro de la anárquica forma de producción capitalista se manifiesta así en toda su crudeza en un sector de interés social, que está en manos de un puñado de multinacionales. Para ellas y la burguesía a la que representan, los intereses sociales y sanitarios se echan a un lado a favor de la libertad de mercado, con la OMS -esa organización fantoche al servicio de las multinacionales-, ejerciendo el papel de voz autorizada.
Recordemos aquí el gigantesco engaño sobre la gripe aviar en 2005 y 2006. Solamente en Asia se sacrificaron innecesariamente 140 millones de aves de corral (200 millones en todo el mundo). Lejos de los 150 millones de muertos (¡¡) vaticinados por la OMS, entre 2003 y 2008 han muerto en Asia solamente 243 personas por esta gripe.
 
El negocio de unos antivirales que caducarán en los almacenes


Ya desde abril, los fabricantes de antivirales (Roche y Glaxo-Smith-Kline) vieron subir sus acciones. A pesar de ello, se suponía que el impacto comercial no iba a ser muy alto, ya que muchos gobiernos llevan almacenando antivirales desde la amenaza de la gripe aviar en 1997 y sobre todo desde 2006. Roche vendió unos 2.650 millones de euros de Tamiflu a gobiernos en 2006 y 2007 (440 millones de dosis), pero en 2008 bajaron sus ventas. Sin embargo, en el primer semestre de 2009 las ventas se dispararon un 203%. El director general de Roche, Severin Schwan, espera vender en todo 2009 más de 1.300 millones de euros de su antiviral. Ante la creciente demanda de distintos gobiernos, la empresa afirmó que aumentará la capacidad de producción a 400 millones de dosis anuales para 2010. Pero no todo el monte es orégano. Al anunciar recientemente sus beneficios semestrales, Roche informó que en la primera mitad de 2009, aunque la cifra de negocios había aumentado un 9%, el beneficio consolidado había caído un 29%, tras la costosa adquisición de la estadounidense Genentech por 46.800 millones de dólares.
Hasta ahora, los gobiernos mundiales cuentan con unos 220 millones de tratamientos. En España, la provisión de dosis alcanza los 10 millones. Esta ingente cantidad de antivirales no será usado y probablemente caduque en los almacenes. Una vez vendido, a la empresa le da igual lo que ocurra con él. ¡Incluso con un poco de suerte en unos años existirán otros antivirales mejores y virus más peligrosos! Estas evidencias han dado pie a la proliferación de diversas teorías conspirativas sobre la liberación deliberada de virus fabricados en el laboratorio, desde el VIH pasando por el Ébola o ahora con las gripes aviar y actual.

Los fabricantes de vacunas, también en alza

Era evidente que la pandemia aumentaría la demanda de vacunas de los principales productores como Sanofi-Aventis SA, Glaxo, Novartis AG, Baxter International Inc y así hasta 20 compañías. Según la OMS, entre 1.500 y 1.800 millones de personas que viven en el hemisferio norte -el 30% de la población- sufrirán a partir de septiembre un contagio de gripe A. Y aunque en el 90% de los casos se tratará de procesos leves, los laboratorios han visto una salida a sus crisis particulares.
Para fabricar una vacuna, según los estándares de la OMS, se requieren seis meses como mínimo para garantizar su calidad. Sin embargo, como las pandemias no respetan los plazos de los fabricantes, se podría dar la circunstancia de tener la vacuna después del pico de incidencia de la gripe A, con lo cual la vacunación sería innecesaria.
Por ello, dada la levedad de la gripe A, era fundamental "colocar" sus productos en el mercado lo antes posible, para lo cual se han saltado algunos pasos en el proceso de fabricación, bajo la justificación de una urgencia inexistente. Las agencias internacionales responsables de los medicamentos y vacunas (la EMEA en Europa, y la FDA en EEUU) han acelerado los procesos de registro (menos ensayos y/o con menos pacientes). Y aunque la OMS respondió inicialmente que la seguridad debía primar en el proceso de autorización de la vacuna, posteriormente tuvo que "matizar" sus declaraciones. A finales de septiembre, la UE aprobaba el uso de las vacunas recomendadas dos semanas antes por la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA): Pandemrix (GlaxoSmithKline) y Focetria (Novartis).
Sobre la eficacia y seguridad de la vacuna se sabe poco. Debemos recordar aquí lo ocurrido en EEUU en 1976, al detectarse un virus gripal similar a la pandemia de 1918-1919. Los fabricantes indicaron que, en las condiciones de premura de tiempo, no podían responsabilizarse de la seguridad de la vacuna. El presidente Gerald Ford aceptó dicha responsabilidad y, meses después, más de 40 millones de ciudadanos se habían vacunado. La gripe por la nueva cepa causó dos muertos y unos 300 casos. Pero al cabo de algunas semanas se registró un aumento inusual de un cuadro neurológico raro, el síndrome de Guillain-Barré. Frente a 300 casos de gripe y 2 muertos, se produjeron más de 600 casos de esta enfermedad, de los un 80% se recuperó en pocos meses, un 15% tuvieron complicaciones importantes y 25 murieron.
Además, la vacuna antigripal de todos los años resulta poco rentable para los laboratorios. Su precio -unos 7 euros- y las bajas cifras de población incluida en los grupos de riesgo a vacunar -5 millones de personas en España- disuadían a la industria. Si se sigue elaborando es porque la gripe está considerada una enfermedad inevitable y masiva, cuya protección es vista como factor estratégico por los gobiernos. La nueva vacuna tendrá un coste similar -de 7 a 11 euros, ha avanzado Novartis- pero su venta masiva la convierte en rentable.

La vacunación no es para todos

Se estima que la facturación global por la nueva vacuna superará los 4.000 millones de euros. Siete de las 30 compañías farmacéuticas productoras han suscrito acuerdos con diversos gobiernos occidentales. Novartis ha recibido pedidos de 35 gobiernos, entre ellos el de EEUU, por valor de 979 millones de dólares, y el de España, que comprará 22 millones de dosis; GlaxoSmithKline ha suscrito contratos de venta valorados en 250 millones de dólares.
Pero la capacidad mundial de producción de vacunas antipandémicas es "insuficiente" (3.000 millones de dosis anuales) cuando hablamos de una población mundial susceptible de ser vacunada de 6.800 millones. La OMS señala que "muchos países ricos han contratado con anterioridad la compra de vacunas suficientes para cubrir a todos sus habitantes. Sin embargo, la mayoría de los países de ingresos bajos y medianos carecen de los recursos económicos para competir por una participación temprana en la compra de unos suministros que son de por sí limitados. El acceso a las vacunas por parte de estos países dependerá en gran medida de las donaciones de los fabricantes y de otros países".
Es decir, se vacunará masivamente donde no hace falta y se dejará de vacunar donde más la hace: todo ello en perfecta sintonía con las leyes económicas capitalistas. Con el cinismo y la hipocresía característicos de la caridad burguesa, diversos países se han comprometido a "donar" 300 millones de dosis para los países pobres (EEUU, Australia, Brasil, Francia, Italia, Nueva Zelanda, Noruega, el Reino Unido y Suiza), encargándose la OMS de coordinar su distribución.

¿Qué interesa a los trabajadores?

A pesar de esta gigantesca campaña de medias mentiras y medias verdades, los trabajadores, que no son tontos, están sacando sus propias conclusiones. Saben que se está exagerando deliberadamente la gravedad de la situación para favorecer a las empresas productoras de antivirales y vacunas. También se ha intentado convencer a los trabajadores sanitarios de la gravedad de la situación mediante múltiples reuniones y cambios continuos de protocolos de actuación. No lo han conseguido. Cada vez más voces piden calma y sentido común. Los aislamientos de los pacientes son absurdos y contribuyen a crear miedo. Las mascarillas no parecen ser necesarias. Esta gripe es más benigna que la estacional y no conviene hacer grandes inversiones ni cambios. No deben promoverse excesivamente ni los antivirales ni la vacuna porque hay dudas razonables sobre sus ventajas y además tienen efectos adversos innegables. Yo, por si no estaba claro, no pienso vacunarme.
El despilfarro social y económico provocado por la economía de mercado aparece nítidamente ante nuestros ojos. ¿Dónde están los protocolos y los programas para evitar los millones de muertos anuales por enfermedades perfectamente evitables o curables? Según el estudio "La medición de la carga mundial de morbilidad y de los factores de riesgo, 1990-2001", de 56,24 millones de muertes, el 86% se produjeron en los países menos desarrollados, uno de cada cinco fue un niño y casi un tercio murieron por enfermedades prevenibles (infecciones, partos y carencias nutricionales), concentrándose el 97% en los países menos de-sarrollados.
A la burguesía mundial, las multinacionales y sus organismos (OMS) no les interesan para nada estas cifras, salvo para ejercer la "caridad de las donaciones" y seguir engordando sus cuentas de beneficios. Otro argumento más para defender el socialismo como único camino para mejorar las condiciones de vida, enfermedad y muerte de la mayor parte de la humanidad.
 

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