Estos días son decisivos para el futuro de la factoría en Almussafes.
El 31 de julio la dirección anunció 600 despidos a partir del 31 de
diciembre. El 19 de septiembre hubo una combativa asamblea de cientos
de trabajadores, y el 26 una manifestación de 2.500 personas; ambas
fueron convocadas en unidad de acción por los tres sindicatos
minoritarios, CCOO, CGT y STM. UGT, que tiene la mayoría en el Comité,
se ha negado a movilizar. En estos momentos se desarrollan las
negociaciones empresa / Generalitat Valenciana / sindicatos.
Estos días son decisivos para el futuro de la factoría en Almussafes. El 31 de julio la dirección anunció 600 despidos a partir del 31 de diciembre. El 19 de septiembre hubo una combativa asamblea de cientos de trabajadores, y el 26 una manifestación de 2.500 personas; ambas fueron convocadas en unidad de acción por los tres sindicatos minoritarios, CCOO, CGT y STM. UGT, que tiene la mayoría en el Comité, se ha negado a movilizar. En estos momentos se desarrollan las negociaciones empresa / Generalitat Valenciana / sindicatos.
Después de mes y medio de posición firme (600 despidos no voluntarios, pagando 20 días por año trabajado y con un máximo de 12 anualidades), la dirección de la empresa ofrece una aparente flexibilización: bajas voluntarias por invalidez permanente, prejubilaciones para técnicos y administrativos, y (el grueso, unos 400) bajas incentivadas con derecho de retorno en tres años o menos. A este último caso no podrían acogerse ni los relevistas (jóvenes con contratos de relevo) ni los mayores de 53 años. El retorno implicaría un nuevo contrato.
En el momento de escribir esto no hay acuerdo. Gonzalo Pino, secretario de UGT-Ford, se está centrando en que la empresa cubra al menos la diferencia hasta el 95% del salario de los despedidos. A la vez, ha amenazado con que, si (como es probable) llegan a acuerdo con la parte empresarial, y los sindicatos minoritarios (43% de los votos en total) lo bloquean, impidiendo que haya suficientes voluntarios para los despidos, "tendría que orientarse la situación a aquellos que no están de acuerdo"; una clara amenaza de elaborar listas negras con afiliados de CCOO, CGT y STM. Un ejemplo más de la práctica burocrática y pro-empresarial de la dirección ugetista, práctica que todo trabajador y todo afiliado a UGT debe rechazar con contundencia.
Por parte del segundo sindicato, Miquel Rosaleny explicó (Europa Press, 1/10/09) que "CCOO no rechaza la propuesta de la empresa, sino que pide mejores condiciones para que haya suficientes voluntarios", y que se retire la amenaza de despidos traumáticos.
Por último, CGT "considera que se ha producido un cambio, aunque hay muchos aspectos que tendrían que mejorarse". Exige conocer la oferta económica para los despedidos con derecho a retorno, y en qué condiciones y con qué salarios volverían éstos. A la vez, señala que Ford "todavía no ha demostrado que haya excedente de personal", y demanda que presente una "justificación gráfica de datos de producción" que avale ese excedente.
¿Qué pretende realmente
la empresa?
No podemos sino subrayar lo que dice CGT en su último comunicado: "lo que Ford pretende es reducir la plantilla al máximo y con el menor coste, no porque sobre personal, sino para aumentar sus ganancias y explotar al máximo las instalaciones y la mano de obra, para seguir batiendo récord de beneficios", y añadimos, para colocarse en mejor situación frente a la competencia. Pero, si éste es el fondo del asunto, ¿podemos aceptar un solo despido, es decir, que el obrero sea el que solucione la papeleta al capitalista? No, no podemos entrar en la dinámica de negociar despidos. Si realmente Ford pretendiera retornar al grueso de despedidos al poco tiempo, en las mismas condiciones (cualesquiera otras serían inaceptables), ¿por qué no plantea un nuevo ERE temporal? La explicación es sencilla: las garantías de retorno son tan serias como las que dieron en su momento de mantenimiento de los puestos de trabajo.
Los trabajadores y los sindicatos de la Ford están en una encrucijada. Luchar porque se retire todo el plan de despidos, o dar éste por inevitable y negociar las mejores condiciones conseguibles. No somos lunáticos, no nos oponemos a la negociación por principio. ¿Pero, realmente se ha puesto toda la carne en el asador, en la movilización, para intentar la retirada del plan e, incluso en el peor de los casos, negociar las mejores condiciones? Pensamos que no.
Está claro que la empresa ha variado su táctica. Este cambio no es ajeno al éxito de la manifestación del 26. Y demuestra las posibilidades que hay si se continúa la lucha.
Porque si queremos parar los despidos hay que continuarla y no suspender la movilización porque haya reuniones de negociación. Es necesaria una nueva asamblea donde valorar las que se están produciendo (más en caso de que haya un principio de acuerdo, aunque sea sólo de la UGT), y donde proponer ese plan de movilizaciones.
"Pero ¿es posible aumentar la movilización, con la oposición ugetista?", se preguntan muchos trabajadores. La respuesta está tanto dentro como fuera de la factoría. Si los afiliados de CCOO, CGT y STM se convierten en un masivo piquete informativo de sindicalistas que, día a día, transmite las decisiones de la asamblea, discute, anima y convence a todos sus compañeros, incluyendo por supuesto la base de UGT, debilitaremos los argumentos de Gonzalo Pino y compañía. Hay que utilizar los comedores, las entradas, cualquier ocasión para insistir en una idea: "somos compañeros, si la empresa despide, nos debilita con un convenio regresivo, crea terror en la factoría, seremos todos los perjudicados, da igual el carnet que tengamos". Claro, para poder hacer esto es imprescindible no equiparar a la base de UGT con sus dirigentes.
Extender la lucha
Por otra parte, muchas empresas dependen de Ford. Muchas de ellas ya han sufrido despidos (como Pilkington, segunda empresa de la comarca de Sagunto, o Kamax), y todas ellas las sufrirán o volverán a sufrir si Ford continúa con sus planes. Hay que dirigirse a ellas y proponer que participen de la lucha con sus propias reivindicaciones; y presionar a las federaciones del metal (especialmente de CCOO); unificar la lucha contra los despidos es la mejor manera de concretar las movilizaciones sindicales anunciadas para noviembre en Valencia. No menos importante es coordinarse con Opel y con el resto de factorías de Ford (las de Bélgica, Rusia e Inglaterra están especialmente afectadas por despidos). Una huelga del sector automovilístico y de todas las factorías (al menos europeas) de la Ford debe ser una perspectiva concreta.
Los compañeros dirigentes de CCOO, CGT y STM han de confiar en la fuerza de los trabajadores, continuar el camino de la manifestación del 26 y estar a la altura de las circunstancias. Todos debemos ayudarles en ese sentido.
Después de mes y medio de posición firme (600 despidos no voluntarios, pagando 20 días por año trabajado y con un máximo de 12 anualidades), la dirección de la empresa ofrece una aparente flexibilización: bajas voluntarias por invalidez permanente, prejubilaciones para técnicos y administrativos, y (el grueso, unos 400) bajas incentivadas con derecho de retorno en tres años o menos. A este último caso no podrían acogerse ni los relevistas (jóvenes con contratos de relevo) ni los mayores de 53 años. El retorno implicaría un nuevo contrato.
En el momento de escribir esto no hay acuerdo. Gonzalo Pino, secretario de UGT-Ford, se está centrando en que la empresa cubra al menos la diferencia hasta el 95% del salario de los despedidos. A la vez, ha amenazado con que, si (como es probable) llegan a acuerdo con la parte empresarial, y los sindicatos minoritarios (43% de los votos en total) lo bloquean, impidiendo que haya suficientes voluntarios para los despidos, "tendría que orientarse la situación a aquellos que no están de acuerdo"; una clara amenaza de elaborar listas negras con afiliados de CCOO, CGT y STM. Un ejemplo más de la práctica burocrática y pro-empresarial de la dirección ugetista, práctica que todo trabajador y todo afiliado a UGT debe rechazar con contundencia.
Por parte del segundo sindicato, Miquel Rosaleny explicó (Europa Press, 1/10/09) que "CCOO no rechaza la propuesta de la empresa, sino que pide mejores condiciones para que haya suficientes voluntarios", y que se retire la amenaza de despidos traumáticos.
Por último, CGT "considera que se ha producido un cambio, aunque hay muchos aspectos que tendrían que mejorarse". Exige conocer la oferta económica para los despedidos con derecho a retorno, y en qué condiciones y con qué salarios volverían éstos. A la vez, señala que Ford "todavía no ha demostrado que haya excedente de personal", y demanda que presente una "justificación gráfica de datos de producción" que avale ese excedente.
¿Qué pretende realmente
la empresa?
No podemos sino subrayar lo que dice CGT en su último comunicado: "lo que Ford pretende es reducir la plantilla al máximo y con el menor coste, no porque sobre personal, sino para aumentar sus ganancias y explotar al máximo las instalaciones y la mano de obra, para seguir batiendo récord de beneficios", y añadimos, para colocarse en mejor situación frente a la competencia. Pero, si éste es el fondo del asunto, ¿podemos aceptar un solo despido, es decir, que el obrero sea el que solucione la papeleta al capitalista? No, no podemos entrar en la dinámica de negociar despidos. Si realmente Ford pretendiera retornar al grueso de despedidos al poco tiempo, en las mismas condiciones (cualesquiera otras serían inaceptables), ¿por qué no plantea un nuevo ERE temporal? La explicación es sencilla: las garantías de retorno son tan serias como las que dieron en su momento de mantenimiento de los puestos de trabajo.
Los trabajadores y los sindicatos de la Ford están en una encrucijada. Luchar porque se retire todo el plan de despidos, o dar éste por inevitable y negociar las mejores condiciones conseguibles. No somos lunáticos, no nos oponemos a la negociación por principio. ¿Pero, realmente se ha puesto toda la carne en el asador, en la movilización, para intentar la retirada del plan e, incluso en el peor de los casos, negociar las mejores condiciones? Pensamos que no.
Está claro que la empresa ha variado su táctica. Este cambio no es ajeno al éxito de la manifestación del 26. Y demuestra las posibilidades que hay si se continúa la lucha.
Porque si queremos parar los despidos hay que continuarla y no suspender la movilización porque haya reuniones de negociación. Es necesaria una nueva asamblea donde valorar las que se están produciendo (más en caso de que haya un principio de acuerdo, aunque sea sólo de la UGT), y donde proponer ese plan de movilizaciones.
"Pero ¿es posible aumentar la movilización, con la oposición ugetista?", se preguntan muchos trabajadores. La respuesta está tanto dentro como fuera de la factoría. Si los afiliados de CCOO, CGT y STM se convierten en un masivo piquete informativo de sindicalistas que, día a día, transmite las decisiones de la asamblea, discute, anima y convence a todos sus compañeros, incluyendo por supuesto la base de UGT, debilitaremos los argumentos de Gonzalo Pino y compañía. Hay que utilizar los comedores, las entradas, cualquier ocasión para insistir en una idea: "somos compañeros, si la empresa despide, nos debilita con un convenio regresivo, crea terror en la factoría, seremos todos los perjudicados, da igual el carnet que tengamos". Claro, para poder hacer esto es imprescindible no equiparar a la base de UGT con sus dirigentes.
Extender la lucha
Por otra parte, muchas empresas dependen de Ford. Muchas de ellas ya han sufrido despidos (como Pilkington, segunda empresa de la comarca de Sagunto, o Kamax), y todas ellas las sufrirán o volverán a sufrir si Ford continúa con sus planes. Hay que dirigirse a ellas y proponer que participen de la lucha con sus propias reivindicaciones; y presionar a las federaciones del metal (especialmente de CCOO); unificar la lucha contra los despidos es la mejor manera de concretar las movilizaciones sindicales anunciadas para noviembre en Valencia. No menos importante es coordinarse con Opel y con el resto de factorías de Ford (las de Bélgica, Rusia e Inglaterra están especialmente afectadas por despidos). Una huelga del sector automovilístico y de todas las factorías (al menos europeas) de la Ford debe ser una perspectiva concreta.
Los compañeros dirigentes de CCOO, CGT y STM han de confiar en la fuerza de los trabajadores, continuar el camino de la manifestación del 26 y estar a la altura de las circunstancias. Todos debemos ayudarles en ese sentido.