Un nuevo ataque del Ayuntamiento de Madrid a la clase trabajadora
En las últimas semanas, el Ayuntamiento de Madrid ha empezado a cobrar una nueva tasa sobre la recogida de basura a los vecinos de la villa. En realidad no tan nueva, dicha tasa estuvo vigente hasta 1986, año en el que se decidió suprimirla para inmediatamente pasar a cobrar ese servicio dentro del impuesto de bienes inmuebles (IBI), el cual por otra parte, ha sufrido un incremento en Madrid de hasta un 150% desde 2003, fecha en la que Gallardón alcanzó la alcaldía de la capital.
Un nuevo ataque del Ayuntamiento de Madrid a la clase trabajadora
En las últimas semanas, el Ayuntamiento de Madrid ha empezado a cobrar una nueva tasa sobre la recogida de basura a los vecinos de la villa. En realidad no tan nueva, dicha tasa estuvo vigente hasta 1986, año en el que se decidió suprimirla para inmediatamente pasar a cobrar ese servicio dentro del impuesto de bienes inmuebles (IBI), el cual por otra parte, ha sufrido un incremento en Madrid de hasta un 150% desde 2003, fecha en la que Gallardón alcanzó la alcaldía de la capital.
¿Cuál es el motivo de recuperar ahora este impuesto?, ¿se busca mejorar el propio servicio de recogida?, ¿aumentar la conciencia ecológica de los vecinos?, ¿o quizás disponer de más dinero para gastos sociales? No parece, desde luego, que vayan por ahí los tiros, sino más bien habría que buscar la causa en el gigantesco endeudamiento que arrastra el consistorio madrileño.
Madrid tenía a finales del 2008 una deuda de 6.683 millones de euros, lo cual supone aproximadamente el 25% de lo que deben todos los municipios del Estado español. Los ingresos generados durante los años de vacas gordas a costa de la especulación urbanística y la burbuja inmobiliaria, la misma burbuja que ha convertido el derecho a la vivienda en un lujo casi inalcanzable para la mayoría de los jóvenes y trabajadores, permitieron al señor Gallardón mantener un modelo de gasto basado en el derroche, el despilfarro, las obras faraónicas y el ego personal (fracasos olímpicos incluidos). Finiquitado el pelotazo urbanístico, y en medio de una crisis económica de proporciones gigantescas, toca sacar dinero de donde sea. Y como esta misma crisis se está encargando de demostrar de forma sobrada, es a la clase trabajadora a la que le toca sufrir las resacas de las borracheras de los capitalistas.
El propio delegado de Economía y Empleo del Ayuntamiento de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, enmarcaba la implantación de este impuesto en "una situación de caída en los ingresos de forma espectacular". Esto es todavía más evidente si se examinan las pautas bajo las que se está procediendo a implantar el nuevo canon. Él único criterio que se ha tenido en cuenta a la hora de establecer la cuantía que cada ciudadano deberá abonar, es el valor catastral de la vivienda o local comercial que posee, sin importar la cantidad de basura que produzca, ni los ingresos de sus ocupantes. De esta forma los vecinos, y en función de dicho valor, van a tener que pagar entre 21 y 190 euros anuales. Eso sí, para que nadie se queje en los barrios pudientes, la tasa se congela a partir de los 150.000 euros de forma y manera que alguien que tenga una vivienda con un valor catastral de un millón de euros pagará lo mismo que el que la tenga por un valor de 150.000.
La cuantía a ingresar no se relaciona con el coste real del servicio, que por otra parte el Ayuntamiento tampoco explica cuál es. Y por si fuera poco a los propios vecinos les va a tocar hacer parte del trabajo, serán multadas hasta con 750 euros a aquellas comunidades que no reciclen la basura de forma adecuada.
Con el objetivo de soltar algo de presión ante esta situación, el alcalde Gallardón, en el que algunos dicen ver la cara bonita de la derecha, ha anunciado en los pasados días una congelación de los impuestos para el 2010. Lo que no nos ha contado es que, en realidad, impuestos como el IBI o la misma tasa sobre la recogida de basuras volverán a incrementarse el próximo año, pues la supuesta congelación sólo afecta al tipo impositivo, pero no a la base imponible que se fija por el valor catastral de la vivienda, que se volverá a aumentar el año que viene a consecuencia del llamado catastrazo, decreto del gobierno central que a partir del año 2001 revalorizó todos los pisos de Madrid, revalorización que se viene implantando de forma paulatina desde entonces.
La derecha nos habla de austeridad, pero en la práctica sólo aplica dicha austeridad en los gastos sociales y servicios para los ciudadanos. Así las cosas si no luchamos por cambiar y poner fin a esta política municipal insostenible, los vecinos de Madrid estaremos abocados a pagar cada vez más y recibir cada vez menos, para mayor gloria de nuestro alcalde y su equipo de gobierno.
Esta medida es un paso más en la política de ataques que vienen llevando a cabo el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, cuyo ejemplo más claro ha sido la constante degradación de la sanidad pública. Por ello es un paso adelante la convocatoria de manifestación para el próximo 15 de noviembre por parte de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid y los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT., Es necesario que se prepare mediante Asambleas en los barrios y en los centros de trabajo para conseguir una gran movilización contra este ataque y en defensa de los servicios públicos.