Si esta crisis sirve para algo, es para desvelar bajo su cruda realidad, el nivel de podredumbre del sector empresarial de este país y a nivel general. Hasta mediados del siglo pasado, todavía la clase empresarial se ligaba a desarrollo industrial y oferta de trabajo. Al día de hoy, eso quedó para la historia, y cada día más se da el efecto contrario, destrucción de tejido empresarial y eliminación de la masa laboral, llevando toda la actividad económica al sector mafioso-financiero-especulativo.

En la costa del sol, esto se ha ido viendo claramente dentro del sector turístico y de la hostelería, conjuntamente con el de la construcción, pilares fundamentales por no decir vitales de toda la economía de la zona y principal fuente de trabajo para millones de personas. Su paulatina destrucción nos hace presagiar un durísimo futuro laboral y económico para toda la población que depende directa o indirectamente casi exclusivamente de esos sectores industriales así como para las generaciones futuras.

Al calor del boom inmobiliario, muchos empresarios hoteleros ávidos de beneficios rápidos y jugosos, no han tenido escrúpulos en transformar hoteles en bloques de apartamentos, o bungalows individuales para la venta privada, dejando en la calle a miles de trabajadores y sus familias. Esta crisis económica, derivada en cierto sentido de estos factores, lejos de llevar a una cierta rectificación, ha dado la excusa perfecta para justificar los expedientes de regulación de empleo que se están presentando en casi todos los grandes hoteles de la costa del sol con el consiguiente aumento de la conflictividad laboral en todos ellos.

El emblemático hotel Incosol tiene su plantilla (fija-discontinua de 163 trabajadores y de unos 40 eventuales) en pie de guerra. Nos reunimos con dos integrantes del comité de empresa, Antonio Ojeda y J.Manuel Contreras para que nos informaran sobre el conflicto laboral que les hizo emprender hasta 3 huelgas en las últimas semanas. Nos relataron que hace unos meses, fue con cierta esperanza y alivio que los trabajadores de Incosol recibieron la noticia de la compra del Hotel de parte de su actual dueño, José Antonio López Estera. Desde meses, ya no estaban cobrando sus sueldos y el futuro de la empresa se veía muy complicado. El antiguo dueño venía arrastrando una enorme deuda "histórica" a la que ya no podía hacer frente y fue así su decisión de deshacerse del hotel mediante un acuerdo con el actual dueño. Este último, se hace con la empresa por una suma muy inferior a su valor con la condición de hacerse cargo de la deuda y con el "noble" objetivo de fortalecer la plantilla para revitalizar la empresa.

Pero nada más lejos de la realidad. En dos meses escasos, la empresa presenta un ERE aduciendo la depresión del sector turístico y la deuda; curiosamente, dos factores ya existentes antes de la venta, por lo tanto conocidos por el nuevo dueño. Y como bien se sabe, ningún empresario compra un negocio sin antes hacer un estudio de los beneficios que le reportará. Si a eso, le sumamos que el señor José Antonio López Estera es dueño también del grupo gaditano constructor-inmobiliario JALE (tomando las iniciales de su nombre y apellidos), es fácil deducir las verdaderas intenciones de la empresa.

Este ERE es rechazado por los trabajadores y la jueza mediadora insta a las partes a llegar a un acuerdo al que accede el comité de empresa, decidiéndose la bajada de sueldo y paros intermitentes de los trabajadores, manteniendo la plantilla al completo para así permitir que el dueño pueda hacer frente a las letras de la deuda. A pesar del sacrificio que asume la plantilla, cual es la indignación de los trabajadores, al ver que la empresa acomete unas contrataciones de personal externo eludiendo reincorporar a los propios trabajadores, así como una campaña de acoso y represión de todo tipo hacia la plantilla, como denegación de vacaciones, de días libres, sanciones por cualquier cosa, que se traducen con un aumento espectacular de las bajas por depresión que pasan de un promedio de 8 o 10 a 23.

Todos estos motivos llevaron los trabajadores a emprender una serie de huelgas, la última el pasado 27 de octubre como protesta por la falta de cumplimiento del acuerdo de parte de la empresa, así como presentar 2 denuncias a la inspección de trabajo por contratos fraudulentos. El comité y la plantilla están a la espera de la resolución de estas denuncias así como del entero cumplimiento del acuerdo por parte de la empresa.

La conclusión a la que llegamos al concluir la entrevista es que es necesaria la unión de todos los trabajadores del sector para luchar contra los abusos de la patronal, pero también una campaña de concienciación dirigida hacia toda la población para que se implique activamente en la defensa de todos los puestos de trabajo, de los que en definitiva reposa todo el tejido económico de la región y el futuro laboral de todos sus jóvenes.

Incosol, Don Carlos, Guadalpin, Los Monteros, Puente Romano, todos hoteles de lujos, a merced de la voracidad de un puñado de empresarios especuladores, pero algo más... obra del trabajo y dedicación de miles de trabajadores y fuente de ingreso de sus familias.

Y como sacudidas de aviso antes del terremoto, sus conflitos laborales.

Seguiremos informando....

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