¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera! 

La derecha, tanto CiU como el PP, se ha lanzado a explotar el tema de la inmigración, apropiándose del discurso más ultra, como ha destapado de la forma más cruda el caso del Ayuntamiento de Vic, con el anuncio de negar el empadronamiento de los inmigrantes "sin papeles". El alcalde de Vic, Josep Maria Vila d'Abadal, de CiU, con el vergonzoso apoyo de los regidores del PSC y ERC, en un acción estudiada, ha mantenido un pulso con el gobierno de la Generalitat y con el estatal, logrando provocar un incendio. Una polémica cuyas llamas se van a extender durante meses hasta las elecciones autonómicas de otoño.

 

¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera! 

La derecha, tanto CiU como el PP, se ha lanzado a explotar el tema de la inmigración, apropiándose del discurso más ultra, como ha destapado de la forma más cruda el caso del Ayuntamiento de Vic, con el anuncio de negar el empadronamiento de los inmigrantes "sin papeles". El alcalde de Vic, Josep Maria Vila d'Abadal, de CiU, con el vergonzoso apoyo de los regidores del PSC y ERC, en un acción estudiada, ha mantenido un pulso con el gobierno de la Generalitat y con el estatal, logrando provocar un incendio. Una polémica cuyas llamas se van a extender durante meses hasta las elecciones autonómicas de otoño.

`No cabemos todos´

El mensaje es: aquí no cabemos todos. Como reconocía Oriol Pujol, dirigente de CiU e hijo del ex president, en una reunión de 60 concejales de su partido, que habían ido a Vic a apoyar a su alcalde, hace tiempo que "decimos que en Catalunya no cabe todo el mundo". ¡Vaya que si hace tiempo! ¡Hace más de 40 años, cuando se referían despectivamente a los trabajadores murcianos, andaluces, extremeños, aragoneses... que vinieron a trabajar a Catalunya, ya lo decían! La lección es que esos trabajadores, en la lucha contra el franquismo, por las libertades democráticas, por mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, integraron también la defensa de los derechos democrático-nacionales de Catalunya y resultaron ser firmes defensores de éstos, por delante de aquellos que los veían como una plaga desnaturalizadora.
Vila d'Abadal, igual que otros dirigentes de CiU, tratan de justificar su actuación con "nobles fines": se trataba de "abrir el debate".El debate sobre la inmigración no ha dejado de estar presente. La Ley de Extranjería es una de las leyes que más reformas lleva a cuestas. La última es bien reciente. Endurece las condiciones para el reagrupamiento familiar y prolonga el período (se pasa de 40 a 60 días) en que se puede recluir a una persona (sin haber cometido ningún delito ni falta) en un centro de internamiento. El PP y CiU llevan años agitando con el tema de la inmigración, vinculándola con la inseguridad y la delincuencia. Lamentablemente, el PSOE, en lugar de hacer frente de manera firme a ese discurso racista y xenófobo, sigue retrocediendo. El otro "noble fin" al que apela el señor alcalde es a que "hemos querido que la gente de Vic supiera que estamos (los políticos) a su lado", ¿hace falta dejar sin escuela, sin atención sanitaria, a los trabajadores inmigrantes, a sus hijos, a sus familiares?
El alcalde de Vic no deja de decir que hay que poner el marcador a cero, que no se puede seguir así (con tanta inmigración), pero antes de que él encendiera la pradera, el bosque, y todo lo demás, los ciudadanos de Vic ponían la inmigración en el 9º lugar de sus preocupaciones. ¡En el 9º! Por detrás del paro, del déficit de zonas verdes, de la seguridad, del déficit de transporte público, de la falta de limpieza, de la falta de equipamientos culturales...
Los dirigentes de CiU se han metido de lleno en un terreno que le quieren disputar al PP en Catalunya y a Plataforma per Catalunya (una plataforma xenófoba encabezada por Josep Anglada, un ex Fuerza Nueva, que tiene cuatro regidores en el Ayuntamiento) en Vic. Para ello repescan una propuesta electoral que ya hicieron anteriormente, como el "carnet por puntos" para "incentivar" la integración (es decir, sin "integración" no hay acceso a ayudas sociales, etc.) y, por otro lado, seguirán exigiendo que el gobierno cumpla la Ley de Extranjería que el PSOE pactó con ellos, es decir, que se incremente la expulsión de inmigrantes irregulares.

Vic no es un caso aislado

A Rajoy le ha faltado tiempo para plantear un nuevo endurecimiento de la Ley de Extranjería y aparecen como setas los ayuntamientos gobernados por la derecha que ponen todo tipo de trabas al empadronamiento: Torrejón (Madrid), gobernado por el PP, desde 2008 prohíbe empadronar extranjeros con visado de turista, además de exigir un mínimo de 20 metros cuadrados por persona, con la excusa de "combatir" los pisos patera. El caso fue denunciado por IU hace más de medio año, pero el ayuntamiento no sólo no ha rectificado, sino que presume de su política xenófoba en anuncios costeados con dinero público. En Tortosa (Tarragona), con alcalde de CiU, el ayuntamiento exige la cédula de habitabilidad, que representa un gasto de unos 300 euros, un gasto inalcanzable para muchas familias obreras, inmigrantes o no.
Y en esta dinámica de competencia, entre unos y otros, para ver quién la dice más gorda, abundando en los prejuicios racistas, tenemos a dos auténticos campeones. Uno es Xavier García Albiol, concejal del PP en Badalona, conocido ya por su discurso racista (en la campaña de 2007 el PP de Badalona distribuyó un DVD vinculando directamente inmigración y delincuencia), que en estos días declaró que "entre dar ayudas sociales a un inmigrante irregular o dárselas a un vecino de Badalona, lo tengo muy claro". Para rematarlo con un "no es xenofobia, sino cuestión de supervivencia". El otro es Josep González, presidente de la patronal de la pequeña y media empresa (Pimec). A éste no se le ha ocurrido decir otra cosa que "ha venido gente de países que seguramente no tienen la ética que tenemos aquí, y ha hecho que el nivel de inseguridad haya subido". El señor González habla de ética, de la poca ética que tienen los trabajadores inmigrantes. Justamente en Vic, donde el 100% de los trabajadores de los mataderos y de las fábricas de embutidos son inmigrantes, donde las jornadas son interminables y muy duras y los sueldos ínfimos, donde hasta hace dos días ni siquiera se les daba de alta en la seguridad social... ¡Y el presidente de la patronal Pimec presume de ética!
La crisis económica del capitalismo tiene su correlato directo en la crisis social y política que se está abriendo paso. La polarización social y política, a derecha y a izquierda, se está agudizando. Desde luego, los partidos de izquierdas y los sindicatos tienen una gran responsabilidad ante este nuevo período de la lucha de clases. No se puede ceder ni un milímetro ante los prejuicios racistas que la burguesía pretende extender bajo la forma de un supuesto "realismo". La realidad es que la inmigración irregular ha caído en un 80% en los últimos tres años debido a la crisis económica y que la verdadera motivación de la burguesía con toda esta polémica es desviar la atención de quienes son los auténticos responsables de esta crisis y crear una división entre las filas de los trabajadores.
La derecha ha demostrado que no tiene ningún tipo de escrúpulo moral o político para lograr sus objetivos. Le pegará fuego a lo que sea con tal de obtener una ventaja sobre el adversario. La clase trabajadora responderá con firmeza ante el veneno del racismo y la xenofobia que la burguesía pretende esparcir. Los trabajadores, los jóvenes obreros, la gente humilde en general, cuando damos nuestro apoyo y solidaridad, como en el caso actual de las campañas de ayuda a Haití, no lo hacemos guiados por un cálculo egoísta ni interesadamente. Nuestra ayuda es sincera y, desde luego, no tiene nada que ver con las campañas publicitarias e hipócritas de la burguesía. 

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