La empresa SBT, subcontrata de la radiotelevisión pública balear IB3, ha iniciado el año despidiendo a 28 trabajadores argumentando que la plantilla está sobredimensionada debido a la pérdida, a principios de enero de 2010, del paquete de programación deportiva.
SBT ha realizado estos despidos quedándose al límite de lo legalmente establecido para no anunciar un ERE y seguir atacando impunemente a la plantilla y despidiendo a los trabajadores más combativos sin tener que dar ninguna explicación a las administraciones pertinentes. Se trata por tanto de un ERE encubierto.
El comité de empresa ha denunciado que SBT ha hecho nuevas contrataciones en lo que llevamos de año sin haberle sido notificadas, así como tampoco fueron informados de la necesidad de reestructuración de la plantilla.
SBT absorbió en enero de 2009 a una parte de los trabajadores de la subcontrata SALOM, cuya plantilla protagonizó una lucha ejemplar por un convenio digno y una radiotelevisión pública y de calidad durante 2007/08, consiguiendo una gran victoria y poniendo contra las cuerdas a la dirección del ente público.
La estrategia patronal, en colaboración con el gobierno balear, ha sido desmembrar las antiguas subcontratas y otorgar los concursos de los diferentes paquetes de programación a diversas productoras que cuentan con pocos trabajadores para imposibilitar la formación de comités de empresa y paralizar la ya probada combatividad de los trabajadores.
El 90% de las productoras que se embolsan beneficios millonarios con la parrilla de programación son propiedad de Sinto Farrús, un famoso empresario relacionado con el director general de IB3. Este hecho demuestra, una vez más, cómo la corrupción tiene vía libre con la privatización de los servicios públicos y cómo las empresas obtienen escandalosos beneficios dilapidando dinero público.
En este período de crisis la patronal está llevando a cabo despidos masivos y ataques a los trabajadores, para mantener sus beneficios. En este contexto, la lucha empresa a empresa se muestra limitada e insuficiente. Por esa razón, además de presentar denuncias y llevar a juicio a la empresa, es necesario que se elabore un plan de movilizaciones encaminado extender el conflicto, unificando a todos los trabajadores de las diferentes productoras que componen el ente público para hacer frente a los planes de la patronal.
El gobierno de las Islas Baleares, elegido en las últimas elecciones por los trabajadores debe llevar a cabo una política realmente de izquierdas. Es necesario nacionalizar el ente de radiotelevisión, eliminar las subcontratas y que IB3 absorba a los trabajadores garantizando unas condiciones laborales dignas y una radiotelevisión pública y de calidad a la población.

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