Vivimos un tiempo de profundas mutaciones productivas, sectoriales, sociales y territoriales, que tienen como norte el proceso de reestructuración capitalista, después de la trampa de la globalización. Todo ello se enmarca en un objetivo claro y contundente, el ataque directo a las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores y trabajadoras.

Vivimos un tiempo de profundas mutaciones productivas, sectoriales, sociales y territoriales, que tienen como norte el proceso de reestructuración capitalista, después de la trampa de la globalización. Todo ello se enmarca en un objetivo claro y contundente, el ataque directo a las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores y trabajadoras.

También vivimos de forma directa los procesos de transformación en la producción y en la organización del trabajo. Dichos procesos han incrementado ostensiblemente la tasa de beneficios de las empresas y corporaciones, todo ello a costa de una galopante precarización en todas sus dimensiones. ¿Dónde ha ido a parar la enorme plusvalía generada? Parece ser que al bolsillo de los que ahora tanto se quejan.

En este sentido, cuando ocurren acontecimientos de tal magnitud como los desencadenados por la crisis de G.M. En primer lugar lo mas importante es poner las cartas boca arriba, esto es dar información veraz de la situación a los representantes de los trabajadores y estos a su vez a todos los trabajadores afectados.

Parece ser, que esto no es así, ya que durante mucho tiempo la desinformación, el chantaje y la estrategia del miedo es lo que esta imperando en estas negociaciones. Hasta la fecha el plan industrial desgranado por G.M es exacto al propuesto por Magna. Lo cual hace pensar que este último ha servido para desbrozar el camino a G.M. Sobre todo en lo referente al plan de ahorros, 4000€ por trabajador y año y los 900 despidos.

¿Qué objetivos pretende G.M con este tipo de estrategias? Parece claro y evidente, intentan empeorar condiciones de trabajo y salario, liquidar empleo estable, aumentar la jornada laboral, introducir el terror en los trabajadores y por supuesto cercar a los Sindicatos.

En este sentido muchos nos preguntamos de que han servido los enormes esfuerzos realizados en cuanto a ser receptivos a los recortes que ya se implantaron con el Olimpia I, Olimpia II, varios planes industriales, convenio de cuatro años, Meriva, varios cientos de despidos, un sinfín de EREs, externalizaciones, disposición de vacaciones y descansos por la dirección, etc. etc. Amen de los varios millones concedidos por la DGA, por supuesto del heradio público, y los que recibieron para su instalación.

Así pues, no parece de recibo que se sigan pidiendo mas sacrificios de todo tipo, y mucho menos esas cantidades desorbitadas y deshonestas de despidos. Basta ya de sacrificios y despidos. En G.M no sobra ningún productor, en todo caso algún directivo o más de alguno.

Con que cara  nos piden estos sacrificios cuando los directivos se jubilan con millones de euros y luego piden a los trabajadores rebajas de salarios y programas de ahorro.

Ante esta situación los Sindicatos presentes en la factoría deben impulsar una acción que a mi modesto entender debe de dar al traste con los EREs a cargo del heradio público, con los excedentes de empleo, con los cierres de planta y por supuesto ante el despropósito de los despidos, no solo en G.M sino en todo el tejido industrial de Aragón, como son las empresas auxiliares. Estoy convencido de que es el momento de decir basta, de defender nuestro tejido industrial, nuestro trabajo, nuestra vida y nuestra Región.

Para ello, debemos extender una demostración de unidad, solidaridad y movilización en todo Aragón por el empleo estable, que recomponga la calidad de éste y  las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores. Si esto no lo realizamos nos estaremos jugando el empleo el progreso y el avance social en toda la Región. Jamas por la senda de la miseria encontraremos el progreso.

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