La democracia sigue siendo una gran desconocida en los cuarteles del
ejército. Para los soldados está totalmente prohibido tener sus propios
sindicatos, poder organizarse para defender sus derechos, poder tener
opinión propia y expresarla públicamente y no pueden participar en
política.
La democracia sigue siendo una gran desconocida en los cuarteles del ejército. Para los soldados está totalmente prohibido tener sus propios sindicatos, poder organizarse para defender sus derechos, poder tener opinión propia y expresarla públicamente y no pueden participar en política.
Por otro lado en la Guardia Civil, la situación en este sentido no es mejor. Los guardias civiles que están luchando por construir sindicatos dentro de la "benemérita", sufren el acoso y la persecución más sistemática.
El último episodio en este sentido es la sanción por falta muy grave con seis meses de suspensión de empleo y sueldo, a cuatro dirigentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil. Este es el castigo por haber participado en la manifestación de policías y guardias civiles del 18 de octubre de 2008. Como no es la primera sanción que reciben por "faltas" similares, su permanencia en el cuerpo está más que amenazada.
También en la policía, aunque esta tiene derecho a contar con organizaciones sindicales en su seno, las limitaciones a su labor son importantes.
En contraste con esta realidad represiva cotidiana que sufren hoy en este país soldados, policías y guardias civiles y en un intento de ocultarla, el pasado 16 de febrero el ministerio de Defensa organizó un acto de homenaje a los militares que formaron parte de la Unión Militar Democrática (UMD), en el que se entregó la cruz del mérito militar y aeronáutico a 14 de sus antiguos miembros. En este acto hablaron de que en la labor que llevaron a cabo para la democratización del ejército "algunos de ellos fueron encarcelados, juzgados, condenados y expulsados". ¿Por qué la defensa de derechos democráticos ahora no es legítima? Este doble rasero no esconde el hecho de que hoy la situación no es mucho mejor para los que siguen luchando para que los soldados, policías y guardias civiles puedan tener derechos democráticos.
En resumen la democracia brilla por su ausencia en estas instituciones del Estado. Esto no es por casualidad. Este Estado es, en definitiva, el instrumento del que se dotan los capitalistas para defender sus privilegios y necesitan contar con palancas seguras para hacerlo, por eso no pueden consentir una policía, guardia civil o un ejército, donde los individuos que forman parte de ellos puedan tener derechos democráticos.
Pero es que además, lejos de avanzar hacia que la democracia entre en estas instituciones, las medidas que el gobierno está poniendo encima de la mesa, van en el sentido de que el ambiente represor y antidemocrático que existe dentro de ellas se traslade a la sociedad en su conjunto.
Ajustando los mecanismos de represión
El pasado 26 de febrero, el gobierno aprobó un real decreto por el que los militares ejercerán como agentes de la autoridad, al igual que policías y guardias civiles. Esto lo plantean en toda una serie de supuestos tan amplios ("grave riesgo, catástrofe, pero también en los supuestos de otras necesidades públicas en apoyo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en operaciones de vigilancia o como consecuencia de atentados terroristas u otros actos ilícitos y violentos") que prácticamente podrán ejercer de "autoridad pública" en todo momento.
¿Por qué precisamente en estos momentos el gobierno aprueba una medida de este tipo? Esto es una cuestión muy seria, que no se produce por casualidad. La crisis económica está golpeando duramente a las familias obreras. Pero, como estamos viendo, los ataques que ya hemos sufrido los trabajadores, no son suficientes y los capitalistas están preparando más. Saben que se enfrentan a un escenario de conflictividad creciente y prolongada y por eso la burguesa está haciendo los ajustes necesarios en el aparato represivo estatal para afrontarlas en las mejores condiciones.
Por otro lado en la Guardia Civil, la situación en este sentido no es mejor. Los guardias civiles que están luchando por construir sindicatos dentro de la "benemérita", sufren el acoso y la persecución más sistemática.
El último episodio en este sentido es la sanción por falta muy grave con seis meses de suspensión de empleo y sueldo, a cuatro dirigentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil. Este es el castigo por haber participado en la manifestación de policías y guardias civiles del 18 de octubre de 2008. Como no es la primera sanción que reciben por "faltas" similares, su permanencia en el cuerpo está más que amenazada.
También en la policía, aunque esta tiene derecho a contar con organizaciones sindicales en su seno, las limitaciones a su labor son importantes.
En contraste con esta realidad represiva cotidiana que sufren hoy en este país soldados, policías y guardias civiles y en un intento de ocultarla, el pasado 16 de febrero el ministerio de Defensa organizó un acto de homenaje a los militares que formaron parte de la Unión Militar Democrática (UMD), en el que se entregó la cruz del mérito militar y aeronáutico a 14 de sus antiguos miembros. En este acto hablaron de que en la labor que llevaron a cabo para la democratización del ejército "algunos de ellos fueron encarcelados, juzgados, condenados y expulsados". ¿Por qué la defensa de derechos democráticos ahora no es legítima? Este doble rasero no esconde el hecho de que hoy la situación no es mucho mejor para los que siguen luchando para que los soldados, policías y guardias civiles puedan tener derechos democráticos.
En resumen la democracia brilla por su ausencia en estas instituciones del Estado. Esto no es por casualidad. Este Estado es, en definitiva, el instrumento del que se dotan los capitalistas para defender sus privilegios y necesitan contar con palancas seguras para hacerlo, por eso no pueden consentir una policía, guardia civil o un ejército, donde los individuos que forman parte de ellos puedan tener derechos democráticos.
Pero es que además, lejos de avanzar hacia que la democracia entre en estas instituciones, las medidas que el gobierno está poniendo encima de la mesa, van en el sentido de que el ambiente represor y antidemocrático que existe dentro de ellas se traslade a la sociedad en su conjunto.
Ajustando los mecanismos de represión
El pasado 26 de febrero, el gobierno aprobó un real decreto por el que los militares ejercerán como agentes de la autoridad, al igual que policías y guardias civiles. Esto lo plantean en toda una serie de supuestos tan amplios ("grave riesgo, catástrofe, pero también en los supuestos de otras necesidades públicas en apoyo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en operaciones de vigilancia o como consecuencia de atentados terroristas u otros actos ilícitos y violentos") que prácticamente podrán ejercer de "autoridad pública" en todo momento.
¿Por qué precisamente en estos momentos el gobierno aprueba una medida de este tipo? Esto es una cuestión muy seria, que no se produce por casualidad. La crisis económica está golpeando duramente a las familias obreras. Pero, como estamos viendo, los ataques que ya hemos sufrido los trabajadores, no son suficientes y los capitalistas están preparando más. Saben que se enfrentan a un escenario de conflictividad creciente y prolongada y por eso la burguesa está haciendo los ajustes necesarios en el aparato represivo estatal para afrontarlas en las mejores condiciones.