Ya estamos acostumbrados a soportar las soflamas xenófobas de la derecha asociando inmigración y delincuencia, y hartos de las intolerables provocaciones y agresiones racistas de la gentuza de España 2000, Democracia Nacional y demás grupúsculos fascistas. Hasta cierto punto es lógico que la burguesía intente dividirnos y de vez en cuando nos suelte a sus perros. Lo más grave y realmente peligroso es que un gobierno de izquierdas se embarque en una salvaje campaña represiva contra los inmigrantes. Al enésimo endurecimiento de la Ley de Extranjería y el mantenimiento de los inhumanos Centros de Internamiento para Extranjeros (CIEs), hay que sumar las redadas masivas ordenadas por el Ministerio del Interior, capitaneado por Rubalcaba.
Numerosos efectivos policiales se están dedicando a "cazar sin papeles", identificando a todo aquel con aspecto de ser extranjero, principalmente en los intercambiadores de transporte público y en hora punta. Como consecuencia, miles de personas viven con el miedo constante a ser detenidos y deportados por el crimen de ganarse la vida honradamente y muchos más sufren el continuo acoso policial, y en ocasiones los malos modos y agresividad que los agentes despliegan también contra quienes intentamos solidarizarnos con los compañeros inmigrantes. Estas masivas e indiscriminadas redadas son tan abiertamente ilegales y anticonstitucionales que el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha llamado a la insumisión a sus afiliados para evitar la posibilidad de ser denunciados por detención ilegal.
Es necesario hacer frente a esta deriva represiva y evitar que el veneno del racismo se extienda entre los trabajadores. No lo conseguiremos apelando a principios éticos y morales, sino encarando el problema desde una perspectiva de clase. Seamos nativos o extranjeros, nuestros problemas tienen el mismo origen y quienes nos explotan y oprimen son los mismos. Por ello la unidad de la clase obrera en su totalidad es imprescindible. El papel de los sindicatos es fundamental; CCOO y UGT tienen que seguir el ejemplo del SOC-SAT, que correctamente está organizando en el campo andaluz a los trabajadores inmigrantes, tengan los papeles en regla o no.
Numerosos efectivos policiales se están dedicando a "cazar sin papeles", identificando a todo aquel con aspecto de ser extranjero, principalmente en los intercambiadores de transporte público y en hora punta. Como consecuencia, miles de personas viven con el miedo constante a ser detenidos y deportados por el crimen de ganarse la vida honradamente y muchos más sufren el continuo acoso policial, y en ocasiones los malos modos y agresividad que los agentes despliegan también contra quienes intentamos solidarizarnos con los compañeros inmigrantes. Estas masivas e indiscriminadas redadas son tan abiertamente ilegales y anticonstitucionales que el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha llamado a la insumisión a sus afiliados para evitar la posibilidad de ser denunciados por detención ilegal.
Es necesario hacer frente a esta deriva represiva y evitar que el veneno del racismo se extienda entre los trabajadores. No lo conseguiremos apelando a principios éticos y morales, sino encarando el problema desde una perspectiva de clase. Seamos nativos o extranjeros, nuestros problemas tienen el mismo origen y quienes nos explotan y oprimen son los mismos. Por ello la unidad de la clase obrera en su totalidad es imprescindible. El papel de los sindicatos es fundamental; CCOO y UGT tienen que seguir el ejemplo del SOC-SAT, que correctamente está organizando en el campo andaluz a los trabajadores inmigrantes, tengan los papeles en regla o no.