Como siempre ocurre en toda gran huelga de trabajadores, los medios de comunicación, las organizaciones y los gobiernos que sostienen los puntos de vista e intereses de los capitalistas, tratan de hacerlas invisibles, sepultándolas bajo una montaña de mentiras maliciosas, manipulaciones y distorsiones. Hoy estamos viviendo la furiosa campaña de descalificaciones contra la huelga de los trabajadores del Metro de Madrid, presentados poco menos que como unos criminales por luchar decididamente contra los recortes salariales. Pero ayer, en Euskal Herria, asistimos al mismo tipo de reacción histérica de la burguesía vasca ante la huelga convocada el por ELA, LAB, STEE-EILAS, ESK, HIRU, ENHE, CCOO y CGT. Una gran huelga general contra la reforma laboral y los planes de ajuste que ha tenido el respaldo de decenas de miles de trabajadores y de la inmensa mayoría de la juventud obrera, que ha paralizado la actividad productiva y la vida cotidiana llenando las calles de las principales ciudades y localidades de Euskal Herria de manifestaciones masivas y combatividad obrera. Todo ello, a pesar de la represión de la Ertzaintza contra los piquetes pacíficos de los sindicatos y los ridículos intentos del gobierno de Patxi López, que ha unido sus esfuerzos a los de los empresarios de Confebask, para proporcionar datos de participación completamente falsos: según el gobierno vasco el seguimiento ha sido tan sólo de un 5% de la Administración pública paró y en las empresas privadas entre un 19 y un 25%. Ridículo.
La propaganda de la burguesía no puede ocultar la realidad
Los dos datos más significativos de esta jornada de huelga han sido, por un lado, el gran parón en la industria y, por otro, las decenas de miles de jóvenes obreros que participaron en las manifestaciones.
Los trabajadores de la industria, que en Euskal Herria ha sido duramente atacada en estos dos últimos años con decenas de EREs, ha respondido de forma extraordinaria. Los sindicatos ELA y LAB dieron una información muy precisa sobre la participación industrial en la huelga: de las 480 empresas con más de 50 trabajadores de la CAPV, descontando aquellas que están en ERE y en fiesta por celebraciones patronales, en el 65% de ellas (311 empresas) pararon un 70% de sus trabajadores; en el 16% (79 empresas) pararon entre un 30 y un 69% de sus trabajadores; en el 13% (66 empresas) pararon menos de un 30% de sus trabajadores. Por territorios: Araba casi el 50% de las empresas superaron el 70% de seguimiento; en Bizkaia, el 60% y en Gipuzkoa, el 80%. En Nafarroa, el paro fue especialmente importante en Sakana, en toda la zona norte y en Iruña y su cinturón industrial con algunas grandes empresas del metal parando más del 50%.
Pero la industria no se quedó sola. Pese a las cifras insultantes dadas por el Gobierno vasco, los sindicatos informan que en la Administración autonómica de la CAPV el paro rondó el 55%; en Justicia, el 75% y en Osakidetza afectó de forma parcial a todos los centros sanitarios, entre otras cosas por los servicios mínimos abusivos. En las Haurreskolak (jardines de infancia) el paro rondó el 80%. Además en las administraciones locales y forales el paro fue muy amplio, resaltando los ayuntamientos de Tolosa, Ordizia, Beasain, Pasaia, Durango, Gernika, Galdakao, Orduña, Leioa, Muskiz, Agurain y Dulantzi, por ejemplo, donde fueron totales. En los de Barakaldo, Santurtzi y Portugalete también fueron importantes. En Nafarroa hubo paros parciales en el Gobierno de Nafarroa, Osasunbidea, Instituto Navarro de Bienestar Social, Deporte y Juventud, Emergencias y se extendió en los ayuntamientos de Iruñerria, Bortziriak y Sakana.
En la Construcción, obras importantes como las del IMQ en Zorrozaurre o la Torre Iberdrola en Bizkaia permanecieron paradas y en grandes empresas como Lemona Industrial, Rezola, Portland Valderrivas, Hormigones Lazkano, Altuna y Uria, Hormigones Azkue el paro fue mayoritario.
Petronor también paró. Asimismo los medios de comunicación públicos (EITB) funció sólo con servicios mínimos. Los periódicos GARA y Berria se sumaron a la huelga y no se publicaron, además de paros en las ediciones comarcales de Hitza y en las rotativas de Deia y Diario Vasco. Aunque el transporte tuvo servicios mínimos vergonzosos y abusivos, en realidad fueron sometidos a un gran piquete anti-huelga legal, en los autobuses de todas las capitales y los trenes de RENFE, Euskotren y Metro Bilbao el paro tuvo un seguimiento muy amplio, de igual forma que los puertos de Bilbo y Pasaia.
Algunos datos que desmienten el supuesto fracaso de la huelga en los comercios son, por ejemplo, el paro casi total de todo el grupo Inditex (Zara, Bershka, Massimo Dutti, Pull and Bear. Oysho, etc.). También pararon en H&M, en las perfumerías Marionnaud y en el sector de la alimentación como Sabeco, Lidl, Dia, BM, Carrefour Olaberria y Oiartzun, Alcampo y el Hiper Eroski de Abadiño.
Manifestaciones masivas
En cuanto a las manifestaciones, igual que ocurrió en la huelga general del 21 de mayo del año pasado, han sido muy numerosas y con una presencia masiva de jóvenes. En las manifestaciones de las cuatro capitales por la mañana, los sindicatos calculan que participaron unas 65.000 personas. Especialmente relevante fue la gran manifestación de Bilbo, una de las movilizaciones obreras más grandes que se recuerdan, con decenas de miles de asistentes. Es importante señalar la gran manifestación de Iruña, con más de 14.000 personas, una alta participación que se viene repitiendo en las últimas convocatorias sindicales y que muestra el ambiente de lucha entre los jóvenes y trabajadores navarros.
Además de las manifestaciones de por la mañana, por la tarde se convocaron decenas de movilizaciones en las capitales de comarcas, extendiendo de esta manera la participación todavía más.
La represión policial y patronal no doblega la voluntad de lucha de los trabajadores
La huelga ha sido un éxito porque miles de trabajadores han comprendido que los ataques del gobierno de Zapatero, especialmente la reforma laboral apoyada por los partidos burgueses nacionalistas de Euskadi y Catalunya, PNV y CiU, y por el PP, sólo se pueden parar luchando. Pero esta lucha lejos de haber sido fácil se ha tenido que enfrentar a una ofensiva rabiosa de la burguesía y su aparato policial y represivo.
En una gran cantidad de empresas, los trabajadores se han topado con una presión brutal, con chantajes y amenazas para que no fueran a la huelga. En una época como esta, con millones de parados, qué duda cabe que esas amenazas generan mucha preocupación, sobre todo con la alta precariedad laboral existente. A pesar de eso, miles de trabajadoras y trabajadores han plantado cara a sus patronos. Los piquetes han ayudado a que trabajadores que querían salir a la huelga, pero no podían por sí solos, se hayan sumado. Esto ha ocurrido especialmente en algunos comercios, donde obligaron a trabajadoras y trabajadores a abrir las tiendas por la tarde, cuando ya los piquetes no estaban presentes para defender sus derechos.
En el sector público, donde también la precariedad es enorme, la presión para evitar la participación en la huelga también lo ha sido. Además aquí la administración ha jugado con los servicios mínimos de una manera descarada para evitar una vez más que los trabajadores pudieran ejercer su derecho de huelga, sobre todo en el transporte y la sanidad.
Por si esto no fuera suficiente, la Ertzaintza se dedicó a defender con armas y dientes la propiedad privada. Ejercieron de guardias de seguridad de la patronal en las puertas de muchas empresas para hacer frente a los piquetes y donde estos se rebelaban les respondieron con porras y bolas de goma, causando numerosos heridos, como denunciaba CCOO. Hasta el diario El País tiene que hablar de "presencia intimidatoria de la Ertzaintza". La represión acabó con la detención de tres personas, la imputación a trece por desórdenes públicos y la identificación de varias decenas más por participar en los piquetes.
Los trabajadores quieren la unidad de acción
Si algo ha demostrado esta huelga, con una participación mayor que la del 21 de mayo del año pasado, es que cuanto más unitaria sea la lucha mayor fuerza tiene la clase obrera. Aunque los dirigentes de CCOO han querido justificarse con el argumento de que su huelga era por motivos diferentes a los de ELA y LAB y que por ello harían manifestaciones separadas, lo cierto es que convocaron el mismo día y eso ha sido recibido muy positivamente por los trabajadores.
Es evidente que los dirigentes sindicales están sufriendo una presión por parte de sus bases a favor de la unidad. Esto fue lo que llevó a CCOO a convocar el 29J. Qué CCOO convocara manifestaciones en puntos y horarios distintos al resto de sindicatos ha provocado también muchas críticas en su seno, lo cual es un indicativo de las aspiraciones de unidad que hay entre los trabajadores. De hecho, Unai Sordo, Secretario General de Comisiones Obreras-Euskadi durante una de las manifestaciones de ayer tuvo que decir que con esta huelga el conjunto de la clase trabajadora ha dado "un mensaje muy nítido y es que está demandando que los sindicatos seamos capaces de avanzar, sino en espacios de unidad sindical que son muy complicados, sí en espacios al menos de un mínimo de convergencia sindical (...) para que los trabajadores vascos puedan dar respuesta a las agresiones que sufren del conjunto de las administraciones públicas".
La experiencia es que la clase obrera vasca, por la base, ha estado unida en muchas luchas y huelgas de empresa, pero también ayer en la huelga general, tal como explicaba a GARA un veterano sindicalista que participó en los piquetes de las cocheras de los autobuses en Elorrieta, Bilbo: "En Elorrieta hemos estado más de 300 personas de la mayoría sindical vasca y ha habido compañeros de CCOO, también". Estos deseos de unidad también existen en la UGT, a pesar de que su dirección se resiste a escucharlos de una manera lamentable. De hecho, muchos obreros ugetistas han participado en la huelga de 29J junto al resto de sus compañeros de trabajo, dejando en evidencia la postura absolutamente errónea de la dirección de la UGT.
A pesar de que un 80% de la fuerza sindical de la CAPV ha convocado esta huelga, los medios de comunicación burgueses han propagado a los cuatro vientos la división sindical. Y no señalan esto por casualidad. Saben que es un motivo de debilidad y lo utilizan. Es por tanto urgente corregir una situación que sólo beneficia a la burguesía vasca y a la del resto del Estado español. La clase obrera de Euskal Herria necesita de la máxima unidad de acción de todas sus organizaciones sindicales, y necesita ligarse y luchar de manera unificada con sus hermanos de clase del resto del Estado y del resto de Europa, si queremos tener la fuerza suficiente para parar los ataques a los que nos enfrentamos. Una misma agresión para todos requiere una misma respuesta contundente en la calle, y esto no debe ni puede ser un obstáculo para que las posiciones y críticas legítimas de cada organización sindical se defiendan políticamente y democráticamente en las asambleas obreras.
La presión a favor de la unidad en la lucha es un sentimiento cada vez más vivo entre la clase obrera vasca. La mayoría sindical debería apoyarse en este sentimiento para, con sus propias consignas y programa, con sus propios métodos de lucha, llamar también a la huelga general el 29 de septiembre y asegurar que ese día, la clase obrera de Euskal Herria y de todo el Estado español se movilizan como un solo puño contra los planes de ajuste y la reforma laboral. La burguesía española, la burguesía nacionalista vasca, la catalana, el gobierno vasco, la Generalitat y el Gobierno central, han establecido su Frente Único. Los trabajadores y sus organizaciones debemos hacer lo mismo, un Frente Único contra la crisis capitalista y los planes de ajuste, contra los recortes salariales, la reforma laboral y el aumento de la edad de jubilación, basado en la fuerza de la clase obrera, en la movilización unitaria, masiva y continuada, hasta vencer.