La plaza de Benimaclet a rebosar, con cientos de vecinos animados por esta muestra de solidaridad y fuerza, fue el resultado del llamamiento hecho en este barrio de Valencia para movilizarse, el pasado 10 de diciembre, contra las provocaciones y agresiones fascistas de España 2000. Jóvenes, niños, mayores; valencianos e inmigrantes; la composición fue muy variada. Destacaba, además de la pancarta principal, la de la asociación de ecuatorianos Rumiñahui (con sede en Benimaclet), así como los sonidos de la colla de dolçaina i taball de la Assemblea de Veíns. La hoja conjunta que repartió el Sindicato de Estudiantes y El Militante (también con local en el barrio) tuvo muy buena acogida.
Hace pocos días la sede del PSPV-PSOE en L'Olivereta (otro barrio valenciano) fue atacada; también locales de Esquerra Unida, el Bloc, ONGs y organizaciones independentistas han sido agredidos. En Benimaclet, después de una semana de intimidaciones y agresiones (al menos tres vecinos fueron agredidos), el Centro Social Terra fue visitado por el reconocido fascista José Luis Roberto el Cojo, y por una quincena de sujetos, que se dedicaron a amenazar y provocar a los presentes. Compañeras del Sindicato de Estudiantes y de El Militante también han sido víctimas de intimidaciones, y una de ellas de insulto por ser inmigrante.
La concentración del 10 debe tener continuidad. Debe ser el primer paso de una campaña intensa, en Benimaclet y fuera, para denunciar y parar los ataques fascistas, y para combatir los prejuicios racistas que intentan sembrar. Una campaña que culmine (en una primera fase) en una manifestación masiva, bien convocada. La unidad conseguida en este barrio es un logro que hay que preservar y extender; a la concentración han convocado las asociaciones de vecinos y comerciantes, todas las AMPAs, otras organizaciones como el Centro Social Terra, y cafeterías con actividad cultural y política como el Kaf Café. Las organizaciones sindicales y políticas de izquierda deben implicarse decididamente en una movilización masiva por las calles de Valencia, sólo demostrando fuerza aislaremos a estos elementos, utilizados desde las alturas para amedrentar al movimiento y crear prejuicios racistas.
Los cientos de vecinos movilizados (en una parte importante convocados por las diferentes AMPAs) demuestran el potencial existente. El éxito de la convocatoria se produjo pese a la falta de información (de la que se quejaban muchos asistentes), de carteles y octavillas. Básicamente la convocatoria fue a través del boca a boca y de forma interna de cada una de las asociaciones convocantes. No puede caber ninguna duda de que con una campaña de buzoneo masivo, de reparto en los diferentes ejes del barrio, de carteles en cada comercio, la respuesta puede ser extraordinaria. También es muy importante implicar de forma más activa a los inmigrantes y, especialmente, a sus asociaciones, muchas de ellas con sede en Benimaclet.