(Báguena 1955- Zaragoza 2010)
El pasado viernes 15 de octubre falleció Fernando Martín Sánchez, destacado dirigente sindical aragonés y activista incansable en cuantas causas pudo para mejorar la sociedad y la tierra donde vivía. Su honestidad y compromiso fueron ejemplo para cuantos tuvieron oportunidad de conocerle. Desde muy joven inició una senda reivindicativa en el movimiento comunista aragonés, con su militancia en Liberación y las embrionarias Comisiones Obreras del sector del metal, alzando la voz ante el franquismo por la conquista de los derechos políticos y sindicales que hoy disfrutan las generaciones siguientes.
Fue también un trabajador incansable, referente para sus compañeros en el tajo y en la mesa de negociación. Hasta el último momento estuvo enfrascado en los detalles de la firma su convenio y las próximas elecciones sindicales en Alumalsa, empresa en la que desempeñó responsabilidades sindicales hasta alcanzar la presidencia del Comité en los últimos años. Inconformista radical, se exigió siempre más a sí mismo que al contrario, defendió sus ideas sin sectarismo y practicó un diálogo permeable que no abría resquicios ni concesiones en sus principios.
Recibió el reconocimiento desde todos los ámbitos por su honestidad personal, que impregnó todas sus facetas de la vida: tanto en lo político, como en lo sindical y lo personal. A pesar de ello, renegó de protagonismos excesivos y dejó para otros los cargos destacados, prefiriendo siempre las labores más cercanas a sus compañeros. Como militante de CCOO, defendió una organización sindical abierta, dinámica, plural y democrática, de acuerdo a los supuestos de la corriente de los críticos en la central, que tuvo en Fernando uno de sus puntales en Aragón.
También destacó en el compromiso con esta tierra, que plasmó en otras tantas militancias en movimientos sociales y ecologistas, desde las que defendió una gestión responsable del agua inseparable de la creación de un entorno habitable, con propuestas para hacer de Zaragoza un modelo de ciudad armoniosa con el medioambiente. Estas posiciones le llevaron a formar parte del Consejo Regional, en una de las pocas concesiones que hizo su naturaleza sobria, humilde sin imposturas.
Estos días sus compañeros revisan anécdotas y buscan consuelo ante la pérdida de un hombre sencillamente bueno, obligados a vivir "sin su sonrisa, sin su bigote y su coleta, sin su generosidad sin límites, sin su presencia".
