Los resultados electorales en Castilla-La Mancha no han sido una excepción a la tendencia general. El PSOE ha perdido por primera vez el gobierno de la comunidad autónoma al conseguir 64.000 votos menos que hace cuatro año y un 43,38% de los votos frente al 48,13% del PP. Estos datos demuestran la bancarrota política de la socialdemocracia y de la política de reformas a favor de los empresarios.

A pesar del discurso de Barreda, en el que públicamente se intentaba diferenciar del gobierno central, como hizo con el caso del ATC, la política hídrica, etc., la realidad es que su política no ha sido muy diferente de la llevada a cabo por Zapatero: millones de euros para construir el aeropuerto privado de Ciudad Real, con el resultado de la quiebra de Caja Castilla-La Mancha; las Viviendas de Iniciativa Público-Privada que han supuesto más beneficios para las grandes constructoras; etc. mientras no hacía nada por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. En Castilla-La Mancha el paro ha subido desde el primer trimestre de 2008 un 141%, pasando de los 89.600 parados a los 216.100 reflejados en la EPA del primer trimestre de 2011.
Guadalajara ha sido la clave de la victoria del PP ya que ha ganado por más de 15.000 votos, lo que ha supuesto conseguir dos diputados más que el PSOE, lo que les ha permitido alcanzar la mayoría absoluta en la comunidad, además de revalidar su mayoría en el ayuntamiento ampliamente. Esto no se debe a que la sociedad en Guadalajara se haya derechizado, sino que se debe a la pasividad absoluta del PSOE frente al cierre de empresas y la amplia subida de paro en la provincia. Cuando se planteó el cierre de empresas como Avicu o Progalsa y los trabajadores decidieron luchar por defender sus empleos, el gobierno del PSOE tuvo una oportunidad única para decidir ponerse al lado de los trabajadores, pero eligió el bando contrario, y mientras los que iban a quedarse en el paro pedían que la Junta se hiciera cargo de la fábrica, el gobierno de la comunidad autónoma decidió situarse por encima del bien y del mal y permitir a estos dos empresarios sin escrúpulos cerrar las empresas dejando directamente a más de 500 trabajadores en la calle, y a otros tantos de forma indirecta.
Izquierda Unida tampoco es una excepción en cuanto a la tónica de los resultados en el resto del estado. Ha dado un paso adelante, aumentando en algo más de 12.000 votos (un 22% más que en 2007), aun así no ha conseguido ningún diputado autonómico. A pesar de su avance, los resultados reflejan que IU no ha aprovechado todas las oportunidades que la situación le ha brindado: el amplio ambiente de crítica y la voluntad de movilización de una parte importante de la juventud y los trabajadores abría la puerta de par en par para que Izquierda Unida se colocara al frente de las movilizaciones en contra de los recortes. También le ha pasado factura actuaciones como la de dejar durante unos meses gobernar al PP en la ciudad  de Azuqueca de Henares, con enormes tradiciones obreras, donde IU ha perdido 400 votos y un concejal. Este tipo de políticas hacen que se vea como parte del mismo engranaje de la política oficial. Para que IU pueda crecer y aumentar en número de votos necesita ponerse decididamente al lado de la clase obrera y la juventud y romper con la política de paz social impuesta por los dirigentes sindicales que sólo beneficia a los empresarios.
Con la llegada del PP a la Junta, con María Dolores de Cospedal a la cabeza, nadie duda de lo que nos espera en Castilla-La Mancha: recortes y más recortes. Ya ha dejado claro que quiere reducir el gasto público, lo que echará más leña al fuego del descontento social.

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