Ayer, tras la convocatoria de la organización Escola Valenciana en contra de la eliminación de la línea de valenciano (convocatoria a la que acudieron 5.000 personas, que abarrotaban una de las principales plazas de Valencia), hubo una reconvocatoria que se convirtió en una multitudinaria manifestación espontánea de al menos 7000 personas, exigiendo la liberación de los detenidos en la mañana de ayer.
Ante los acontecimientos de la mañana, en los que la policía cargó con brutalidad contra los manifestantes que protestaban a las puertas de las Cortes, con un resultado de al menos 15 heridos y 5 detenidos, hubo un efecto llamada en la que miles de trabajadores y jóvenes empezamos a formar una manifestación en un ambiente de reivindicación y fuerza. Yo misma me uní a ella sin saber muy bien a dónde iba, y eso les pasó a muchos trabajadores que salían de sus trabajos, o que caminaban por allí. La policía local tuvo que ir cortando el tráfico a nuestro paso y fuimos caminando entre consignas por la liberación de los detenidos, y otras muchas consignas que acallaban en algunos casos a las charangas (que tocaban canciones populares revolucionarias entre los cánticos y saltos de la gente).
Anduvimos durante más de dos kilómetros hasta la comisaría al grito de ‘no nos vamos sin los detenidos’, ante la atenta mirada de un montón de antidisturbios. Fue especialmente emotivo el encuentro, entre aplausos y gritos, de la gente que venía de la concentración de Escola Valenciana (y que iba cortando el tráfico y uniendo a nuevos pequeños grupos), y los concentrados frente a la Delegación de Gobierno.
Es digno de destacar, no sólo el fantástico ambiente de fuerza que se respiraba, con gritos en contra de la actuación de los policías, sino el ánimo de la gente que aplaudía la manifestación desde los balcones, y de los trabajadores que hacían lo mismo a las puertas de las tiendas donde trabajan. Una compañera habló por el megafono diciendo que ‘esto es sólo una prueba más de que debemos continuar la lucha, unificarla y extenderla’. Finalmente, casi a las 11.30 de la noche, seguía habiendo allí más de mil personas; se anunció que los compañeros detenidos estaban en el juzgado. Ante las propuestas de esperar donde estábamos o de ir al juzgado, la gente continuó la marcha hata la puerta de los juzgados, donde esperaron a la liberación. Se esperan más concentraciones para la retirada de los cargos.
Aunque el motivo es muy poco deseable, la reacción ha sido maravillosa.